LOS 75 AÑOS DE HOY SON COMO LOS 65 DE HACE MEDIO SIGLO

Trabajar hasta los 75, ¿por qué no?

Las sociedades no envejecen. Simplemente, las personas viven más años, pero en mejores condiciones de salud y de vida, lo que les permite seguir trabajando más tiempo. Eso les ayuda a ahorrar más y a mantener su red de amistades y relaciones sociales

Trabajar hasta los 75, ¿por qué no?
Jubilados.

La mayor parte de los países desarrollados está aumentando la edad de jubilación. En Australia ya está en 70 años, en Reino Unido e Irlanda ha subido hasta los 68 años, en Alemania a los 67, en Italia y Portugal a los 66 y en Francia, donde la gente dejaba de trabajar a los 60 años, se ha incrementado hasta los 62. En nuestro país estamos incrementando la edad de jubilación de forma paulatina hasta los 67 años. La razón no es otra que tratar de garantizar la sostenibilidad de los sistemas de pensiones. Pero hay quien opina que debería hacerse de todas formas porque los 65 o los 70 años de hoy no son como los de antes y seguir trabajando aporta beneficios. Así lo piensan Warren Sanderson, profesor de Economía en la Universidad de Stony Brook, y Segei Scherbov, subdirector del World Population Program en el International Institute for Applied Systems Analysis, quienes indican que el tema del aumento de la edad de jubilación debe abordarse desde un enfoque completamente distinto al actual.

En un artículo titulado Rethinking Age and Aging, publicado enPopullation Bulletin, estos académicos indican que las tendencias demográficas actuales sugieren que, en el futuro, las personas con 75 años de edad podrían tener la misma esperanza de vida, el mismo estado de salud y otras características que quienes hoy cuentan con 65 años, gracias a los avances que se han producido en la medicina y a la mejora de la calidad de vida. Cuando se tiene en cuenta esto, señalan, entonces es lógico aumentar la edad de jubilación con el fin de no agobiar a las generaciones más jóvenes con una carga aún más pesada relacionada con el apoyo a los mayores.

Ahora bien, el aumento de la edad de jubilación no debería ser uniforme en todos los países e, incluso, dentro de ellos. Por el contrario, estas políticas hay que abordarlas con el grado de flexibilidad suficiente teniendo en cuenta las diferencias en esperanza de vida entre distintas naciones. Por ello no consideran conveniente establecer una cifra de referencia, sino un criterio: si la esperanza de vida es mayor, la jubilación debe producirse a una edad más elevada y viceversa para el caso de que la esperanza de vida sea más baja.

Para poder aumentar la edad de jubilación es importante que se incremente también el número de personas activas capaz de trabajar, como es lógico. Según los resultados de sus investigaciones, recogidos en otro artículo bajo el título Quantifying policy tradeoffs to support aging populations, aparecido enDemographic Research, un aumento de entre uno y dos puntos porcentuales en el porcentaje de personas aptas para la vida laboral que efectivamente trabajen distribuye la carga fiscal que supone la financiación del sistema de pensiones entre más cotizantes y reduce los pagos por prestaciones de jubilación que tiene que afrontar.

También hay razones de carácter social para retrasar la jubilación. Un artículo de Phillip Haynes, Laura Banks y Michael Hill, de la School of Applied Social Science de la Universidad de Brighton, titulado The relationship between employment and social networks in the older population: A comparative European study, y publicado en el International Journal of Social Economics, muestra que los mayores que tienen un empleo suelen participar más en todo tipo de asociaciones y organizaciones sociales y tienden a tener un mayor número de amigos. Algo importante, sin duda, porque el nivel de socialización de los mayores incide, entre otras cosas, en su estado de salud. El estudio que sirvió de base abarcó a trece países europeos, entre ellos España.

Según el estudio, nuestro país es de los que tiene un nivel más bajo de relaciones sociales entre los mayores, debido a que es, también de los que tiene menos gente de edad trabajando. Eso hace que, para poder relacionarse con los demás, los mayores tengan que intensificar las relaciones con sus familiares.

Para que las personas de edad puedan seguir trabajando, Sanderson y Scherbov sugieren que se eliminen las normas que denominan «arbitrarias» que obligan a la gente a jubilarse cuando quieren seguir en sus puestos de trabajo, que se estimule la recualificación profesional de los trabajadores de edad, o que se ayude a los jóvenes con niños a poder seguir trabajando para que sus mayores también puedan hacerlo en vez de tener que cuidar a sus hijos, entre otras políticas.

Estos autores, además, insisten en que hay que cuestionar la idea de que las sociedades están envejeciendo porque, según argumentan, los 65 años de hace medio siglo no son los mismos que los de hoy, o que los de dentro de otro medio siglo. En el futuro, las personas de 65 años vivirán más tiempo y tendrán un mejor estado de salud y un mayor nivel educativo. Por tanto, no hay razón para jubilar a la gente a esa edad.

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Autor

Emilio González

Emilio González, profesor de economía española, europea y mundial en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.

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