EL COSTE DE LAS 'EMBAJADAS' CATALANAS

Así era la ONU chiringuito style de Romeva y sus cuadrilla

Tenían un único objetivo: hablar mal de España en el mundo

Así era la ONU chiringuito style de Romeva y sus cuadrilla
Junqueras, Llach, Forcadell y Romeva. CT

Las nueve 'embajadas' catalanas costaban más de 6 millones, contrataban a amigos del separatismo como Francesca Guardiola

La ‘República’ de Cataluña, ésa que según el espeluznante documento secreto Enfocats incautado por la Guardia Civil se iba a imponer desde la presión social de la calle para doblegar la Constitución, tenía ya en marcha buena parte de su aparato de propaganda en las llamadas ‘embajadas’, unos altavoces internacionales del secesionismo que daban trabajo a partidarios del separatismo… o a sus familiares, como en el caso de Francesca Guardiola, hermana del célebre exentrenador del FC Barcelona.

De ellas partió buena parte de la campaña para que, a raíz del 1-O, una porción no desdeñable de la prensa internacional comprara uno de los inventos más exitosos del secesionismo: la brutalidad policial contra ciudadanos que sólo querían votar, completada con unas cifras ficticias de heridos que elevaron a 1.000 el número de represaliados por los Cuerpos de Seguridad: 24 horas después del referéndum, sólo había dos personas hospitalizadas y nadie en la Generalitat fue capaz de demostrar, con partes fiables, de dónde salía la ingente cantidad de damnificados.

Pues bien, ahora se sabe cuánto dinero costó esa ‘ONU’ catalana que quiso internacionalizar el conflicto, hoy paralizada por el artículo 155 y con su máximo coordinador, el conseller Raúl Romeva, recién salido de la cárcel en libertad provisional y a la espera de juicio. El secretario de Estado de Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, ha precisado en la comisión del Senado que estudia la aplicación del 155 en Cataluña el coste de las llamadas embajadas de la Generalitat en proceso de cierre o ya clausuradas, como la de Estados Unidos, con 1,1 millones de euros, o la de Ginebra, 760.000, en datos recogidos por la agencia EP.

Hasta nueve centros

Bermúdez de Castro ha ofrecido estas cifras durante su comparecencia en la comisión y para rebatir el argumento de que estas delegaciones tenían un bajo coste. A esas dos cifras ha añadido el coste de Portugal (450.000 euros), Francia (895.000 euro), Alemania (500.000 euros), Italia (738.000), Austria (700.000), Dinamarca (520.000 euros) y Polonia (500.000 euros). El coste de estas nueve embajadas suma 6.163.000 euros.

El secretario de Estado ha asegurado que en aplicación del artículo 155 de la Constitución no se ha cerrado ninguna delegación turística, comercial o cultural de Cataluña, sino las cuatro circunscritas a la actividad política. Las primeras que fueron clausuradas por el Gobierno fueron las de Viena, Ginebra, Roma y Lisboa.

«Se cicunscribían al ámbito diplomático, a hablar mal de España», ha dicho Bermúdez de Castro, que ha insistido en que el Gobierno respeta el trabajo cultural o comercial que realizan las comunidades autónomas.

También ha explicado que se ha intentado que la Generalitat recoloque a 34 trabajadores de estas delegaciones despedidos y que así se le ha reclamado al número dos de la Consejería de Relaciones Exteriores de la Generalitat, Aleix Villatoro, al frente del departamento tras la destitución del titular, Raúl Romeva.

Según Bermúdez de Castro, «era un drama echarlos en Navidades» y de ahí la reclamación a Villatoro de que encontrara otro destino para estas personas. Pero según el secretario de Estado, este responsable no ha hecho nada, «no ha buscado nada» porque es algo «que no hacía ruido». «Esto hay que decirlo», ha subrayado.

Webs nuevas y subvencionadas

También ha explicado Bermúdez de Castro que el Gobierno trabaja por agilizar las subvenciones que concede la Generalitat, algunas de las cuales ha dicho que llevaban meses de retraso.

Ha señalado que se respeta la lista de entidades con la que trabajaba la administración catalana, pero que en el caso de los medios de comunicación sí se ha hecho una excepción, las subvenciones concedidas a páginas web creadas ad hoc para respaldar el procés.

Bermúdez de Castro ha asegurado que no se trata de los periódicos escritos, ni de las radios o televisiones sino de nuevas webs. «Lo estamos revisando. No había mejor negocio en Cataluña que montar una web, apoyar el ‘procés’ y llevarte una subvención», ha dicho. Ha asegurado que no se van a suprimir estas ayudas y que se repartirá el dinero, pero de forma «objetiva».

Desmontado ese aparato, queda no obstante el más sólido de todos ellos: TV3 y la Corporación Catalana de Medios, el altavoz más poderoso de una manera de entender la vida en Cataluña, siempre lejos de España, siempre contra la idea de España.

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