De ZP

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El talón de Aquiles

Época, Viernes, 2 de septiembre 2005
Se acabó el verano. El relax de las playas de Lanzarote en la residencia La Mareta es ya historia para el presidente del Gobierno.

José Luis Rodríguez Zapatero pasará de las cálidas islas al otoño caliente de la política española. De la vida familiar a la agitada agenda monclovita.

Permanecen candentes diversos fuegos que irán a más, pisando los talones al presidente Zapatero. El calendario político apremia y desde la oposición, los populares le recuerdan que terminó su “periodo de gracia”.

1-El estatuto catalán

¿Quién iba a decirle a Zapatero hace más de año y medio, cuando lanzó su flamante promesa de que aceptaría en Madrid lo que se aprobara en el Parlamento catalán, que Cataluña se convertiría en una bomba de relojería, hasta para su propia estabilidad en el Gobierno?

Hoy el Ejecutivo no puede nadar y guardar la ropa: el polvorín catalán está a punto de explotar y hay que mover ficha. El primero en hacerlo ha sido el número dos del PSOE, José Blanco, advirtiendo al tripartito de Maragall de que está perdiendo la “confianza” de los catalanes.

Saltó la liebre y la vicepresidenta primera le desautorizaba más tarde. Mientras continúan las disputas internas en el partido, el líder de la oposición, Mariano Rajoy, pide a Zapatero que explique a los españoles su criterio al respecto, porque la reforma del Estatuto catalán se está convirtiendo en una “broma”.

Pero el Gobierno ZP no se toma a risa lo que sucede en Cataluña. Suenan campanas de un hipotético adelanto electoral en las autonómicas si la crisis catalana no se resuelve, y se teme una alta abstención. Pero hay más.

El tema catalán podría arrastrar una eventual inestabilidad en la legislatura, por el juego de alianzas del PSOE. La necesidad del Ejecutivo de paralizar la reforma del Estatut -si, como todo apunta, amenaza el régimen constitucional- le origina un conflicto con sus socios de ERC en el Congreso.

Asunto peliagudo: los independentistas catalanes le aportan ocho diputados esenciales para gobernar, además de los cinco de Izquierda Verde.

Si Esquerra retirara su apoyo al Gobierno por un desacuerdo en el Estatut, se abriría un periodo de incertidumbre, ya que el PSOE necesita apoyos por su mayoría minoritaria.

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