Solbes airea sus diferencias con Zapatero y critica su «falta de valentía» en la crisis
El ministro de Economía y Hacienda entre 2004 y 2009, Pedro Solbes, ha defendido este 10 de enero de 2018 la existencia de las puertas giratorias en política siempre que se definan «muy bien» las condiciones de entrada y de salida.
«Las puertas giratorias existirán siempre y si no existen, es una desgracia que la política solo pueda contar con políticos profesionales que no puedan entrar y salir», ha espetado el exministro durante su intervención en la comisión parlamentaria que investiga la crisis financiera, la quiebra de las cajas de ahorro y el rescate financiero.
Para Solbes, no obstante, las condiciones por las que se entra y se sale de la política deben estar «muy bien definidas», tanto en tiempos como en incompatibilidades, pues, en su opinión, son «la única forma» de conseguir gente «válida».
El exministro, que fue consejero de la eléctrica italiana Enel -dueña de Endesa- entre 2011 y 2014 y de Barclays entre 2011 y 2015, ha indicado que los gestores públicos tienen que estar próximos al sector privado, siempre actuando desde una posición de «independencia».
«Hay veces que (los gestores privados) me han hecho cambiar de opinión con argumentos sólidos y lógicos y otras no, cuando no lo han hecho he aplicado las medidas que creo que tenía que hacer».
El exministro de Economía, entre 2004 y 2009, ha explicado que la situación de tensión económica coincidió con la convocatoria electoral para marzo de 2008 y ha dicho que en ese momento el gobierno era consciente de una desaceleración de la economía, pero no la caída que se produjo en el segundo semestre consecuencia del impacto de la quiebra de Lehman Brothers.
Durante las sesiones de la comisión, muchas de las intervenciones han apuntado a que el retraso a la hora de adoptar medidas por parte de los socialistas y su falta de contundencia agravó los efectos de la crisis económica. Solbes ha dicho que frente a la crisis económica hubo «claros errores de previsión». «No fuimos capaces de detectar la fuerte recesión», planteó, si bien sí se preveía una caída del PIB, que finalmente fue del 3,6% y no del 2% esperado.
De hecho, costó hablar de crisis. El debate sobre si se usaba esa palabra «duró dos meses», confesó, sobre todo porque se encaraban unas elecciones en 2008.
Asimismo, ha señalado que en 2010 el Ejecutivo de Zapatero confiaba en «volver a la normalidad» y recuperar el crecimiento, algo que «tampoco sucedió». «Con la segunda recesión nos equivocamos totalmente», ha aseverado.
El exministro ha reconocido que lo «más deseable» para haber reducido el impacto de la crisis hubiera sido una política fiscal más restrictiva. «Se intentó en parte, con resultados insuficientes», ha dicho, al tiempo que ha señalado que se pasó de un superávit del 2% del PIB en 2008 a un déficit del 11% en 2009 y que con «esas cifras la decisión de minimizar recursos públicos para hacer frente a la intervención de los bancos estaba totalmente justificada».
En este sentido, confesó «que debimos ser más valientes en términos superávit y más valientes en entrar en la gobernanza de las cajas». En todo caso, Solbes ha puesto en duda que lo segundo se hubiera podido hacer por la minoría parlamentaria en la que estaba el PSOE.
«El problema no eran las cajas» sino las características de una «gobernanza inadecuada», y cree que esto también afectaba a las posibilidades del Gobierno para reformarlas.
Advirtió de la locura en el ladrillo, pero fue desoído
Respecto a la burbuja del ladrillo, Solbes ha admitido que la vivienda fue una «prioridad política» con la entrada del gobierno de Zapatero, si bien sostuvo que sus advertencias ante el ritmo de crecimiento de los precios «cayeron en saco roto».
«La limitación a la mitad de la ayuda para la compra de vivienda o mis criticas públicas sobre viviendas inciadas o lo inadecuado de las hipotecas a 40 años cayeron en saco roto», ha espetado. Todo se dio en un contexto en el que «los precios seguían subiendo a pesar de una construcción desmesurada que iniciaba cada año con muchas más viviendas que las que se necesitaban».
Demasiado poder a los sindicatos
Solbes también se ha mostrado contrario a algunas de las medidas que se tomaron para dar vuelta la crisis, como el Plan E, de inversiones en infraestructuras, que duró menos de lo que él hubiera visto óptimo.
Otro de los puntos que criticó Solbes fue el apoyo «excesivo» en los sindicatos.
«Habríamos evitado problemas posteriores», ha dicho, ya que «las reformas laborales se dejaron excesivamente en manos de los agentes sociales». No fue hasta 2010 cuando el Gobierno socialista emprendió una reforma laboral, un año después de la salida de Solbes del Gobierno.
Sin embargo, hasta entonces Zapatero, con el que tuvo tales diferencias que lo llevaron a salir del Gobierno, creía que había «margen» para poder actuar con una política expansiva «porque parecía que las arcas estaban llenas».
Solbes pecó de optimista
El exministro, que en su día llegó a asegurar que España no se vería afectada por la crisis hipotecaria estadounidense, reconoció años más tarde su exceso de optimismo ante las primeras dificultades económicas, durante las que avalaba la solvencia y solidez del sistema financiero español.
Su sucesora en el cargo, Elena Salgado, justificó en 2012 en el Congreso, ya fuera del Gobierno, que el Ejecutivo socialista descartó aplicar medidas de choque ante la crisis con el fin de que el país no fuera intervenido por autoridades internacionales.