EN BREVE PLAZO REPRESENTARÁ EL 2% DEL EMPLEO A NIVEL MUNDIAL

Crowdsourcing, o el auge de la creatividad colectiva

Esta nueva tendencia de trabajo consiste en 'abrir convocatorias' en plataformas especializadas para que las personas inscritas puedan ofrecer ideas frescas, innovadoras y relevantes para el negocio

Crowdsourcing, o el auge de la creatividad colectiva
Carlos Jean. EP.

Crowdsourcing, que podría entenderse algo así como creatividad colectiva, es otro de esos palabros relacionados con internet con el que vamos a tener que familiarizarnos. El término fue acuñado por el periodista tecnológico Jeff Howe y Mark Robinson, editor de la revista Wired, en 2006 y por él se entiende la práctica de hacer una llamada, en plataformas especializadas, a una comunidad para resolver un problema, mediante una competición o una colaboración. Se trata de que las personas inscritas en estos sitios puedan ofrecer soluciones, ideas frescas, innovadoras y relevantes para el proyecto de negocio.

Este modelo permite a las empresas reducir costes, lo que conlleva poder destinar recursos a otras áreas. Al mismo tiempo, según el prestigioso semanario The Economist, «el crowdsourcing representará, en breve plazo, el 2% del trabajo del mundo».

El crowdsourcing también permite conectar a personas en la pobreza y a empresarios que necesitan mano de obra tecnológica y, de esta forma, conseguir un beneficio para ambas partes. Samasource es la plataforma que recluta a personas necesitadas en países desfavorecidos, durante 3-4 semanas les proporciona formación, y finalmente les consigue trabajo a través de la red. Estas personas realizan microtareas, como la moderación de contenidos o la creación y enriquecimiento de bases de datos.

La creatividad colectiva aúna talentos creativos para desarrollar diseños, contenidos, banners, logos, y todo tipo de trabajos creativos. La ventaja del crowdsourcing en estos casos es que permite llegar a un público muy amplio y obtener resultados que mejoran la solución de una sola persona.

Uno de los ejemplos más conocidos es el premio de un millón de dólares que convocó Netflix, empresa estadounidense de cine y televisión bajo demanda, en el que el reto consistía en mejorar el algoritmo que había realizado internamente la compañía, para recomendar películas a los usuarios del videoclub online. El resultado: más de 50.000 modelos subidos, de más de 180 países diferentes, con un resultado final de un 10% de mejora del algoritmo original. Y por supuesto, un millón de dólares para el equipo ganador.

Microsoft también se ha apuntado a la creatividad colectiva para probar el Windows 10. En este caso, la comunidad escogida es la de usuarios de Windows. Y la tarea que se les encomienda desde Microsoft es la de descargar una versión preliminar de Windows 10 para probarla y hacer llegar sus opiniones y comentarios al equipo que lo desarrolla.

Por su parte, Greenpeace utilizó este tipo de solución para resolver cómo fabricar bombas de riego transportables y alimentadas por energías renovables, para los agricultores de la India. A su vez, Lego utiliza la creatividad colectiva con el fin buscar ideas para nuevos diseños de sus juegos de piezas. Los usuarios introducen diseños, luego son votados por la comunidad, y los que consiguen 10.000 votos son evaluados por el equipo de la juguetera. El diseño ganador es fabricado y el padre de la idea consigue un 1% de las ventas del modelo.

Wikipedia es otro ejemplo de crowdsourcing, si bien en este caso sin recompensa monetaria alguna. Otras plataformas populares son iStockphoto, Torneodeideas.com, Freelancer.com, InnoCentive, Flickr, YourEncore, NineSigma o iConclude. En España, Mutua Madrileña creó una comunidad de innovación llamada ‘Soy innovador’ para recabar ideas y propuestas sobre posibles nuevos productos y coberturas, mejoras en la atención, nuevas tecnologías aplicadas, etc. En la actualidad tiene convocado un concurso para mejorar la app de Mutua y sorteará dos cheques gasolina por importe de cien euros entre todas aquellas personas que aporten ideas.

El grupo Inditex también emplea el crowdsourcing. Una de sus cadenas, Oysho, convoca la Oysho Gallery, una plataforma para ayudar a los nuevos talentos del mundo del arte y la ilustración que este año ya va por su tercera edición. La primera tuvo 1.300 participantes y la segunda contó con 1.800. El premio para el ganador de este año fue mil euros en metálico y un viaje a Londres.

Otro ejemplo es El Plan B, en el que el cantante Carlos Jean junto con Ballantines, elaboran canciones haciendo partícipes a personas que desinteresadamente envían su música. Este método ha conseguido aupar a las listas de éxitos nacionales varios temas que han sido desarrollados y más tarde editados y mezclados por el mismo Carlos Jean.

También está Adtriboo, la primera gran apuesta de crowdsourcing en el campo creativo. Es la mayor comunidad de creativos de habla hispana formada por más de 123.000 profesionales. Su objetivo es generar un mercado de negocio global en el que profesionales, empresas y agencias, tengan un nuevo punto de encuentro.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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