Era la noche, su noche. Era probablemente una de sus últimas oportunidades… y la aprovechó con creces. James Rodríguez fue el protagonista de la victoria, contundente, amplia y clara, del Real Madrid sobre el Sevilla en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey. Con una actitud ejemplar, dos goles y ofreciendo soluciones desde el punto de vista creativo y de toque en el centro del campo, el ‘10’ demostró no solo que quiere engancharse al barco, cada vez más ilusionante, que representa el viaje de esta temporada del equipo blanco, sino que además, está para ser perfectamente titular ahora mismo.
Lo dijo Zidane antes del partido, en la rueda de prensa previa al mismo, la primera para él de 2017: “¿El significado de mi abrazo con James? Sí, hemos hablado.
Él dijo también que quería quedarse aquí porque está en el mejor club del mundo […] Al final, James es un jugador del Madrid, es un jugador importante y me voy a comportar con él como con los demás […] Cuando tú no juegas una final estás enfadado. Yo entiendo que a veces es difícil”. Al igual que siempre, apagando fuegos e intentando convencer a todos de que no hay nada personal entre el de Cúcuta y él.