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Los 10 errores más tontos de la Historia

Errar es humano, pero no todos los errores son iguales

Hay metidas de pata de mayor trascendencia, pero rechazar a los Beatles porque tocaban mal, no fue una tontería menor y del Titanic para que vamos a hablar…

Errar es humano, pero no todos los errores son iguales, pues mientras algunos provocan pequeños inconvenientes y molestias, otros pueden desatar catástrofes bíblicas.

Estos son algunos de los más famosos:

 1) La puerta abierta que posibilitó la toma de Bizancio:

El 29 de mayo de 1453 los turcos otomanos, al mando del joven sultán Mehmed II, lograron tomar Bizancio o Constantinopla, lo que produjo la caída del Imperio Romano de Oriente. Los historiadores relatan que 80 mil soldados turcos, entre los que destacaban los temidos jenízaros –la tropa de élite del sultán- iniciaron un asedio de la ciudad con una lluvia de flechas y balas de cañón que comenzaron a caer sobre Constantinopla, aunque pese al poderío militar y táctico de las fuerzas invasoras, los bizantinos se hallaban relativamente protegidos tras los famosos muros de la ciudad.

Sin embargo, un pequeño grupo de soldados italianos que volvía de una incursión en terreno turco olvidó cerrar la kerkoporta, uno de los portones de la ciudad. Esto permitió el ingreso de al menos 50 guerreros otomanos quienes, antes de ser reducidos, lograron abrir el resto de las puertas de la ciudad, lo que permitió la invasión del resto del ejército musulmán. Cuando los defensores bizantinos vieron las banderas otomanas ondeando sobre la muralla, corrieron a proteger a sus familias, mientras los soldados venecianos corrían hacia sus naves. Se cree que el último emperador de Bizancio murió en los estertores de la batalla, mientras que el sultán Mehmed II premió a sus soldados con tres días de saqueo y rapiña. De ese modo, ayudados por una puerta que había quedado abierta, los turcos conquistaban el último bastión del Imperio romano de Oriente, dando a la vez inicio a la era del esplendor otomano.

 2) El error de cálculo de Cristóbal Colón:

En 1492, el almirante genovés Cristóbal Colón consiguió que los Reyes Católicos, los monarcas de España de la época, le financiaran un largo viaje, que él creía le llevaría a conquistar las Indias, unos ignotos y ricos territorios que se encontraban, según sus cálculos, a 750 leguas de distancia de las Islas Canarias. Pero el navegante hizo mal sus cálculos y cometió varios errores que dieron un vuelco total a su histórico periplo: pretendiendo llegar a Asia (a 135 grados de circunferencia) se tropezó con América (a 229 grados).

Colón también creía que Asia estaba mucho más cerca, y de no ser porque se encontró en la mitad de su viaje con un inmenso continente desconocido por los europeos habría muerto presumiblemente a manos de sus marineros, que ya amenazaban con amotinarse creyendo que el almirante italiano los llevaba a una muerte segura. Por supuesto, a la postre este error cartográfico fue todo un hallazgo para la corona española, y permitió la conquista del continente americano. Colón llegó al fin de sus días pensando que había llegado a las Indias, pero fue otro navegante italiano, Américo Vespucio, quien convenció a todos de que lo descubierto por su compatriota era en realidad un nuevo continente.

 3) La planta milagrosa que provocaba adicción:

A mediados del siglo XIX se descubrió el principio psicoactivo de la cocaína, sustancia extraída de la hoja de la planta Erythroxylon, que crece principalmente en Bolivia y Perú. Los científicos occidentales, creyendo que se trataba de una droga totalmente inocua y milagrosa (la inyección de cocaína en un nervio dejaba bloqueada la transmisión de las sensaciones, provocando así una anestesia local), recomendaron de inmediato su uso.

En 1879, la nueva droga ya había inspirado una campaña publicitaria sin precedentes orquestada por los laboratorios químicos que la producían. La propaganda decía que era un “buen alimento para los nervios, para combatir hábitos de alcohol, opio y morfina, e incluso conceder sempiterna vitalidad y hermosura a las damas”. El famoso psiquiatra austríaco Sigmund Freud también contribuyó en varios escritos a aumentar la popularidad de una droga, cuyo consumo se acrecentó a partir de 1890, cuando descubrieron que podía ser inhalada en polvo.

