En un mundo como el actual, en el que la capacidad de relacionarse como los demás es un factor cada vez más importante en las carreras profesionales, el causar una buena impresión desde el primer momento es fundamental. De ella puede depender o no el conseguir un empleo en una entrevista de trabajo, el cómo encajar con los compañeros de trabajo con todo lo que eso implica, el tener éxito haciendo ‘networking’. O, si el puesto exige tratar con terceras personas, que éstas se marchen satisfechas del trato recibo. Y no digamos ya si a lo que se dedica uno es a las ventas.
Algunos elementos determinantes de esa primera impresión que causamos a los demás quedan fuera de nuestro control, pero hay otros que no, que podemos manejarlos para causar ese efecto que deseamos. Veamos cómo de la mano de Jayson Demers, fundador y presidente de AudienceBloom, la empresa de marketing digital.
Lo primero de todo es cuidar la apariencia. La apariencia no debería importar tanto como la personalidad o las capacidades y cualificaciones de cada uno, pero la realidad es que sí cuenta, y mucho. De hecho, con mucha frecuencia es lo que determina la primera impresión que se causa en la mente de los demás, y luego es difícil cambiarla. Aunque no debería tener que decirse, deben tenerse buenos hábitos de higiene personal y, además, asegurarse de vestirse de forma adecuada en cada momento y para cada situación. En este caso, si no se es capaz de encontrar el punto adecuado siempre es mejor pasarse por ir bien vestido que quedarse corto. Preste también atención los detalles, como ir bien peinado o con la ropa sin arrugas, porque, le guste o no, esos detalles cuentan.
En segundo lugar, es muy importante controlar y emplear con seguridad y confianza el lenguaje corporal. Éste dice tanto o más de usted que sus palabras. Mantenga una postura abierta y que invite a los demás a acercarse y hablar; de lo contrario, parecerá frío y distante. Gesticule con sus brazos y sus manos cuando hable, sobre todo para remarcar los puntos importantes en su conversación, pero tenga cuidado de no exagerar mucho sus movimientos porque podría parecer un lunático. De vez en cuando entable contacto visual con varias personas si se encuentra en un lugar repleto de gente, sin romperlo ni muy pronto ni muy tarde. Por último, asegúrese de mantener la espalda recta y los hombros hacia atrás, tanto si está sentado como de pie. Es una postura que transmite confianza y que, además, puede ayudarle a hablar y respirar mejor.
A la hora de iniciar una conversación, hágalo de forma natural. No vaya directamente al grano, esto es a la conversación superprofesional, pero tampoco se demore mucho con otras cosas. Cuando se encuentre por primera vez con alguien, háblele como lo haría con un amigo o un conocido. En otras palabras, hable con él o ella como lo que es: una persona. Relaje la situación con una conversación natural, interpersonal. Es un elemento muy importante de la interacción social. Pregunte a los demás como están, hable del tiempo, de deportes, o de alguna otra ocasión en que se hayan visto. Hace que todo resulte más personal y forma una primera impresión mucho mejor siempre y cuando uno no se dedique a divagar.
Sea consciente de sus emociones. Es muy fácil que lo dominen si está teniendo un mal día, incluso aunque trate de que no sea así, ya sea por estrés personal, por un problema de tráfico en el camino, porque algo le ha estropeado sus planes para el fin de semana,… Sus tensiones emocionales se trasladan con facilidad a su voz, sus acciones y su lenguaje corporal, incluso aunque usted intente impedirlo. Para evitarlo, tómese unos pocos minutos antes de cualquier reunión o encuentro para aclarar su cabeza, poner en cuarentena a esas emociones negativas y concentrarse en lo positivo que tiene ante usted.
También es importante sonreír e, incluso, reír. La sonrisa y la risa son contagiosas; cuanto más sonría, cuanto más se ría, más probable es que la persona con la que está haga lo mismo también. Entonces, y de forma inconsciente, esa persona asociará el encuentro con usted con una experiencia de emociones positivas, lo que le dejará una mejor impresión de usted. Además, la risa y la sonrisa indican que usted es una persona divertida y con la que es fácil tratar.
Otra cosa que es importante es escuchar de forma activa. A la gente le gusta que se le escuche cuando habla. Nunca interrumpa a otra persona o deje entrever que no está prestando atención. Hacerlo puede arruinar sus esfuerzos para causar buena impresión. En vez de eso, esfuércese en escuchar a la otra persona. Muestre que está prestando atención asintiendo con la cabeza, manteniendo el contacto visual, ofreciendo un reconocimiento verbal entre frases y resumiendo lo que la otra persona ha dicho para demostrar que, en efecto, le ha escuchado. Hacer eso le hará alguien que de verdad escucha a los demás y, por tanto, una gran persona.
Por último, y lo más importante, sea usted mismo, algo que se olvida con mucha frecuencia. Si no es usted mismo, su lenguaje corporal, su conversación informal, su sonrisa, podrían acabar resultando artificiales o haciendo que usted parezca un robot. No se ponga su máscara ni entierre su identidad personal. Por el contario, sea usted mismo. Actúe de forma natural y muestre esos rasgos de su personalidad que hacen de usted quien realmente es. La gente aprecia la sinceridad y aborrece la artificialidad.
