ONU-ALIMENTACIÓN

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La ONU advierte de que el uso de biocarburantes puede hacer crecer el número de hambrientos

Agencia EFE, Miércoles, 26 de septiembre 2007
La proliferación de los biocombustibles puede tener un grave impacto en la producción de alimentos, lo que puede incrementar aun más las alarmantes cifras de hambrientos, según alerta un informe elaborado por la ONU.

"El relator especial está gravemente preocupado sobre el hecho de que los biocombustibles dejen una estela de hambre (...) La rápida idea de convertir comida -como maíz, trigo, azúcar o palma- en combustible es una receta para el desastre", señala el informe al cual ha tenido acceso Efe.

"Existe un serio riesgo de crear una batalla entre la comida y el combustible que hará que los pobres y los hambrientos en los países en desarrollo estén a merced del rápido aumento de los precios de los alimentos, la tierra y el agua", prosigue el informe de la relatoría sobre el derecho a la alimentación de la ONU, que será presentado ante la Asamblea General el próximo 24 de octubre.

En el mundo hay 854 millones de hambrientos, una cifra que "ha estado aumentado desde 1996".

La relatoría se queja de que no se ha hecho ningún progreso para reducir el hambre, a pesar de los compromisos asumidos por los gobiernos en la primera Cumbre Mundial sobre el Hambre de 1996, y en la Cumbre del Milenio del año 2000.

Y destaca que más de seis millones de niños mueren cada año de hambre o de enfermedades relacionadas por la mala alimentación antes de cumplir cinco años.

Por ello, aunque el relator especial aplaude la producción de biocarburante como un método efectivo para limitar el cambio climático, al mismo tiempo considera "inaceptable" que ponga en peligro el derecho a la alimentación humana.

El documento alerta de que la producción de biocombustible hará subir los precios de los productos básicos "amenazando su acceso a los más pobres que ya dedican una gran proporción de su ingresos para alimentarse".

Asimismo, los especialistas creen que muchas agroindustrias querrán obtener más tierra, con lo que aumentará la competencia por la propiedad, y se multiplicarán los casos de evacuaciones forzadas.

Otro de los temores del relator especial es que se incrementen los casos de explotaciones de producción de caña de azúcar que utilizan mano de obra esclava.

Además, el informe expresa su preocupación porque sean los países en desarrollo los que padezcan las decisiones tomadas por los más industrializados.

De hecho, el texto pone de manifiesto que los grandes países industrializados, como Estados Unidos o los que integran la Unión Europea, han establecido para el futuro próximo elevados aumentos del uso de biocarburante.

"Pero esos objetivos no pueden ser alcanzados con la producción agrícola de los países industrializados. Se estima que Europa tendría que dedicar el 70 por ciento de su producción agrícola para lograrlos, y Estados Unidos toda su cosecha de maíz y soja", señala.

"Por tanto, los países industrializados están muy interesados en que sean las naciones del sur las que produzcan biocombustible para que ellos puedan alcanzar sus objetivos", explica.

Por eso, el informe llama a establecer una moratoria de cinco años para la actual producción de biocarburante que "permita idear tecnologías y estructuras reguladoras que protejan contra el impacto negativo en el medio ambiente, la sociedad y los derechos humanos".

Los expertos de la relatoría están convencidos de que la moratoria será efectiva siempre y cuando: se reduzca el nivel actual de consumo de combustible, se creen nuevas tecnologías para producir biocombustible que reduzca la competencia entre la comida y el carburante, y se asegure que la producción de biocarburantes se base en la agricultura familiar.