Debieron pasar décadas antes de que se hablara de su enorme poder adictivo, su efecto sobre la vía mesolímbica del cerebro, y su incidencia en accidentes cerebrovasculares, infartos de miocardio, problemas pulmonares en los fumadores, infecciones sanguíneas y paros cardiorrespiratorios súbitos. Hacia 1930, la que en su momento era la gran panacea se volvió veneno y los estados iniciaron una política prohibicionista que se extiende hasta nuestros días. Hoy, la cocaína, la llamada “diosa blanca” por los adictos, es una de las drogas más adictivas y perseguidas.

 4) Los errores de la tripulación del Titanic:

El Titanic, el gigantesco trasatlántico construido en los astilleros de Belfast, en Irlanda del Norte, se hundió la noche del 14 de abril de 1912 después de chocar contra un iceberg en mitad del océano Atlántico, durante su viaje inaugural desde Southampton a Nueva York. La tragedia, que dejó un saldo de 1.532 personas muertas de los 2.222 pasajeros que iban a bordo, se produjo por una suma de errores humanos, partiendo por el hecho de que, al ser considerado “insumergible”, el buque no disponía de medios ni botes salvavidas suficientes como para enfrentarse a un naufragio, cosa que disparó el número de víctimas.

También se responsabilizó del luctuoso hecho al capitán Edward Smith por conducir la nave a gran velocidad y con cierta imprudencia. El marino Frederick Fleet, el vigía encargado de avistar posibles peligros para el barco y quien fue el que dio las campanadas de alerta luego de divisar un inmenso bulto negro en medio de la noche (que resultó ser un gigantesco iceberg), testificaría posteriormente que de haber tenido binoculares, los cuales inexplicablemente estaban almacenados en ese momento dentro de unos casilleros por órdenes superiores, habría visto mucho antes el iceberg y, por ende, habría podido dar la alarma a tiempo.

 5) El asesinato que inició una guerra mundial:

El 28 de junio de 1914 El archiduque Francisco Fernando, heredero del imperio austrohúngaro, visitó junto a su esposa la ciudad de Sarajevo, la capital de Bosnia Herzegovina. Lo que el aristócrata austríaco no sabía era que en ese lugar la organización nacionalista “Mano Negra”, que deseaba crear un estado único de todos los pueblos yugoslavos, liderado por Serbia, había dispuesto a siete jóvenes asesinos que se hallaban escondidos entre el pueblo para matar al archiduque en cuanto lo vieran.

El archiduque viajaba con su esposa en un automóvil descapotable –junto a una comitiva militar- por una de las calles de Sarajevo cuando uno de los asesinos salió de entre el público y les lanzó una bomba, la que rebotó en el brazo del Archiduque y fue a parar al suelo donde estalló, hiriendo a una docena de personas, entre las cuales se encontraba el teniente coronel Erich von Merizzi, ayudante del general Potoirek, herido en la cabeza.

Gavrilo Princip, el asesino: y su víctima, el archiduque Francisco Fernando.
El Archiduque se negó a abandonar Sarajevo debido al atentado, pidiendo sólo que se alterase su agenda para poder incluir una visita al hospital, donde se encontraban los heridos del atentado. El vehículo de Francisco Fernando debía dirigirse al Hospital siguiendo la avenida Appel, que bordea el río, sin adentrarse en las angostas callejuelas de la ciudad antigua. El cambio de planes serviría de medida de seguridad, ya que nadie les esperaría por esta avenida y así se evitarían las calles más estrechas y concurridas de la ciudad. Sin embargo, insólitamente, ninguno de los conductores había sido informado de estos cambios, por lo que pensaban seguir el camino originariamente trazado. El trabajo de alertar a los choferes sobre las rutas era responsabilidad del teniente coronel Merizzi, pero éste se encontraba herido en el hospital. Ese error iba a tener trágicas consecuencias.

El auto del archiduque enfiló entonces por la calle Francisco José, con tan mala suerte que se encontró allí con el estudiante de 19 años Gavrilo Princip, uno de los siete terroristas, quien, deprimido por la falta de suerte de la misión, había decidido comer algo mientras reflexionaba sobre lo que haría después. El general Potoirek, que iba en el asiento delantero del auto del archiduque, se dio cuenta del error y le gritó al chofer: “¿Qué es esto? ¡Este es el camino equivocado, se supone que seguiríamos por la avenida Appel!”. El conductor, sorprendido por los gritos del general, frenó de inmediato para dar marcha atrás. El automóvil se detuvo así a escasos pasos de Princip.

