La noticia saltó un sábado a las 19.30 y 'El País', Krugman, Ekaizer, LaSexta y compañía juraban que el país se hundiría

Se van a cumplir 5 años del rescate a España, aquel que nunca ocurrió y daban como seguro los ‘gurús’

El Eurogrupo aprobó habilitar un rescate de 100.000 millones para recapitalizar al sistema financiero, un 10% del PIB del que sólo empleó alrededor de 41.300 millones

Se van a cumplir 5 años del rescate a España, aquel que nunca ocurrió y daban como seguro los 'gurús'
Así rezaba el pomposo titular en la portada del diario en 'El País', dando como seguro el rescate el 9 de junio de 2012. PD

Seguramente han oído mil veces eso de que un economista es un experto en explicar mañana por qué lo que pronosticó ayer no ha sucedido hoy

Este 9 de junio de 2018, se cumplen tres años del evento que nunca ocurrió. El Gobierno Rajoy se ha encargado de repetir hasta la extenuación que España no fue rescatada, pero, hace tres años, el Eurogrupo aprobó habilitar un rescate de 100.000 millones de euros para recapitalizar al sistema financiero, un 10% del PIB del que sólo empleó 41.300 millones.

Era el inicio del verano de 2012 y el presidente Rajoy estaba desaparecido. Ese fin de semana tenía un evento en su agenda oficial, el viaje a Gdansk (Polonia) para ver el partido de debut de España contra Italia en la Eurocopa de Polonia y Ucrania.

Con el presidente lejos de las cámaras, la papeleta le cayó al ministro de Economía, Luis de Guindos.

Fue él quien anunció, el sábado 9 de junio, pasadas ya las 19:30 horas, que España había sido agraciada con un «préstamo en condiciones muy ventajosas«, en palabras del propio Guindos.

No estaba previsto que se discutiera sobre un rescate al país en ese Eurogrupo, pero «así son estas cosas», explicó Rajoy al día siguiente. De esta forma, se convertía en el cuarto país de la eurozona que recibía asistencia de sus socios, y hasta la fecha, el último (Los grandes gurús de la economía que nos dan consejos son de ‘izquierdas’ : Piketty, Krugman, Stiglitz…).

Comparecencia improvisada

Ante las críticas por dejar que fuese un ministro quien anunciase el rescate, el presidente improvisó una comparecencia ante los españoles a media mañana del día siguiente, domingo 10 de junio.

Rajoy rechazó denominar al acuerdo un rescate:

«No tiene nada que ver con las situaciones de otros países, no tiene condicionalidad macroeconómica, no afecta al déficit».

Pero, como explica Javier G. Jorrín en ‘El Economista‘, al final, la tuvo. En el Memorando de entendimiento entre la Comisión Europea y España posterior al rescate aparecía muy claro:

«España deberá cumplir plenamente sus compromisos y obligaciones derivados del Procedimiento de Déficit Excesivo, así como las recomendaciones para corregir los desequilibrios macroeconómicos».

«Los avances en el cumplimiento de estas obligaciones de conformidad serán objeto de estrecha supervisión e irán en paralelo con las revisiones periódicas de la aplicación del programa».

Tres días después, Bruselas reconoció que el rescate computaría como parte del déficit público y, con el paso del tiempo, los españoles confirmarían que las pérdidas del Frob se sufragarían con dinero público (Las sombrías profecías de cinco gurús progres a los que Rajoy no hizo ni caso ).

Lo que ya es imposible de recuperar son los 8.000 millones de Novagalicia o los 12.000 millones de Catalunya Banc, entidades que ya ha vendido con ese deterioro.

Después de la rueda de prensa, Rajoy viajó a Polonia para asistir al partido de debut de España en la Eurocopa contra Italia, porque «el asunto ya está resuelto», explicó, y advirtió a los periodistas: «esto de que le den a uno 100.000 millones, no es fácil de conseguir».

Al acabar el partido volvió a coger un avión a Madrid, porque al día siguiente tenía que asistir a la toma de posesión del nuevo gobernador del Banco de España, Luis María Linde.

LOS MERCADOS Y EL CRECIMIENTO DE ESPAÑA

Tres años después, la situación en España es muy diferente. El PIB del país crece a ritmos del 2,7% y en el último año se han creado 517 puestos de trabajo al día (hasta el final del primer trimestre).

Además, los bancos tienen pleno acceso a los mercados de capitales, lo que se suma a todas las líneas de liquidez que ha puesto a su disposición el Banco Central Europeo (El FMI pide a España subir el IVA, abaratar el despido y copago en educación y sanidad).

Ahora todo son alabanzas y palmadas en la espalda, pero hubo unas semanas en las que esto no fue así.

