En la ciudad de Vigo, al sur de Galicia, se mantiene sobre la cuerda floja de los nacionalistas uno de los alcaldes más mentirosos de España. Este caso patológico ha llamado la atención de Periodista Digital y lo propone a politólogos en ciernes como tema para una original tesis doctoral: «El poder de la mentira y la mentira al Poder»
Abel Caballero es un paradigma de la política y los políticos en el sur de Europa. No es casualidad que la franja mediterránea de la Unión Europea traiga de cabeza a Bruselas. Son personajes como el alcalde Vigo, que se reproducen por Grecia, por Italia, por España, por Portugal, los que han conseguido que esta franja maldita del viejo continente no sea de fiar.
Esta extraña combinación entre mentiroso compulsivo y Antoñita la fantástica, ha hecho de Abel Caballero un político, o lo que sea, de esos que acabarán estudiando los antropólogos.
Su último truco de magia consiste en convencer a los vigueses, a los gallegos, al mundo, que su Ayuntamiento debe «cero patatero», con esa académica calificación literal, a pesar de que el interventor municipal afirma que más de cien proveedores están en lista de espera para cobrar facturas por valor de 4´6 millones de euros.
Mediante una pirueta de esas que enseñan en las facultades de Economía, el alcalde echa mano de la teoría y las incluye en los presupuestos para 2012 como «reconocimientos extrajudiciales de crédito». Toma ya.
Y remata la faena con una provocación que debería herir la sensibilidad de los acreedores del Ayuntamiento: «tenemos 61 millones de euros en tesorería»
Al margen de que la oposición popular en Vigo sea una de las más zotes de Galicia, la pregunta es muy sencilla: ¿se debe o no se debe? ¿Esos 4,6 millones de euros son una entelequia o van a mermar los austeros presupuestos de 2012? Porque esa es la cuestión.
Y lo demás son juegos de palabras que no se merece una ciudad en decadencia, donde habitan 300 mil personas que atraviesan un largo «invierno de las almas desterradas», como reza el título de una novela escrita por éste peculiar alcalde.
ANTECEDENTES PENALES
Antes de que cualquier lector califique a PD de exagerado o anti PSOE, vaya por delante un catálogo de antecedentes:
Como ministro de Felipe González:
En 1988 anuncia trenes de Alta Velocidad a Galicia.
Un años después se saca de la chistera el túnel de España a Marruecos
Como candidato a la alcaldía de Vigo:
En 2007 afirma que la economía de Vigo crece en tasas similares a China.
Promete el pleno empleo en la ciudad, y cinco años después hay 33 mil vigueses en paro.
Promete 6 mil viviendas protegidas y no hay ninguna
Promete 47 escuelas infantiles, 6 nuevos centros de atención primaria y centros de la tercera edad en diversas parroquias de la ciudad. Ni están, ni se les espera.En compañía de Ministros de un «gobierno amigo» anuncia a bombo y platillo la llegada del AVE para 2012
Como alcalde:
Insiste en el AVE en 2012
Asegura que Vigo será un bosque de grúas gracias a su Plan General de Urbanismo
Afirma que ya tiene el borrador de la «carta de Ciudad» para Vigo
Confirma que la nueva depuradora va a ser un hecho de inmediato.
Confirma, en 2008, que el Área Metropolitana no tiene vuelta atrás. Sigue siendo un proyecto en 2012.
Anuncia, en compañía del Presidente de la Xunta Touriño, que las obras del Hospital de Vigo se van a iniciar en 2009. Acaban de iniciarse en 2011, con Touriño desvanecido en la historia.
Y una nueva autovía Vigo-Porriño, y un funicular entre el Berbés y la Plaza do Rei, y el desembarco de IKEA en la ciudad y el parque temático más importante de Galicia.
Y así podríamos seguir con promesas y proyectos fantasmagóricos que duermen en las hemerotecas de la prensa gallega. Nunca nadie ha hecho tantas promesas incumplidas sin que se le mueva un solo músculo de la cara o se le salgan los colores. Este auténtico profesional de la mentira es la demostración viviente de la poca importancia que tiene la verdad en el ejercicio de la política en España.
En un país anglosajón, este catedrático de Teoría Económica seguiría, con mucha suerte, ejerciendo la docencia universitaria. Pero en un país latino es alcalde de una ciudad de 300 mil habitantes. Esa es la diferencia entre la parte de Europa que se toma en serio las cuentas y esta parte de Europa que vive del cuento y de los cuentos.
Abel Caballero, uno de los alcaldes más mentirosos de España, no es que sobreviva políticamente porque sea un listillo, sino porque está amparado por el Faro de Vigo, el periódico de mayor tirada de la ciudad, que ensalza a toda plana sus fantasías y sus mentiras y oculta a la opinión pública sus contradicciones, sus chapuzas y sus crasos errores de gestión.
Porque diversas instituciones de la ciudad, juntas y revueltas en complicidad con la alcaldía, han hecho un gran negocio del «viguismo», un hermoso sentimiento de los ciudadanos que, convenientemente administrado, ofrece réditos electorales, ingresos empresariales y una telaraña de información privilegiada y tratos de favor.
Con este tipo de políticos, por un lado es fácil comprender que España haya entrado en barrena con la crisis y, por otro, es lógico pensar lo mucho que nos va a costar salir de ella. Aquí, en España, en los países del Mediterráneo Europeo, por lo visto la mentira y el incumplimiento de los compromisos cotizan al alza en las urnas.