Cobrábamos entre 2.500 y 3.000 euros por consejo de Bankia (uno al mes), que es una cosa muy razonable dentro del mercado
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Como vicepresidente de la CEOE, presidente de la patronal madrileña (CEIM) y empresario que se mueve principalmente en el sector servicios, Arturo Fernández confiesa sentirse obligado a mantener «un grado de optimismo» en medio de esta gran crisis económica y también de «incertidumbre».
Como ex consejero de Bankia, afirma:
«¿Investigación? Por supuesto, pero teniendo claro que esta historia viene de lejos».
¿Saldrá España adelante?
No tengo dudas.
¿Cuándo?
No sabría contestar a esa pregunta en estos momentos.
¿Intervenida?
Esperemos que no. Un país intervenido es como una empresa en suspensión de pagos. Se sale, pero siempre quedan secuelas.
¿Y el precio?
Lo estamos pagando ya con un deterioro en la sociedad, en nuestra forma de vida y en todo aquello que nos atañe. A partir de ahora, las cosas no serán lo mismo. Tenemos que cambiar el chip.
Enumere tres cosas, en su opinión imprescindibles, para remontar la crisis.
Lo primero, como empresario que soy, financiación. Sin financiación no existimos y, si no hay empresarios que creen trabajo, es difícil que salgamos de esta crisis. Y que los políticos nos pongan la autopista adecuada para que empresarios y trabajadores, en equipo, podamos abordar las dificultades que tenemos. Este Gobierno intenta hacer esa autopista sobre reformas que son imprescindibles, aunque insuficientes.
¿Quiere decir que hay que profundizar en la reforma laboral, abaratar más el despido, avanzar en la reforma financiera que va a trancas y barrancas…?
La reforma financiera, que comenzó hace dos años, no sólo no ha culminado sino que, de un día para otro, se ha complicado aún más. Respecto a la reforma laboral, empresarios y trabajadores tenemos que ser consecuentes con el hecho de que el modelo ha cambiado y que no se trata de abaratar el despido ni de bajar los salarios, sino de flexibilizar las contrataciones. Lo que tenemos que hacer es ser más productivos.
A la vista de los resultados, nadie lo diría.
Lógicamente los primeros meses de ajustes van a ser muy duros. Lo que hacen las empresas es, lógicamente, adecuar las plantillas a la productividad y a las necesidades actuales.
Los jóvenes no consiguen empleo y los mayores de 50 años son expulsados del mercado laboral. ¿Puede un país como el nuestro permitirse tal derroche?
Ambas cosas son una tragedia y hay que buscar fórmulas para atajarla. Las reformas que se están llevando a cabo, a una velocidad bastante rápida, todavía no tienen consecuencias y el paro, salvo pequeñas alegrías, sigue subiendo. Necesitamos un cambio de mentalidad, un cambio de chip y un plan renove de España, como el de los automóviles. Los políticos tienen que dejar de tirarse piedras unos a otros mientras el resto de los españoles sufrimos las consecuencias. Tienen que ponerse a remar todos juntos, Gobierno y oposición, como hacen en otros países en Europa. Es lo que hizo Churchill para ganar la guerra y que no entraran los alemanes en las Islas Británicas.
¿Un gran consenso similar a lo que fueron en su día los Pactos de la Moncloa?
Indudablemente. Lo llevo diciendo desde hace dos años. Rajoy y Rubalcaba tendrán que ponerse de acuerdo, no hay más remedio, y también las otras fuerzas minoritarias.
¿Dificulta el consenso que el PP tenga mayoría absoluta?
Las mayorías absolutas son buenas en momentos determinados, el momento no es de pasar el rodillo, sino de consenso.
¿Debería dimitir Rajoy en caso de producirse un rescate?
No, ni muchísimo menos. Estoy convencido de que no habrá rescate. Habrá un sistema de ayudas… Parece que se ha abierto la mano para que los bancos puedan pedir directamente ayudas al BCE y no a través de los Gobiernos, lo que ha dado un poco de alegría al sistema financiero.
Hay declaraciones, incluidas las de algún empresario, que parecen dar a entender que los españoles somos unos vagos.
Somos trabajadores, responsables y estamos preparados. Lo que pasa es que, a veces, trabajamos muchas horas y somos menos productivos.
Alguna responsabilidad tendrán los empresarios con los horarios que imponen o la obsesión de algunos directivos por tener a la gente a su alrededor…
Sí. Lo de menos es trabajar 10 horas en vez de ocho. Lo que importa es que esas ocho horas sean productivas.
Éramos pocos y parió Bankia, de la que usted era consejero. Cerca de 23.500 millones de euros para su saneamiento, que saldrán del bolsillo de los contribuyentes.
