El único fin es tratar de desestabilizar al equipo campeón y dar oxígeno a su Madrid
José Luis Carazo ha empuñado su lanza culé y ha reaparecido en el campo de batalla para imponer, de nuevo, la justicia futbolística en el mundo del periodismo deportivo. ¿El enemigo? El de siempre, la ‘caverna mediática’. El mismo que, según el, ha «lanzado una cruzada desmesurada contra el barcelonismo».
Los dardos del columnista de Sport se dirigen esta vez contra el ‘Ejército Blanco’ del programa en el que colabora ocasionalmente: Punto Pelota en Intereconomía.
«Estaban agazapados, pero han bastado dos tropiezos seguidos del Barça (empate ante el Spórting en Liga y derrota frente al Arsenal en Champions) para que el ‘Ejército Blanco’ de Punto Pelota y el resto de la caterva de la caverna mediática lancen una cruzada desmesurada contra el barcelonismo, con el único fin de tratar de desestabilizar al equipo campeón y dar oxígeno a su Madrid»
Carazo ha puesto cara, nombres y apellidos a esos osados que se atreven a desafiar el poder establecido en el mundo del fútbol español bajo la protección del espacio que presenta Josep Pedrerol:
«Desde ayer los ataques fueron furibundos, coléricos, rabiosos, corajudos e impetuosos. José Damián González hablo, tras la derrota del once azulgrana en el Emirates Stadium ‘de un ataque de soberbia del Barça’. Pedro Pablo San Martín aseguro que ‘a este Barça se le acaba la cuerda’.»
«Tomás Roncero, el enemigo uno de las peñas blaugranas, reseñaba sin escrúpulos que ‘este Barça va de sobrado, tanto que ni se mira al espejo…’. Y ya no hablamos de la caverna mediática. Títulos como el ‘Arsenal de Cesc rompe al Barcelona’ o ‘Cañonazo en Londres’ lo dicen todo»
El huracán Carazo amenaza a todo. No es sólo la lucha contra los periodistas o medios de comunicación disidentes. También los aficionados del eterno rival tienen motivos para estar preocupados:
«A los madridistas habría que recordarles que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Son gente que se empeña en no querer ver la verdad ya sea porque les da miedo, porque no les gusta o porque simplemente están mejor creyendo sus propias mentiras. Son los que acostumbran a ponerse una venda en los ojos antes de enfrentarse a la realidad y dedicarle los cinco sentidos en busca de la verdad»
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