Más de diez mil #cuttybandistas se apuntaron a un concurso organizado por la marca en las redes sociales
Esta particular aventura mantiene la línea secreta que lidera la comunicación y estilo de la marca, donde su historia en los años 20 y la ley seca de EE.UU han sido el hilo conductor de su reciente campaña.
Los veleros de Cutty Sark han navegado por tercer año consecutivo celebrando fiestas clandestinas en alta mar, donde la principal idea es volver al pasado para romper la ley seca en aguas internacionales, haciendo del barco un «speakeasy flotante» el cual recuerda las embarcaciones Liners de Manhattan que abrían sus bares al público al traspasar la línea de aguas internacionales y ocultaban el consumo al aproximarse a Downtown Manhattan.
La marca busca trasmitir el legado marinero de la marca desde sus comienzos hasta nuestros días. En la década de los años 20 los envíos llegaban desde Escocia hasta las Bahamas, donde se fraguo la leyenda del Capitán McCoy, uno de los marineros y traficantes más sobresalientes de la historia de la marca. McCoy se encargaba de distribuir el whisky sin adulterar por los principales puertos de EE.UU a través de la red de distribución de Al Capone.
Este año más de diez mil participantes se apuntaron a un concurso organizado por la marca en las redes sociales, donde durante varios meses tenían que obtener puntos para ganarse un puesto a bordo.
Los Mistral, Los Tramontana, Los Lebeche y Los Siroco son las cuatro familias que dominan el negocio del whisky clandestino y han seleccionado cuidadosamente a los #cuttybandistas. Sólo dieciséis afortunados aventureros se embarcaron en este viaje y tan sólo cuatro han llegado al final de la travesía ya que cada día, los concursantes tuvieron que superar pruebas eliminatorias de habilidad, resistencia y supervivencia tales como partidas de cartas clandestinas o la búsqueda del tesoro. Han tenido que demostrar que merecían continuar a bordo siendo unos auténticos #cuttybandistas.
Un recorrido por los territorios más clandestinos y desconocidos de las Pitiusas. Cuevas secretas donde los contrabandistas almacenaban el alcohol y comerciaban con la mercancía; lugares con un magnetismo especial. Fondeos en alta mar a base
de cócteles elaborados con whisky emulando los años 20; las mejores puestas de sol y por supuesto, la mejor compañía. La compañía de los #cuttybandistas.