La primera causa reside en los objetivos y metodologías propios de cada uno de estos sistemas de medición
Si el ex ministro socialista Jesús Caldera era un experto en borrar con tipex a los parados, los maquillajes de Celestino Corbacho no le van a la zaga. Los Servicios Públicos de Empleo esconden cerca de 715.000 desempleados que, sumados a los 3,7 millones de parados oficiales, componen una bolsa de 4,4 millones de ciudadanos sin trabajo.
Según cuenta Tamara Vázquez en Expansión, España cuenta actualmente con 4.123.300 parados, según concluye la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre del año –publicada la semana pasada–. O con 3.709.447, si se toma como referencia el dato de desempleo que el Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE) registró durante el pasado mes de septiembre. Es decir, entre ambas estimaciones existe una distancia de casi medio millón de personas, lo que representa una de las mayores diferencias de la serie histórica.
BAILE DE CIFRAS
La primera causa reside en los objetivos y metodologías propios de cada uno de estos sistemas de medición. La EPA –un sondeo empleado de modo homogéneo en el resto de países de la Unión Europea– mide conjuntamente la población activa, la ocupada y la parada, a través de una serie de entrevistas telefónicas.
- Para la EPA, un parado es aquella persona que quiere trabajar y busca activamente empleo.
El SPEE hace su medición teniendo en cuenta el número de personas que se registran como parados en las oficinas del antiguo Inem, aunque excluye a ciertos colectivos de demandantes de empleo, los conocidos como Denos –demandantes de empleo no ocupados–. Esta criba de desempleados resulta clave para explicar el abismo entre ambos indicadores laborales.
En el SPEE no computan como parados:
- Los registrados los demandantes que solicitan un empleo para un período inferior a tres meses
- Las personas que buscan un trabajo con una jornada inferior a veinte horas semanales
- Las que cursan estudios de enseñanza oficial reglada –siempre que sean menores de 25 años o que, superando esta edad, sean demandantes de primer empleo–
- Las personas que asisten a cursos de formación profesional ocupacional, cuando sus horas lectivas superen veinte a la semana, tengan un beca y sean demandantes de primer empleo
- Los beneficiarios de prestaciones por desempleo que realizan un trabajo a tiempo parcial
- Los demandantes que perciben el subsidio agrario
- Las personas que rechazan acciones de inserción laboral adecuadas a sus características; los ciudadanos sin disponibilidad inmediata para incorporarse a un puesto de trabajo o que solicitan un empleo en el extranjero
- Los demandantes de servicios previos al empleo –es decir, de quienes necesitan realizar un curso para trabajar en otro sector, una modalidad introducida en febrero del año pasado, coincidiendo con el cierre industrial de Delphi, en Cádiz–
- Los trabajadores en situación de suspensión o reducción de jornada como consecuencia de un Expediente de Regulación de Empleo.
En total, el colectivo de Denos incluye a 714.478 personas que, sumadas a las 3.709.447 que sí computan como desempleados en los registros del SPEE dan como resultado una bolsa de 4.423.925 ciudadanos que carecen de un empleo, lo que supera incluso las estimaciones de la EPA.