El Gobierno ZP solicita a los españoles que realicen el mayor esfuerzo fiscal de los últimos 25 años, pero no está dispuesto a apretarse el cinturón en las cuentas públicas
Más información
La reacción de los periódicos es desoladora para el Gobierno Zapatero. ABC titula «La hora de pagar los platos rotos«. El País habla de «Cuentas Oscuras«. El Mundo subraya que «El Gobierno hace lo contrario de lo que dice«. La Razón opta por «Una subida de impuestos que nos perjudica a todos» y así un medio de comunicación tras otro. Casi sin excepciones.
El palo es gordo, casi tanto como la brocha con la que Zapatero y su equipo parecen haber elaborado los nuevos presupuestos y diseñado una subida de impuestos que cae sobre las sufridas espaldas de los españoles con rentas medias y bajas.
La ceremonia de la confusión protagonizada por el Gobierno ZP a propósito de la subida de impuestos finalizó ayer con la aprobación del proyecto de Ley de Presupuestos 2010, en el que se incluye una subida del IVA -dos puntos en el tipo general y uno en el reducido- a partir del mes de julio, la supresión de la deducción de los 400 euros en el IRPF -que sólo ha durado un ejercicio- y un leve aumento de la tributación de las rentas de capital.
Con estos cambios impositivos, el Gobierno prevé recaudar más de 11.000 millones de euros adicionales, la mayor parte de los cuales saldrán del IVA y de la supresión de los 400 euros del IRPF.
Zapatero y sus ministros han reiterado machaconamente que la subida de impuestos afectaría sobre todo a las rentas más altas y que el ciudadano medio apenas la iba a notar.
Mentían. Los datos demuestran que el 96% del aumento de la recaudación recaerá sobre las espaldas de las clases medias y bajas.
Concretamente, 5.100 millones procederán de la subida del IVA, que es un impuesto al consumo, y otros 5.700 de la supresión de la deducción de los 400 euros, que afecta a todos los declarantes de IRPF.
Como afirma el ex ministro Jordi Sevilla en su blog:
«Al final resulta que ni los ricos van a pagar más impuestos ni la subida impositiva financiará nuevo gasto público».
La insistencia de Zapatero en presentarse ante la opinión pública como una especie de Robin Hood que quita el dinero a los ricos para dárselo a los pobres había alentado la idea de un aumento en la tributación de las Sicav, sociedades donde invierten su capital las rentas más altas.
Las Sicav han obtenido en cinco años 8.000 millones de beneficios y han pagado 56 millones por el Impuesto de Sociedades. Sin embargo, el Gobierno socialista ha decidido no tocarlas. Tampoco aporta nada en sus nuevos presupuestos.
El Gobierno ZP solicita a los españoles que realicen el mayor esfuerzo fiscal de los últimos 25 años, pero no está dispuesto a apretarse el cinturón en las cuentas públicas.
En el cuadro macroeconómico presentado por la vicepresidenta Salgado no hay rastro de un plan de ajuste, sino todo lo contrario: la previsión de aumento del gasto público es de 3.000 millones de euros.
Las cuentas del Gobierno distan muchísimo de ser las adecuadas para un momento de grave caída de la actividad económica, hundimiento del consumo y aumento desbocado del paro.
Es evidente que el Ejecutivo no considera necesario defender sus decisiones, por más arbitrarias que parezcan. En un periodo de profunda recesión resulta discutible subir impuestos. No parece la mejor manera de estimular la economía.
Como resume certero Mariano Rajoy:
«La subida de impuestos no servirá para tapar el déficit; tan sólo es el anuncio de más paro y más recesión».