Novo Banco, la entidad surgida en agosto de 2014 y que aglutina los activos saneados de Banco Espirito Santo (BES), suprimirá 500 empleos adicionales en el primer semestre de 2017 si el Gobierno luso no logra venderlo antes de finales de año, de acuerdo a los compromisos adquiridos con Bruselas, que contemplaban una reducción de plantilla de 1.000 trabajadores.
Bajo estos acuerdos, Novo Banco también se verá obligado a reducir su red de oficinas hasta 475 en la primera mitad de 2017 si no encuentra un comprador, según adelantó el diario portugués ‘Jornal de Noticias’.
No obstante, el presidente de Novo Banco, António Ramalho ha asegurado en la comisión de Trabajo del Parlamento luso que bajo el proceso de reestructuración un total de 1.253 personas ya han abandonado la entidad, por lo que la reducción de plantilla adicional sería inferior a 500 si no se logra la venta de Novo Banco. «Incluso recortar 1.500 empleos –la cifra que debe cumplirse si no se vende el banco a finales de 2016– no representaría ningún esfuerzo adicional y se continuaría con el funcionamiento normal de la institución», indicó Ramalho en declaraciones recogidas por la cabecera lusa. En términos de costes, si el Gobierno luso se mantiene como principal accionista de la entidad, la reducción de costes prevista deberá ampliarse en 80 millones de euros, hasta un total de 230 millones de euros. Actualmente, el Banco de Portugal ha recibido diversas propuestas de compra por Novo Banco por parte del Banco Portugués de Inversiones (BPI), Minsheng Financial y algunos fondos de inversión estadounidenses, pero será el Gobierno de Portugal quien tomará la decisión para proceder o no a la venta de Novo Banco. En este sentido, en septiembre de 2015, el Banco de Portugal decidió frenar el proceso de venta de Novo Banco puesto que las ofertas presentadas se quedaron muy por debajo de los 4.900 millones invertidos en el rescate de la entidad.
