Nada indica que la discusión va a acabar de esa manera.
El negro, más corpulento, avanza confiado y retador, señala con el índice y vocifera.
El turista rubio parece que se echa atrás y busca ayuda, cuando de repente…
Una buena lección, por chuleta y abusón.
Respecto a la frase del titular, es de uso común en español desde hace bastantes siglos.
El proverbio advierte sobre no confiarse ni subestimar a nuestro contrincante, por pequeño, mediocre o ridículo que pueda parecer.