Un caldo de cultivo que puede precipitar el abuso, o la ilegalidad, pero que tiene consecuencias en el mercado laboral
«Quienes trabajan gratis tienen más ambición, más hambre que aquellos que perciben un salario. Y además son más creativos”…
Esta es una de las afirmaciones recogidas recientemente por la revista Fortune para documentar una tendencia crfeciente del mercado de trabajo. Son los efectos -esperanzadores, peligrosos o perversos (según se mire)- de la crisis económiuca mundial:
Cada vez más gente está dispuesta a trabajar sin percibir un sueldo.
No se trata de pasantías, prácticas o jóvenes recién licenciados que buscan su primer empleo.
Escribe Tino Fernández en Expansión que suelen ser profesionales, más o menos cualificados, que persiguen la promesa de un puesto futuro, una experiencia profesional o un impulso a su autoestima, sobre todo en tiempos difíciles.
Y están dispuestos a hacerlo sin cobrar.
La cuestión es qué tipo de sociedad y de mercado de trabajo puede crear una tendencia como esta. Qué clase de nueva relación se establecería entre empleadores y empleados si este fenómeno prosperase y se hiciera algo común.
Lo cierto es que según Fortune, algunos expertos hablan del trabajo gratis como «una corriente de futuro en recursos humanos. Algo que en una década será la norma».
