Se le fue la mano con las bebidas alcohólicas que subió de extranjis en el Boeing 747 de la compañía Virgin Atlantic que iba a despegar del aeropuerto de Gatwick, rumbo a México, y el mal trago que ha pasado levanta por partes iguales pena y rechazo.
Y es que la mujer, una treinteañera algo lanzada, entabló algo más que amistad con el compañero que le tocó en el asiento contiguo, un avispado veinteañero que la propuso en un momento dado acompañarle al baño a desahogarse. Así, ni corta ni perezosa, se marchó con él en los aseos, donde estuvieron lago rato practicando sexo.
Una de las azafatas, mosqueda por la tardanza en salir de ambos, -y al parecer avisado por el listo de turno que filmaba la escena móvil en mano-, abrió la puerta y los pilló: el chico estaba sentado en la taza del váter y la mujer, de rodillas, le practicaba una felación.
Según da cuenta ‘The Sun‘, la auxilar de vuelo le espetó a la fémina: «¿Pondrías en peligro sus vacaciones por una mamada de mierda?».
Una vez fuera del baño el hombre explicó, sin mucha credibilidad, que la mujer se había puesto enferma y él la había ido a socorrer.
Cuando los dos volvieron a sus respectivos asientos, les cayeron aplausos y abucheos, pero la peor parada fue la chica. Su amiga, que viajaba con ella, empezó a echarle la bronca por el numerito para acabar peleándose. El piloto, que no daba crédito al esperpento que se había organizado en su vuelo, decidió llamar a la policía.
Cuando el avión tomó tierra en Cancún los oficiales de vuelo escoltaron a la mujer hasta el lugar donde esperaban los agentes.
«La seguridad y el bienestar de nuestros clientes y tripulación es nuestra principal prioridad, y no toleraremos ningún comportamiento que comprometa esto»,
explicó la compañía en un comunicado.
La cliente problemática ha sido excluida de viajes futuros en aviones Virgin Atlantic.