La décima huelga general de la historia de España, desde que la historia de España volvió a darle los buenos días a la democracia, calienta ya motores en los aparatos de las centrales sindicales obsesionados con la cantidad, y en las conciencias de la gente corriente, the ordinary people, que el día después, en plena resaca, valorará si le han servido una jornada de indignación auténtica o de indignación de garrafón.
¿Qué es, para qué sirve el 14-N…?
¡Hay tantas cosas en juego este 14-N! ¡Tantas preguntas que hacerse sin la esperanza de obtener una respuesta!
– ¿Es una jornada espontánea de legítimo derecho al pataleo de la indignación o una réplica de la Fiesta de la Trashumancia, con pastores sindicales e ideológicos conduciendo rebaños humanos por las vías pecuarias de Madrid?
– ¿Vamos a contemplar en acción piquetes informativos contundentes o el dantesco espectáculo de una “Yihad” sindical urbana?
– ¿Es una Huelga para mayor gloria del pueblo, de los trabajadores, de los ciudadanos o para mayor gloria de unas centrales sindicales que cotizan a la baja?
– ¿Importa el tamaño, la cantidad o el mensaje, su calidad y la efectividad que pueda tener a partir del día después?
– ¿Es una huelga contra todo o contra algunas partes de un todo?
– ¿Es una jornada de lucha para intentar convencer al gobierno de que cambie algunas medidas o para intentar convencer a España de que cambie de gobierno?
– ¿Es un test exclusivo para el Poder Ejecutivo? ¿Es extensible al poder Legislativo y Judicial y a toda la clase política (oposición incluida)? ¿Es extrapolable al papel de Cándido Méndez y Toxo en esta larga película de terror que lleva años rodándose en España?
– ¿Es una movilización empática, Fuenteovejúnica, todos a una, uno para todos, o un tótum revolútum en el que cada uno se plantea qué hay de lo suyo, cada loco con su tema, cada uno es como es, cada quien es cada cual?
– ¿Se busca la torticera foto para New York Times, ahora que Mas ha puesto de moda la internacionalización de nuestros “trapos sucios”, o una sincera postal humana de España para enviar a La Moncloa con remite de los españoles?
– ¿Cualquier momento es bueno para una huelga, cualquier huelga es buena en cualquier momento, cualquier Huelga y cualquier momento es bueno para los líderes sindicales?
– ¿Los 19 diputados del Congreso que han anunciado su presencia, renunciarán, donarán a buenas causas los descuentos que no puede hacerles la Cámara? Si son tan amables, que hagan públicas y notorias sus respectivas decisiones.
– Con tres años de Legislatura por delante, ¿se mantendrá el ratio de dos huelgas cada 11 meses?
– ¿Es una huelga absolutamente justificada o existen componentes de despecho, de venganza callejera, de desesperación de Méndez y Fernández Toxo ante la devaluación de sus respectivas imágenes, entre maniobras orquestales en la oscuridad sindical?
– ¿Quién se juega más en este envite, Rajoy con su mayoría absoluta o Cándido y Toxo con su incontinencia reivindicativa?
– Se suele gobernar mediante leyes aprobadas en el Congreso; se suelen indigestar medidas gubernamentales adoptadas por decreto; pero ¿no produce vértigo democrático una alternativa de gobernanza a golpe de huelga?
Añadan ustedes las preguntas a priori que se les ocurran. El caso es que estamos ante la décima huelga general desde la restauración de la democracia.
Diez huelgas generales en 34 años
Dos huelgas en la etapa de Adolfo Suárez, con un ratio de dos movilizaciones en 5 años. En 1977, tras la firma de los Pactos de La Moncloa, reclamando la legítima “Libertad Sindical”. El año siguiente, 1978, una huelga convocada por la Confederación Europea de Sindicatos contra la lacra del paro en toda Europa.
A Felipe González, durante 14 años como inquilino de La Moncloa, le organizaron cuatro huelgas generales, con un ratio aproximado de una huelga cada tres años y medio de mandato. En 1985, contra la reforma de las pensiones. La convocó unilateralmente CC OO y UGT se mantuvo al margen. Faltaba sólo un año para que España ingresase en la CEE.