¡Cuatro billones de las antiguas pesetas! Tengo que decir poco al respecto. Estuve un año como consejero, como empresario.
¿No veían que la cuentas no cuadraban?
Lo que hemos visto y hemos firmado estaba contratado con los auditores y con los técnicos del banco. En este caso, y le doy una cifra: firmamos unas cuentas, a 31 de diciembre, con 300 millones de euros de beneficios en Bankia, no hablo de BFA.
¿Qué ha pasado?
Que en los cuatro primeros meses del año, a través de las órdenes dadas por Bruselas, han puesto una serie de medidas al regulador todas diferentes. Se ha dicho que había que poner los activos a precio de mercado, además aumentó la morosidad y las cuentas de explotación de las empresas en las que Bankia tiene participación han bajando de forma espectacular. Resultado: con la reformulación del balance, a 25 de mayo, se pasó de 300 millones de beneficios a 3.000 de pérdidas. Rato tenía un plan de saneamiento, que no era tan agresivo y, por la información que teníamos como consejeros, estaba casi aprobado. No se lo aprobaron, y ya no le puedo contar mucho más porque de un lunes para un martes pasamos de ser consejeros a ex consejeros. Entendemos que nuestra gestión no ha sido responsable de dar créditos a nadie que no haya pagado, nuestro salario como consejeros era razonabilísimo dentro del mercado…
¿De cuánto?
Entre 2.500 y 3.000 euros por consejo (uno al mes), que es una cosa muy razonable dentro del mercado, y al que íbamos a renunciar, por la situación que tenía el banco, pero no nos dio tiempo. Todo esto ha sido muy agresivo, ha creado una alarma social que no se debía de haber producido y ahora, por las noticias que estamos viendo, parece que no hacen falta los 23.000 millones, sino menos. ¡Hombre, estamos un poco despistados!
¿Ha habido juego sucio, rencillas políticas…?
No creo que haya habido rencillas. Habrá habido algo que a mí se me escapa, pero indudablemente las cosas se han hecho precipitadamente y, sobre todo, se ha creado alarma social: como buen madrileño y presidente de los empresarios de Madrid y de la Cámara de Comercio, me duele mucho.
¿Está seguro el dinero del pequeño ahorrador?
Ahora mismo, por supuesto, la garantía es del Estado. Pero ha habido fugas de dinero a punta de pala porque el pequeño ahorrador se alarma y se lo lleva a otro banco o a su casa y lo guarda debajo del colchón.
Y los grandes capitales salen corriendo de España.
Ya han salido corriendo.
Luego el ministro de Hacienda pone sobre la mesa una amnistía fiscal, y asunto resuelto.
Eso ha tenido éxito en otros países, como Francia e Italia. Lo que tenemos que hacer todos los ciudadanos es pagar nuestros impuestos porque, como decía aquel anuncio al principio de la democracia, Hacienda somos todos.
¿Hay que investigar a fondo el ‘caso Bankia’?
Es complicado. Entiendo que no es el momento de hacer muchos movimientos porque, con este golpe de mano, han puesto a los pies de los caballos a la banca española. En su momento, que se investigue todo, ¿por qué no? Pero primero arreglemos nuestros problemas. Esta es una historia que viene de lejos, desde que Caja Madrid tenía que fusionarse con Bancaja sí o sí, no porque quisiera el señor Rato.
Si la fusión hubiera sido con La Caixa, ¿otro gallo cantaría?
Sin duda alguna. O con el BBVA o el Santander… Al final no se hizo y, bueno, agua pasada no mueve molinos.
¿Le ha sorprendido la reacción de Rato contra el plan de saneamiento?
No fue una pataleta, sino una explicación. A lo mejor no es el momento, pero hay que dejarle que explique cuál era su plan de saneamiento. Rodrigo Rato es un hombre de prestigio y el prestigio vale mucho más que el dinero. Insisto, este no es un problema de dinero sino de prestigio. Ni Rato ni quienes estábamos en el Consejo de Administración hemos hecho nada irregular.
Todo indica que nos subirán el IVA.
Mi empresa es de servicios y yo siempre me he opuesto a la subida del IVA. Hay un estudio que indica que cuanto más suba ese impuesto, menos consumo hay; y cuando baja el consumo, hay menos empleo; y si hay menos empleo, hay menos IRPF; y si hay menos IRPF, hay menos Impuesto de Sociedades… En fin, es la pescadilla que se muerde la cola. Pero dependemos de los designios europeos y tenemos que cumplir con nuestras obligaciones. A lo mejor, tocan a rebato y nos tienen que subir el IVA. Pero sin duda alguna, perjudicará al consumo y hará que siga en caída libre.
NOTA.- leer artículo original en ‘La Gaceta’