Pocas veces en la Historia un error ha tenido unas consecuencias tan graves. Princip, al ver al archiduque al frente suyo, sacó de inmediato su pistola del bolsillo y le disparó a quemarropa a éste y a su esposa. Ambos morirían en los minutos siguientes y Princip sería arrestado antes de ser linchado por la multitud. En las semanas siguientes Austria-Hungría le declararía la guerra a Serbia, desencadenando así la Primera Guerra Mundial, un sangriento conflicto que dejaría más de 20 millones de muertos.

 6) El olvido que dio origen a la penicilina:

La penicilina, el antibiótico más conocido del mundo que desde su descubrimiento ha salvado la vida a millones de persona, quizás no hubiese existido si el médico británico Alexander Fleming no hubiera olvidado limpiar su laboratorio antes de salir de vacaciones.

En la mañana del 28 de septiembre de 1928 Flemming se encontraba estudiando cultivos de bacterias de estafilococo en el sótano del laboratorio del Hospital St. Mary, en Londres, aunque luego debió ausentarse casi por un mes de la capital inglesa, olvidando una placa de Petri –instrumento de laboratorio- en la que se contenían bacterias cerca de una ventana abierta.

Al regresar de sus vacaciones, Flemming se encontró con la placa de Petri olvidada. Al mirarla se percató que las muestras se habían contaminado con una especie de moho que había entrado con el viento. Movido por la curiosidad, el científico en vez de tirar su experimento arruinado a la basura, colocó su placa de petri al microscopio y observó asombrado que no sólo el moho había contaminado todo el contenido de la placa, sino que alrededor de éste, había un claro, una zona limpia en la que el moho había matado a todas las bacterias. Flemming acababa de descubrir los hongos de Penicillium, la base del antibiótico famoso por su gran capacidad para aniquilar a las bacterias que causan infecciones en el cuerpo humano.

 7) Adolf Hitler y el error de cálculo que le costó la guerra:

En junio de 1941 Adolf Hitler era amo y señor de la mitad de Europa. Sus victoriosos ejércitos ya habían conquistado Polonia, Checoslovaquia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica y Francia y todo hacía suponer que el próximo objetivo de la Wehrmacht era la conquista de Gran Bretaña, en la llamada “Operación León Marino”. Sin embargo, por una serie de circunstancias esa invasión se fue posponiendo hasta que el Führer decidió iniciar el 22 de junio la “Operación Barbarroja”, la anhelada invasión de la Unión Soviética, el verdadero enemigo ideológico del nazismo.

Así, tres millones de soldados alemanes entraron en territorio soviético y conquistaron fácilmente las actuales regiones de Ucrania y Bielorrusia. La Operación Barbarroja significó en su principio un duro golpe para las desprevenidas fuerzas soviéticas, que sufrieron fuertes bajas y perdieron grandes extensiones de territorio en poco tiempo.

No obstante, Adolf Hitler había cometido un craso error inicial: subestimó la potencia del Ejército Rojo y la crudeza del invierno ruso. En efecto, cada vez que los alemanes aniquilaban a un ejército ruso, los soviéticos lo reemplazaban de inmediato por otro, aprovechando su enorme población y el enorme territorio que cobijaba a ésta. Para agravar la situación, la llegada del invierno ruso tomó a los alemanes -quienes pensaban tomar Rusia en cuestión de unos pocos meses- por sorpresa. Sin equipo adecuado para pasar el invierno, fueron miles los soldados germanos que murieron congelados.

La llegada del invierno ruso acabaría con los planes alemanes de terminar la invasión en 1941. Durante el invierno, el Ejército Rojo contraatacó y anuló las esperanzas de Hitler de ganar la batalla de Moscú. La operación acabó el 5 de diciembre de 1941 con la retirada del ejército alemán, que en las semanas siguientes perdería a todo su VI Ejército en la Batalla de Stalingrado. Había sido la primera derrota catastrófica de un ejército que hasta ese momento se creía que era invencible.

 8) La matanza de gorriones de la China comunista:

En 1958 el gobierno comunista de la República Popular China de Mao Zedong comenzó una campaña para exterminar a todos los gorriones del país, pues se responsabilizaba a estas simpáticas aves de devorar el grano almacenado. Según los cálculos de Zedong, cada gorrión comía en promedio 4,5 kg de grano al año. Por lo tanto, matando a un millón de gorriones se podría alimentar a 60 mil personas más.

Según palabras de Mao Zedong, “los gorriones son una de las peores plagas, son enemigos de la revolución, se comen nuestras cosechas, mátenlos. Ningún guerrero se retirará hasta erradicarlos, tenemos que perseverar con la tenacidad del revolucionario”.