El rescate al sistema financiero español no calmó a los mercados, todo lo contrario, la prima de riesgo que se situaba en el entorno de los 528 puntos básicos, se disparó en un mes en más de 100 puntos, hasta el entorno de los 640 puntos.

La rentabilidad exigida por el mercado al bono español a 10 años se disparó desde el 6,7% hasta el 7,6% y el Tesoro llegó a pagar un 6,7% por colocar un bono a 7 años el 19 de julio. Tampoco la bolsa daba tregua, de los 6.500 puntos pasó a los 5.950 en un mes, un 8,5% que se esfumaba y que ponía más nerviosos a los inversores.

LOS GURÚS NO ENTONAN MEA CULPA

Seguramente han oído mil veces eso de que un economista es un experto en explicar mañana por qué lo que pronosticó ayer no ha sucedido hoy. Pues bien, hace dos años y medio, el 10 de diciembre de 2012, el diario El País decía esto en un editorial titulado «Rescate urgente»:

«El Gobierno sabe y los ciudadanos también que la petición de asistencia al BCE se producirá tarde o temprano (…). En resumen, aplazar la petición de rescate equivale a condenar a la economía española a una recesión prolongada y dolorosa».

Subrayaba no hace mucho el siempre mordaz Benjamín López en ‘El Semanal Digital’ que no ha habido rescate y tampoco seguimos en recesión.

¡Menos mal que Rajoy no hizo caso a Cebrián!

Tampoco hizo caso el Gobierno, pero sí los medios de comunicación, a las apocalípticas predicciones del economista, premio Nobel, Paul Krugman unos meses antes, en mayo de 2012, en The New York Times, en una columna titulada «Austerity Alternatives»:

«Algunos de nosotros hemos estado hablando del tema, y creemos que el final del juego será algo como esto:

  • 1. Salida griega del euro, muy posiblemente el próximo mes.
  • 2. Cuantiosas retiradas de fondos de los bancos españoles e italianos, a medida que los depositantes tratan de llevar su dinero a Alemania.
  • 3a. Tal vez, solo posiblemente, se impondrán controles de facto, con los bancos prohibiendo transferir depósitos fuera del país y limitando la retirada de dinero en efectivo.
  • 3b. Alternativamente, o tal vez a la vez, el BCE realizará fuertes inyecciones de crédito para evitar el derrumbe de los bancos.
  • 4a. Alemania tiene una elección. Aceptar indirectamente las reclamaciones que se hacen sobre Italia y España -además de realizar una drástica revisión de su estrategia- básicamente, para darle a España alguna esperanza y poner en marcha garantías a la deuda para mantener bajos los costes de endeudamiento y permitir una mayor inflación en la eurozona para posibilitar el ajuste de precios relativos, o:
  • 4b. Fin del euro.

Y estamos hablando de meses, no de años, para que esto ocurra».

Han transcurrido 37 meses desde entonces y, la verdad, podemos afirmar que el Premio Nobel Krugman no dio ni una; ni hemos visto ni la salida del euro de Grecia, ni el corralito en España, ni, por supuesto, el fin del Euro.

Ni siquiera hemos asistido al rescate de España que algunos economistas patrios como el ex jefe de Intermoney y habitual analista de ‘El País’ y ‘La Sexta TV’, el profesor José Carlos Díez, pronosticó en ‘Cinco Días’, en julio de 2012 y en una pieza titulada ‘Rescate‘:

«España está sentenciada por los inversores internacionales y la dinámica lleva al rescate completo».

Este mismo error fue muy común en aquel momento en el que España acababa de pedir ayuda para salvar al sector bancario.

Por ejemplo, el gurú octogenario de la izquierda estadounidense, Noam Chomsky, afirmó en septiembre de 2012: «España no tiene alternativa realista al rescate».

Y el economista Gay de Liébana aseguraba no mucho tiempo después -«Tras Chipre, el Eurogrupo ya está pensando en rescatar España»– que «si no se pide el rescate, al final nos rescatarán».

En la lista de cenizos que no han dado una ocupa lugar destacado Ernesto Ekaizer. Y  podríamos seguir hasta aburrirnos. No se trata con estos ejemplos de avergonzar o poner en la picota a nadie.

Se trata simplemente de poner de manifiesto que en esto de la economía los augurios es casi mejor dejarlos en casa y pedir a los agoreros que no confundan la realidad con sus deseos.

Me parece indiscutible que la situación ahora mismo, con todos sus peros, es mejor que hace un año.

Pese a quien pese, y hay a quién le pesa, empieza a verse la luz al final del túnel.

Está claro, a la luz de los informes del FMI que vaticina un crecimiento de más del 3% para España, quién tenía razón porque, como decía el economista alemán Rudiger Dornsbusch:

«Los desequilibrios económicos siempre duran más de lo que anticipan los economistas y siempre se corrigen más bruscamente de lo esperado».

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