Mantener los pies en el suelo. Ese será, a partir de ahora, el reto principal que tendrá Zinedine Zidane en el Real Madrid. Los dos títulos conquistados en lo que llevamos de verano demuestran que, a día de hoy, no hay conjunto capaz de hincarle el diente al doble campeón de Europa, campeón de la Liga y Supercampeón de Europa y de España. Pero precisamente por eso, el mayor peligro es que los futbolistas se lo crean y bajen los brazos inconscientemente. Que empiecen a jugar menos tensionados, y que se dejen sorprender en el comienzo de una nueva Liga en la que el Real es el rival a batir por todos.
De entrada, está por ver si a Zizou le saldrá igual de bien este curso el mismo plan que utilizó para llevarse la competición de la regularidad la temporada pasada. En la 2016-2017 contaba casi con dos equipos titulares, y con un banquillo conformado, en su gran mayoría, por jugadores de enorme calidad, que serían titulares en cualquier otro equipo, e incluso con capitanes de selecciones importantes. Eso no pasa esta temporada. El Madrid sigue teniendo un banquillo increíble, lleno de variantes y alternativas, pero ha apostado por una juventud extrema y menos experiencia en pos del futuro de su plantilla.
Hombres como Dani Ceballos, Marcos Llorente, Jesús Vallejo, Theo Hernández o Borja Mayoral suplen a los Pepe, James, Morata o Coentrao. Y eso, en partidos en los que el técnico introduzca de golpe siete u ocho cambios como hacía el año pasado, podría notarse ante rivales ‘curtidos’ de la Liga.
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