Decenas de llamaradas estelares hacen inhabitable Próxima b

Próxima Centauri, la estrella más cercana al Sol y hogar de un planeta rocoso a una distancia óptima para el agua líquida, ha emitido al menos 23 grandes llamaradas en los últimos dos años.

El hallazgo, que disipa en la práctica la posibilidad de vida en ese mundo, conocido como Próxima b es el resultado de un estudio dirigido por Howard Ward, candidato a doctor en física y astronomía en la UNC Chapel Hill, usando la red de telescopios Evryscope

El rango de energía medido de dichas llamaradas estelares y la eyección de masa coronal asociada, permitió al equipo determinar qué efectos tendría esta estrella en una atmósfera de nitrógeno-oxígeno.

Esto incluyó por cuánto tiempo la capa protectora de ozono del planeta podría resistir las explosiones y qué efecto tendría la exposición regular a la radiación en los organismos terrestres.

La frecuencia de tales llamaradas es suficiente para reducir el ozono de una atmósfera similar a la Tierra en un 90 por ciento en cinco años, según el estudio.

Una de las llamaradas, tan poderosa que fue letal para cualquier vida tal como la conocemos, ocurrió en marzo de 2016, dada la intensidad de la luz ultravioleta producida.

Esencialmente, este –como otros estudios– han concluido que cualquier planeta que orbite Próxima Centauri no sería habitable por mucho tiempo, y probablemente se convirtieron en bolas de roca sin vida hace mucho tiempo.

Pero, según sus autores, más allá de nuestro sistema estelar vecino más cercano, este estudio también tiene implicaciones para otros sistemas estelares de tipo M. Como explican, las estrellas enanas rojas son las más comunes en nuestra galaxia, aproximadamente el 75 por ciento de la población, y dos tercios de estas estrellas experimentan actividad de brote.

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