De ese modo, los comunistas chinos comenzaron a envenenar a todos los gorriones, sus nidos fueron destruidos, los huevos rotos y los polluelos acabaron muertos al no haber adultos que los alimentasen. La campaña supuso un éxito y estuvo a punto de aniquilar por completo a los gorriones. En 1960, científicos norteamericanos alarmados por el plan de Mao, publicaron una investigación donde se aseguraba que “los gorriones comen más insectos que grano”. Pero como los capitalistas eran el enemigo, Mao desdeñó sus advertencias, ciñéndose al aforismo “el hombre debe derrotar a la naturaleza”.

Sin embargo, el aniquilamiento de los gorriones trajo una inmediata consecuencia: la proliferación de las langostas, que serían las responsables de una terrible plaga que causó millonarios perjuicios económicos en las cosechas y una terrible hambruna que cobró la vida de entre 16 y 30 millones de personas. En 1960 Mao se dio cuenta de su craso y mortal error y se dirigió a los medios con la frase “suàn le” (“Olvídenlos”) con la que se concluyó la persecución oficial de los gorriones. Simultáneamente, el gobierno soviético de Nikita Kruschov, aliado de China, ayudó a Mao a encargarse de la repoblación de gorriones, enviando un cargamento de miles de aves que llegaron a China en secreto para evitar un descenso de la popularidad del ignorante líder chino.

 9) La desincronización horaria que salvó a Fidel Castro:

La invasión de Bahía de Cochinos fue una operación militar en la que tropas de cubanos exiliados, apoyados por Estados Unidos, invadieron Cuba en abril de 1961 para intentar derrocar el régimen de Fidel Castro y formar un gobierno provisional. La acción acabó en fracaso en menos de 65 horas, ya que fue completamente aplastada por las Milicias y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, quienes capturaron a 1.200 soldados enemigos, junto con importante material bélico.

Lo que pocos saben es que un pequeño malentendido horario pudo haber cambiado fácilmente el resultado de esta batalla, truncando así rápidamente el sueño comunista de Fidel Castro. Dado que las tropas de cubanos exiliados sumaban apenas alrededor de 1.500 personas, el apoyo de la CIA era vital. Ellos se encargarían de allanar el paso mediante jets de combate que despegarían de un portaviones cerca de Nicaragua. Sin embargo, a los conjurados se les había olvidado un pequeño detalle: la diferencia horaria entre Nicaragua y Cuba. Los jets sobrevolaron suelo cubano con una hora de adelanto y se fueron sin haber apoyado a los invasores.

 10) La conferencia de prensa que abrió el Muro de Berlín:

Günter Schabowski, un político menor dentro del Partido Socialista Unificado -el partido único de la República “Democrática” Alemana- fue enviado por su gobierno para dar una supuestamente rutinaria y aburrida conferencia de prensa emitida a nivel global, la noche del 9 de noviembre de 1989. Después de 50 aburridos minutos, el vocero debió leer sobre un tema al cual no estaba familiarizado, pues nadie se lo había advertido de antemano: la nueva regulación sobre emigración, que permitiría mayores libertades para salir del país.

Günter Schabowski atendiendo a la prensa internacional.
Cuando los sorprendidos periodistas le preguntaron a Schabowski cuando entraría en vigor la normativa, el vocero hojeó el documento, leyó algunas palabras sueltas, y bajo la presión de todos los presentes, respondió: “Por lo que tengo entendido… inmediatamente”.

El impacto de las palabras de Schabowski fue total, pues lo que era originalmente una medida moderada en la política de viajes de la Alemania Oriental, se transformó, gracias a la vaguedad e ignorancia de Schabowski, en una invitación a cruzar las fronteras libremente. De inmediato miles de alemanes orientales se dirigieron a los pasos para pasar a Alemania Occidental. Y como el Partido Socialista Unificado no le había dado órdenes claras a sus guardias, estos a las 23.30 hrs de ese día dieron paso a la salida de las multitudes a la ansiada libertad.

Al día siguiente hubo intentos de volver a tomar el control, pero las puertas para la unificación alemana ya se habían abierto en un proceso que tendría como guinda de la torta el derrumbe del ominoso muro de Berlín.

Cuando Schabowski falleció en 2015, el diario “New York Times”, recordando esa histórica conferencia de prensa, tituló una columna de manera muy acertada: “Günter Schabowski, el hombre que abrió el Muro”.

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