La dimisión de Javier Carrera Álvarez, presidente de Movexvial, la empresa en la que recayeron el 47% de las adjudicaciones de obras del Plan E en Vigo, le plantea a la sociedad gallega en general y a la viguesa en particular, esa duda metódica que recoge la sabia locución latina medieval: excusatio non petita…
Que se sepa, no ha sido imputado por ningún tribunal, no le han amenazado con ninguna demanda y su nombre sólo ha salido en algunos medios de comunicación como empresario beneficiario de algo más de 30 millones de euros, de un total de 70 millones de presupuestos para el Plan E manejados por el Concello de Vigo, y de otros 28 millones más invertidos por el Ministerio de Fomento, cuando su titular era Pepe Blanco, para obras de infraestructuras entre las que encontraban ampliaciones en los Puertos de Vigo y de Marín.
¿Por qué dimite de todos sus cargos éste empresario de Tomiño? Él asegura que es para «defenderse mejor y más libremente de las injurias y calumnias» vertidas contra su persona. Y eleva gratuitamente la grandeza de su sacrificio personal cuando añade que «no quiere dañar la imagen de la empresa». Realmente, parece una actitud ejemplar. Pero en la práctica, para una opinión pública que vive con la mosca de la corrupción detrás de la oreja, ésta inusual actitud de naturaleza civil desconcierta al personal.
Que un político que salga en los papeles se cure en salud, tiene un pase. Si además resulta imputado, parece coherente. Pero un señor que no tiene responsabilidades públicas, que dirige una empresa como Dios manda y puede presentar una hoja de servicios intachable (salvando su vinculación con la trama de fraude fiscal de Vigo «las cinco jotas», que el interesado asegura haber resuelto con Hacienda), ¿por qué se inmola ante la opinión pública y la opinión publicada?
Javier Carrera, una vez que se ha desvinculado de Movexvial, una empresa que aglutina 14 compañías, da empleo a 400 personas, factura cerca de 50 millones de euros y tiene pedidos por valor de 70 millones, ha anunciado querellas en masa contra varios medios de comunicación. Es la vieja costumbre de intentar matar al mensajero.
Quiere presentarse ante un juez y plantearle una serie de barbaridades que han publicado algunos periódicos en un claro atentado contra su persona:
- Que su empresa ha facturado el 47% de las obras de humanización de calles que emprendió el alcalde Abel Caballero con cargo a los fondos del Plan E.
- Que su empresa fue la adjudicataria de obras por valor de 28 millones con cargo al Ministerio de Fomento, cuando su titular era casualmente Pepe Blanco.
- Que dichos medios recuerdan que, con anterioridad, había sido Presidente de ‘Residencial Illa de Arousa’, un complejo residencial, a 50 metros de la ría, que con el tiempo se denominó Villa PSOE como consecuencia de que distinguidos líderes socialistas, Ventura Pérez Mariño, Gaspar Zarrías, Ricardo Varela y el Propio Pepe Blanco, eran casualmente propietarios de algunas de las viviendas.
Naturalmente, el juez le preguntará al final de esa descripción de agravios.
¿No es verdad?
Y a él no le quedará más remedio que decir.
«Si, es verdad»
Y luego intentará demostrar las «canallescas» insinuaciones que se vislumbran entrelíneas. Ése es su derecho, aunque una vez más se someta a la Justicia a caminar por los resbaladizos senderos subjetivos del lenguaje periodístico.
El incidente del Congreso del PSdG
Varela versus Blanco
Cuentan las crónicas del reciente Congreso del PSdG, en el que Pepe Blanco perdió la partida frente a Pachi Vázquez que, en un paréntesis de la batalla, el ex ministro se dirigió encolerizado a Ricardo Varela, amigo personal y vecino de Villa PSOE. Blanco no acababa de entender por qué su fiel aliado no había apoyado a su candidata Elena Espinosa. Se sabe que salió a colación la Operación Campeón y sus vinculaciones con Villa PSOE, la trama de «las cinco jotas» en Vigo y otras cuestiones que, según testigos presenciales, pueden actuar como bombas de efectos retardados en el entramado socialista gallego en general y en el de Vigo y sus entornos en particular.
Con esos antecedentes y las presuntamente casuales relaciones de Movexvial con Villa PSOE, «las cinco jotas», las adjudicaciones de obras del Plan E y el maná de inversiones del Ministerio de Fomento, a nadie le extraña que los peor pensados se hagan una pregunta: ¿a parte de a él mismo y a su empresa, a quién beneficia que Javier Carrera Álvarez se salga repentina y preventivamente de la circulación?