El Ministerio baraja distintas fórmulas de cara a los Presupuestos para que parte del alza de sueldos dependa de su rendimiento

Hacienda vinculará la subida salarial de los funcionarios españoles a su productividad

Hacienda vinculará la subida salarial de los funcionarios españoles a su productividad
Funcionarios, gente ciudadanos, electores. PD

Es de pura lógica: A mejor rendimiento, más productividad y, por ende, mayor competitividad.

Es la ecuación que expertos, analistas y empresarios defienden como estructura salarial ideal, una de las sugerencias estrella que Angela Merkel recomendó a España como fórmula para salir de la crisis y una vía que comienzan a explorar los agentes sociales en las mesas de negociación de los convenios -CEOE acaba de ofrecer un 2% de subida de salarios para este año más otro 1% variable -.

La flexibilidad retributiva que implica la vinculación de trabajo y productividad es a juicio de gran parte de los expertos en derecho laboral uno de los pilares básicos para mantener los equilibrios de la economía, una opción que el Gobierno intenta ahora trasladar a la Administración, premiar a los funcionarios.

La idea es vincular parte del aumento de salario de 2018 al rendimiento de los empleados públicos. Y lo quiere hacer ya este mismo año, en las cuentas públicas que ahora están en barbecho a la espera de recabar los apoyos parlamentarios necesarios para aprobarlas.

Las fuentes consultadas por S. ALCELAY y J. TAHIRI de ABC explican que en el Ministerio de Hacienda se están estudiando varias fórmulas para fomentar esa productividad, una variable, sin embargo, que es difícil de medir, y que tradicionalmente ha tenido obstáculos para utilizarse por este motivo y por que el concepto «variable» aún cuesta de entender en nuestro mercado de trabajo.

Sin embargo en esta ocasión la nueva estructura salarial tiene más opciones de implementarse. El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, ya afirmó hace una semana que elevaría el sueldo de los funcionarios por encima del 1% de manera retroactiva en cuanto se aprobaran los Presupuestos.

La idea que los responsables de Hacienda tienen en la cabeza es sumar un porcentaje variable según determinados indicadores que midan la productividad cada año, aunque hay que concretar colectivos y demás.

Esta no es la única vez que se intenta un alza variable. Antes de que las negociaciones entre sindicatos, partidos políticos y Hacienda para aprobar el aumento de sueldos públicos y los Presupuestos saltaran por los aires ante el desafío catalán, la última propuesta que había puesto sobre la mesa el Ministerio era un aumento fijo del 1,5%, del 1,75% y del 2% para 2018, 2019 y 2020.

A ello añadía un alza del 0,5% en cada año que dependía de que el PIB superara las previsiones del Gobierno. Y si encima se cumple el déficit en los tres años se añadía otro medio punto en 2020.

De esta forma, en el peor de los escenarios los salarios subirían un 5,34% y en el mejor, un 7,95%. Esta oferta quedó en papel mojado al romperse las negociaciones de Presupuestos a finales de septiembre por la convocatoria del referéndum ilegal el 1-O. Ahora se trata de resucitar la negociación pero dando protagonismo a la productividad.

En los últimos años, el Gobierno ha tratado de revertir los recortes sobre las plantillas públicas, después de años de invierno y crisis en las arcas públicas. En 2011 el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero recortó un 5% al sueldo a los funcionarios y en 2012, el de Rajoy eliminó la paga extra de Navidad de ese año. En 2015 y 2016 les devolvió progresivamente esta mensualidad y en dicho año subieron por primera vez los sueldos públicos en años, un 1%, mismo porcentaje que en 2017.

Paradójicamente, en los últimos ejercicios ha habido colectivos como Instituciones Penitenciarias en los que el complemento de productividad ha sufrido fuertes recortes debido a la congelación de sueldos públicos.

El modelo está en otros sectores, donde se han introducido novedosas fórmulas ligadas al desempeño, como en la Agencia Tributaria, en la que desde 2014 año a año se negocia el plan antifraude de incentivos, que cuenta ingresos, actuaciones y horas extra.

Ahora esta filosofía -no tanto el modelo, que es único- se llevará a otros colectivos de la Función Pública, si bien se estudian varias fórmulas para ello y no hay nada cerrado. El melón de aplicar la productividad en las plantillas públicas lleva años abierto: el Estatuto Básico del Empleado Público de 2007 ya trataba de potenciarlo.

«La evolución de la productividad los últimos años ha sido injusta: se ha tratado en mesa delegada de cada ministerio, donde prima la opacidad», defiende Carlos Álvarez, responsable del sector de Administración General del Estado de Fesp-UGT. Muchos han sido los intentos, todos han sido fallidos en los últimos años.

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