Algunos interrogantes

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El puzle del 11-M (y II)

Época, Lunes, 6 de junio 2005
Hay muchos otros interrogantes sobre la furgoneta de Leganés. En cualquier caso, lo que está claro a la luz de todas estas informaciones es que la furgoneta no fue utilizada para transportar los explosivos desde Burgos.

Además, parece bastante dudoso que esa furgoneta fuera robada por los terroristas del 11-M y resulta cuando menos opinable que la llegaran a emplear alguna vez.

Las evidencias apuntan, asimismo, a que la cinta coránica y la bolsa con detonadores fueron introducidas en la furgoneta con el único propósito de dirigir las pesquisas policiales y judiciales hacia las redes terroristas islámicas. Finalmente, resulta muy poco plausible, como argumentábamos en el número anterior por las declaraciones de los testigos, que las personas que fueron vistas alrededor de esa furgoneta en la mañana del 11-M fueran islamistas.

Por tanto, los datos nos sugieren que estamos ante otro señuelo, igual que la mochila de Vallecas. La pregunta es, entonces, ¿quién colocó el señuelo de la furgoneta? No lo sabemos, pero evidentemente tuvo que tratarse de alguien que supiera, con anterioridad al 11-M, que ese atentado se iba a producir. Las causas inexplicables continúan.{ladillo}Primer interrogante: Las inexistentes huellas dactilares{/ladillo}Según el auto del juez Del Olmo de 15/febrero/2005, en la furgoneta y en los objetos que ésta contenía aparecieron 56 huellas dactilares, de las cuales 29 carecen de valor probatorio (porque son muy fragmentarias), seis corresponden al dueño de la furgoneta, dos corresponden a Daoud Ouhnane (huido tras el atentado) y otras 21 son anónimas (no ha podido verificarse a quién pertenecen).

Es decir, que en esa furgoneta no ha aparecido ni una sola huella de los terroristas de Lavapiés, ni de los suicidas de Leganés, ni de ningún otro del centenar de implicados en la trama del 11-M, salvo esas dos huellas de Ouhnane, que aparecieron no en la propia furgoneta, sino en la bolsa de plástico que contenía los detonadores, sobre la cual (como hemos visto) pesan ciertas sospechas.

Ni una sola huella de los terroristas en el volante; ni una sola huella de los terroristas en la manija de la puerta; ni una sola huella de los terroristas en el salpicadero, ni en el parabrisas, ni en las ventanas, ni en el cambio de marchas.

Eso indica que, si es verdad que los terroristas del 11-M usaron esa furgoneta, fueron tan cuidadosos como para emplear guantes o limpiar las huellas antes de abandonar la furgoneta. Sin embargo, en la parte de atrás de la furgoneta aparecieron varias prendas de ropa de donde se ha podido extraer el ADN de diversos terroristas. Y aquí es donde surge la incógnita:

¿por qué unos terroristas tan cuidadosos como para usar guantes o limpiar meticulosamente el volante de la furgoneta con el fin de borrar las huellas iban a dejarse olvidadas esas prendas de ropa llenas de oportunos rastros de ADN? No tiene ningún sentido. A no ser, claro está, que esas prendas de ropa fueran depositadas allí por alguien distinto a quien las había utilizado.

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