La mitad de los jubilados solo recibirá de la Seguridad Social la pensión mínima

Prepare su economía para vivir más de 90 años

El aumento de la esperanza de vida plantea problemas como, por ejemplo, cómo financiar la jubilación con una renta vitalicia o cuántos se deteriorará el poder adquisitivo del dinero acumulado para el retiro como consecuencia de la inflación

Prepare su economía para vivir más de 90 años
Jubilados.

¿Cuánto tiempo vamos a vivir? Esa es la pregunta que se hace mucha gente a la hora de planificar su jubilación. La respuesta es fundamental para establecer la estrategia adecuada para financiar el retiro, sobre todo porque no cabe esperar mucho de la Seguridad Social -en 2037 la mitad de los jubilados recibirán solo la pensión mínima- y porque la esperanza de vida en España sigue aumentado. De hecho, ya hay estudios que apuntan a que la mayor parte de la gente puede llegar a los noventa años de vida y muchos, incluso, a los cien. En consecuencia, hay que pensar que el ahorro para la jubilación tiene que durar mucho más tiempo.

El primer problema que plantea esta situación tiene que ver con los cálculos actuariales, esto es, con la probabilidad de que una persona viva por encima de la esperanza de vida media, que, en estos momentos, en España se sitúa en 82,5 años. Estos cálculos son la base para establecer las rentas que pueden pagar las compañías de seguros a quienes les compren una renta vitalicia. Pero si la esperanza de vida sigue aumentando, para que esas cuentas salgan las aseguradoras tendrán que disminuir el importe de las mensualidades de esa renta vitalicia, lo que implica menos ingresos. O, dicho de otra forma, tener que ahorrar más dinero para conseguir el nivel de ingresos deseados para financiar la jubilación.

La segunda cuestión es la inflación. Con un crecimiento anual de los precios de consumo del 2%, el poder adquisitivo de una renta se reducirá a la mitad en 20 años si ésta no se actualiza con la inflación. Este es otro elemento importante a tener en cuenta si la gente se jubila a los 70 años y vive hasta los 90, lo que implica tener que ahorrar más y/o buscar sistemas de rentas que se actualicen con la inflación.

El tercer aspecto es el estado de salud. No es lo mismo llegar a una edad avanzada con capacidad física y psíquica para tener autonomía personal. Según el libro The Alzheimer’s Prevention Program, de Gary Small, director del Longevity Center de la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), un tercio de las razones que explican la longevidad se debe a la genética mientras que los otros dos tercios dependen de la persona. En este sentido, comer bien y hacer ejercicio de forma regular pueden prolongar la vida y permitir disfrutarla en buenas condiciones físicas y psíquicas durante los últimos años de la misma.

Para mantener con la edad ese buen estado físico y mental es muy conveniente el disponer de recursos con que financiar los gastos necesarios para ello. Una buena planificación financiera para la jubilación implica que el ahorro acumulado para financiar el retiro debe durar hasta el final, teniendo en cuenta todos los elementos anteriores. Pero no siempre resulta fácil pensar a tan largo plazo, sobre todo uno está en la veintena o la treintena. En esas edades las preocupaciones son otras y se ve muy distante el momento de la jubilación.

Suele pensarse que hay tiempo de sobra para ahorrar o, incluso, se plantean dudas sobre la conveniencia de hacerlo teniendo en cuenta que nadie sabe con certeza cuanto tiempo vivirá. Por ello, resulta muy conveniente imaginarse a uno mismo siendo viejo para, de esta forma, entender plenamente la necesidad de planificar con tiempo todo lo relativo a la financiación de la jubilación. En este sentido, los investigadores del AgeLab del Massachusetts Institute of Technology recomiendan hacerse las tres siguientes preguntas para ayudar a la gente a pensar en su vejez: ¿Quién cambiará mis bombillas? ¿Con quién comeré? ¿Cómo conseguiré un helado de cucurucho?

Dado que la mayoría de las personas quiere envejecer en su propia casa, estas preguntas les ayudan a pensar sobre la ayuda que una persona podría necesitar si, por ejemplo, no puede conducir o pierde la capacidad de tener su casa en buen estado. Por ello, también es conveniente planificar cómo afrontar este tipo de situaciones y con qué recursos hacerlo.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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