SERGIO PITOL

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El mexicano Sergio Pitol hace de sus memorias un juego literario

Agencia EFE, Lunes, 26 de septiembre 2005
Al escritor mexicano Sergio Pitol la literatura le ha salvado y ordenado la vida. Así lo cuenta hoy, a sus 72 años, en el libro de memorias titulado "El mago de Viena", que acaba de salir en España y con el que viaja al fondo de una memoria esculpida con libros y viajes.

"La memoria es la madre de la literatura y este libro es la felicidad plena para mí, porque he descubierto cosas mías que estaban escondidas, encapsuladas en esa recámara que vamos engordando, y porque incluye todo de todo", relata hoy a Efe el autor.

Pero la visita de Sergio Pitol (Puebla, México, 1933) a España tiene un doble objetivo, ya que, además de publicar "El mago de Viena", editado por Pre Textos, en los próximos días saldrá también una selección de sus cuentos, bajo el título "Cuentos completos", editado por Anagrama y con un prólogo de 40 páginas escrito por Enrique Vila Matas, gran amigo y admirador del autor mexicano.

Sergio Pitol, Premio Nacional de Literatura en su país y premio Juan Rulfo y Mazatlán, entre otros galardones, está considerado uno de los autores de culto por su gran formación intelectual, su aire romántico y bohemio, y por su vocación de empedernido viajero, además de por haber sido diplomático en Europa central y traductor de ruso, inglés, francés, italiano, checo y alemán.

Un afán por el viaje que le salvó al literato de morir, tras una infancia trágica. Cuando apenas tenía seis años, su padre murió de meningitis, su madre se ahogó en un río y, "pocas semanas después, mi hermanita también murió de desesperación".

El estuvo convaleciente y en cama muchos años, un tiempo que llenó con grandes lecturas: los rusos, Dostoievski, Tolstoi, Gogol, o Faulkner; y luego quiso recuperar todo el tiempo perdido viajando.

Pero el hecho que, según Pitol, marcó un antes y un después en su vida, y por ende, en su literatura -puesto que no concibe, dice, "separar vida y literatura"-, fue el hecho de someterse a una sesión de hipnosis hace catorce años, "una dura experiencia" que, asegura, le reconcilió con su pasado.

"Me abrió muchas ventanas internas y todo lo que he escrito últimamente es fruto de la hipnosis", precisa Pitol.

Experiencia que también queda reflejada en el "Mago de Viena", un título que, según explica el autor, hace referencia a Freud, al que sus amigos llamaban "El Mago de Viena", y también a la calle Viena, en México D.F., donde vive un mago amigo de Pitol, y donde también está la casa donde vivió y murió Frida Kahlo y la casa donde vivió Trotski hasta que le mataron.

En "El mago de Viena", Pitol, además de desnudarse, intercala narraciones ficticias y roza otros géneros literarios para "potenciar la memoria y la escritura", aclara; y así, se mezclan sus autores favoritos con sus viajes, encuentros, reflexiones y con el experimento literario.

Incluso bromea con el título de su libro y escribe: "modelo perfecto de literatura light es "El mago de Viena", novela que navega con banderas triunfales en más de una docena de idiomas, y ha fascinado a todos los estratos sociales, salvo a la displicente capa de los analfabetos, por supuesto".

Estas memorias fueron pergeñadas por el autor en Cuba, hace un año, mientras estaba internado en un hospital de La Habana, el mismo donde estuvo Maradona, curándose de su adicción a las drogas.

"Es un sitio maravilloso, un hospital excepcional, donde estuve una temporada y donde salió esa parte de la memoria que estaba enrocada", concluye el autor de "El arte de la Fuga" o "Vals de Mefisto", entre otros títulos.