'Formaldocs': "Nosotros los ofrecemos 20 veces más baratos que un abogado medio"

¿Por qué dejarse una pasta en abogados? Llegan los contratos jurídicos ‘low cost’

Para quien quiere comprar un coche o para quien quiere vender una casa, de alquiler de local comercial...

¿Por qué dejarse una pasta en abogados? Llegan los contratos jurídicos 'low cost'
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Iris San Martín fue una de esas becarias que pasan sus prácticas haciéndolos a granel...y supo encontrar otra 'fórmula'

¿Por qué es tan endiabladamente caro contratar a un abogado para cualquier cosa? Probablemente sea porque el derecho es una disciplina que nace y se regocija en el formalismo.

En mil y una frases subodinadas, latinajos y palabros que lo vuelven hermético para el común de los mortales cuando en realidad buena parte de los problemas legales son sencillos y pueden resolverse de forma mecánica.

Es cierto que hay situaciones complejas para las que es necesaria la experiencia y el saber hacer de un abogado, pero para muchos otros casos basta con mucho menos.

Iris San Martín fue una de esas becarias que pasan sus prácticas en el despacho de abogados haciendo contratos a granel con modelos y plantillas. Bastaba con cambiar datos y cantidades y «voilà», otro más. Lo que ocurrió es que Iris se dio cuenta de que ella podía ofrecer eso mismo por mucho menos dinero.

«En realidad era una actividad mecánica. Siempre se repetía lo mismo. Busqué en internet y aquí no existía nada parecido a una web donde pudieran crearse contratos automáticamente, pero en el extranjero sí», explica Iris. Con solo 26 años esta joven aragonesa dirige ‘Formaldocs‘, la primera empresa española de contratos jurídicos «low cost».

-¿Cuánto cuesta un contrato low-cost?

Nosotros ofrecemos contratos 20 veces más baratos que un abogado medio. Un contrato estándar ronda los 200 o 300 euros y en cuanto tienen algo más de complejidad se van a los 2.000 o 3.000 euros. Lo que vende Formaldocs ronda los 15 euros.

-¿Y se te quejan los clientes cuando quieren esas cosas un poco más complicadas?

La verdad es que no. La mayoría piden cosas sencillas. Son conscientes de que los contratos de la web están pensado para situaciones muy comunes: para quien quiere comprar un coche o para quien quiere vender una casa. Los que más éxito tienen son los contratos para pequeñas empresas… de alquiler de local comercial, de pacto de socios o de prestación de servicios.

-¿Dónde se te metió el «gusanillo» de emprender?

Fue en mi Erasmus en Holanda. Algunos de mis compañeros con veintipocos años ya tenían su propia empresa y eso cambió mi forma de ver las cosas. Me di cuenta de que yo también quería crear una empresa. Al volver a España me inscribí al concurso de emprendimiento de la Fundación Banesto. Bastaba con escribir tu idea y enviarla. Me eligieron como la mejor y eso me dio alas para darle forma al proyecto.

-El premio en el proyecto Yuzz Zaragoza 2013 de la Fundación Banesto era una estancia en SIlicon Valley, ¿qué te llevas de la experiencia?

Aprendí muchísimo. La cultura empresarial está mucho más desarrollada que aquí. Allí se piensa a lo grande y al emprendedor se le trata como si fuera una estrella de cine. Hay muchos referentes, en España te cuesta encontrarlos

-¿Y de momento da dinero eso de ser emprendedor?

Sí, aunque todavía estamos en un estadio muy inicial. La empresa la formamos el equipo de desarrollo, un despacho de abogados que colabora con la parte jurídica, y yo que llevo el negocio. Todos trabajamos como freelance, somos siete personas. Hemos superado la fase de pruebas y ahora queremos encontrar inversores para hacerlo crecer.

-¿Se siente uno vulnerable cuando se lo monta por su cuenta siendo tan joven?

Sí. Esto no está visto como si fuera una profesión. Parece que estuvieras haciendo algo de broma, que no te lo tomas enserio y que estás luchando por un imposible. Socialmente es muy complicado. La gente no está acostumbrada a que una persona joven monte una empresa y quiera hacer cosas diferentes.

-¿Qué le dirías a una persona joven que esté pensando en emprender?

Que tengan mucha paciencia y que no se tomen esto como una manera de hacer dinero sin más. Hay que disfrutar del camino y de las cosas que te van pasando hasta que consigues tu objetivo. Y aunque al final no resulte, la experiencia de crear algo que es tuyo siempre merece la pena.

 

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