Parece que la carrera deportiva de Neymar va a estar abocada casi de forma permanente a las polémicas en lo que a cuestiones económicas, contratos y demás asuntos de su entorno se refiere.
El jugador, que hace poco más de un mes parecía perfectamente centrado y tranquilo en el Barça, ha dinamitado esa tranquilidad con una ‘pataleta’ para muchos todavía inexplicable y que le llevó, en el día de ayer, a despedirse de sus compañeros de equipo y del cuerpo técnico. Se va sin más, porque le da la gana, dejando al Barça descabezado y sumido en una profunda crisis, y montando un lío descomunal en el mercado español y europeo de fichajes que va a acarrear un ‘circo’ que no ha hecho más que empezar.
El primer capítulo de ese circo, esta misma mañana. Tres emisarios acudían a la sede de la Liga de Fútbol Profesional con el abogado Juan de Dios Crespo a la cabeza, para depositar la cláusula de rescisión de 222 millones de Euros a través de la cual el futbolista podrá obtener su libertad y firmar por el PSG. Sin embargo, la LFP ha cumplido con las amenazas que desde última hora de este miércoles había ido lanzando su presidente, Javier Tebas: el organismo no ha aceptado el cheque.
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