Un hombre se aprovechó de las bondades de los billetes clase business para darse festines hasta 35 veces en un año a costa de Lufthansa, y todo ello sin ni siquiera salir del aeropuerto de Munich.
La triquiñuela, tal y como recoge Bloomberg, era simple: este hombre entraba en el lounge de la compañía en el aeropuerto; comía y bebía gratis (a lo que tenía derecho por tener un billete de primera clase) y después cambiaba la fecha de su vuelo.
Un año después, al darse cuenta de lo que pasaba, Lufthansa decidió cancelar el billete, devolviendo el dinero al hombre. Sin embargo, éste decidió comprar uno nuevo con el objetivo de seguir comiendo y bebiendo de gorra.
Entonces, la aerolínea decidió llevarlo a juicio, y los tribunales le han dado la razón. Según la sentencia, los servicios de las salas de espera de los aeropuertos se ofrecen asumiendo que los viajeros van a volar. Así, condenó al hombre a pagar 1.980 euros a Lufthansa, unos 55 euros por visita y más del doble de los 744 euros que le costó el billete de avión.
Las tarifas Business suelen ofrecer flexibilidad para cambiar las fechas de vuelo, así como acceso a salones especiales en los aeropuertos, zonas de reunión e incluso duchas. El lounge de Lufthansa en Munich incluye desde cerveza Löwenbräu a delicatessen culinarias locales como el embutido leberkäse.
