Se acerca a ella con desparpajo, y se pega como una lapa con la clara intención de meterle mano a toda costa.
Es un niño chino de 9 años que la espera en un callejón de algún recóndito lugar de China, y que no se corta a pesar de la reticencia y de los bolsazos que recibe.
En su torpeza, cae al suelo varias veces, aunque no desiste en su lamentable empeño, hasta que ve cómo se acerca un coche de Policía.
Es entones cuando pone pies en polvorosa, perdiéndose de vista.
La mujer atacada no daba crédito.