En 1988, los sindicatos vuelven a la carga y salen a las calles en bloque. Manuel Chaves es a la sazón Ministro de Trabajo y tiene que retirar su Plan de Empleo Juvenil. El socialismo vive un momento delicado en el que Felipe medita seriamente su dimisión irrevocable. Consecuencias: se dispara el gasto público (aumentos de salario a los funcionarios, aumento de las pensiones, ampliación de prestaciones al desempleo).
En 1992 tercera huelga general en protesta por las políticas de Felipe González. Se protesta fundamentalmente por los recortes en prestaciones de desempleo. En esta ocasión el gobierno no claudica de sus medidas y las secuelas de la movilización sindical marcan el inicio de una desaceleración económica.
Así llegamos a 1994. La cuarta huelga a un gobierno de Felipe vuelve a pillar al país en el inicio de una remontada económica. El nivel de paro alcanza sus máximos y el Ejecutivo afronta una reforma laboral a la que los sindicatos responden con otra movilización que intenta que el Consejo de Ministros se la envaine. Pero el gobierno resiste el pulso y sus medidas permiten que la tasa de paro disminuya acompasadamente a medio plazo.
Aznar y ZP los presidentes que han padecido menos huelgas
En 2002 se convoca la primera y única Huelga General contra las políticas del gobierno Popular de José María Aznar. Es el ratio más bajo de todas las presidencias españolas desde que se reinstauró la democracia: una sola huelga en el espacio de tiempo de 8 años.
Los sindicatos pretenden tumbar una reforma en la política de desempleo que apuesta por la flexibilidad laboral promulgada el 24 de mayo. Se enciende la polémica, las organizaciones sindicales llaman a la Huelga el 20 de junio y queda muy deteriorada la imagen del Gobierno ante la sociedad. Aznar rectifica y la reforma es devuelta a corrales.
Desde 2002 a 2010, se abre un largo período de paz social, procesos de negociación entre agentes sociales y una posterior condescendencia casi absoluta con el Gobierno de Zapatero que, desde 2004 a 2010, permanece intocable para unos sindicatos que rivalizan en paciencia con el santo Job.
En la última etapa, sobre todo, el paro se dispara y ZP contiene la ira y la impaciencia de CC OO y UGT, plegándose a los caprichos de sus líderes, obsequiándoles con un generoso maná de subvenciones y adoptando como propias sugerencias de ambas cúpulas sindicales.
La baraja se rompe cuando Europa manda parar, exige recortes y el Presidente del talante mete la tijera. Estalla la huelga, semiforzada, con calzador, y ZP se convierte en el Presidente con el ratio más bajo después de Aznar: una sola huelga en siete años y medio de gobierno o desgobierno, según contemple la historia ese período de España.
Rajoy va como una moto: dos Huelgas en 11 meses
Hasta que llega Rajoy a La Moncloa, finales de 2011, comienzos de 2012, comprueba que este Estado es una ruina, como la casa de la comedia cinematográfica, y se anticipa a la propia Europa y el FMI a la hora de afrontar reformas y recortes drásticos.
Los sindicatos entran en erupción volcánica, Méndez y Toxo, tanto montan, se toman las cosas (incluida las rebajas en las subvenciones a partidos y sindicatos) como algo personal, y emprenden una cruzada sindical con decenas de manifestaciones, una huelga a los tres meses de la toma de posesión del nuevo gobierno y esta otra huelga ocho meses del 14 de noviembre de 2012 ocho meses después.
Si la inercia sigue así, dos huelgas generales por año, Rajoy puede entrar en libro Guiness de los récord como el Presidente de un gobierno democrático con más huelgas en su hoja de servicios. En tan sólo11 meses, ha pulverizado los ratio de todos sus antecesores en el cargo: dos Huelgas Generales en tan sólo 11 meses al frente del Ejecutivo.