Nunca nadie, trabajando tanto, ha hecho tan poco

Abel Caballero: el ‘alcalde Guinness’ que más horas trabaja en el mundo

Declara que dedica de 8 de la mañana a 11 de la noche a Vigo

Madrid tendrá el equipo de fútbol que más puntos ha obtenido en una Liga, Barcelona el «Pichichi» que ha batido el record de goles en la historia y Sevilla su eterno color especial. Pero ya va siendo hora de que España y Galicia se enteren de que Vigo tiene el alcalde Guinness que más horas trabaja del mundo.

Con su modestia habitual, lo proclamaba el pasado 11 de mayo Abel Caballero ante Dios, la historia y los chicos de la prensa, al más puro estilo Aida Nizar, o sea, hablando de sí mismo en tercera persona: «el alcalde de Vigo trabaja de 8 a 23 horas».

Expresado de esa manera, puede dejar la duda de que hay días que trabaja ocho horas y otros que trabaja 23. Pero seguramente ha querido decir que su jornada de trabajo se inicia a las ocho de la mañana y termina a las 11 de la noche, lo cual supone una media diaria de 15 horas de dedicación exclusiva a la ciudad.

Ha sido hacer pública esa confidencia, y los vigueses han empezado a adquirir la costumbre de mirar de vez en cuando hacia arriba, como los habitantes de Metrópolis, a ver si aparece de repente volando ése señor que, en realidad no es un alcalde corriente, sino una réplica de Superman en carne y hueso.

Un alcalde con el don de la ubicuidad

Descubierta la hiperactividad de Abel Caballero y, salvo que sorprenda al personal confesando que posee el don de volar (que todo se andará), se comprende que abuse del coche oficial si pretende ser como Dios, o sea, estar en todas partes al mismo tiempo. Y sólo los periódicos «antiviguistas» y los interventores puñeteros pueden poner en duda el buen uso que hace éste señor de su coche oficial, que viene siendo una versión del coche de Batman fabricado en Citroën.

La única duda que puede quedar en el aire, es lo que entiende Abelman como horas de trabajo de un alcalde dedicadas a su ciudad: ¿acudir a una manifestación?, ¿visitar piso por piso el barrio de Navia para recopilar votos?, ¿acudir a una cena para conspirar contra Pachi Vázquez ungiendo a Elena Espinosa como rival en el Congreso gallego del PSdG?, ¿consumir neuronas intentando defender el pluriempleo masivo de Evita Carmela Silva?, ¿organizar movilizaciones en defensa de Pego y Gayoso, ¡pobrecillos!, que corrían el peligro de quedarse en la calle con miserables indemnizaciones?, ¿intentar detener la Ciudad de la Justicia, el nuevo Hospital, el Área Metropolitana y cualquiera de esas iniciativas de la Xunta que, por visto le tiene manía a Vigo, a pesar de que le han otorgado su voto 70 mil vigueses?

Por cierto: ¿acude con su coche oficial a los programas de radio y televisión, atados y bien atados, que paga, directa o indirectamente, con fondos de las arcas municipales? Y lo que todavía plantea más dudas: ¿se puede considerar ese tiempo que consume en autobombo como sacrificado trabajo para su ciudad? No parece que un periódico que ponga en solfa la «oficialidad» de muchas de esas actividades sea fascista y antivigués, ni que un interventor que exija sentido común y racionalidad sea un saboteador profesional. Pero ya se sabe como suelen reaccionar los príncipes en sus «ciudades estado».

La única especialidad de Abel, en gestión municipal, es echarle la culpa a los demás 
       
Verdaderamente es de agradecer que Abel Caballero le dedique tantas horas a la ciudad. Que necesite tantas horas el coche oficial, con sus respectivos chóferes y los incalculables litros de combustible. Pero, francamente, el trabajo le cunde más bien poco. Su ciudad es la que presenta la mayor tasa de paro, más del 24%, entre las siete grandes ciudades de Galicia. El número de establecimientos que se venden o se traspasan ofrece un paisaje desolador desde la ventanilla de su Citroën. Los ERES se multiplican como el milagro de los panes y los peces. Si aún tiene línea directa con su compañero de partido Almunia, deben estar jugando a «hundir la flota» con el Naval vigués.

Pero en cuanto salgan los aguerridos chicos del Metal a las calles de Vigo, un día sí y otro también, será el primero en ponerse al frente de la manifestación a practicar su única especialidad en gestión municipal: echarle la culpa a Feijóo.

Enhorabuena a Vigo por tener al alcalde que más horas trabaja en el mundo. Pero, si con tantas horas de dedicación la ciudad está hecha unos zorros, que sería de ella si encima trabajase menos. El problema no debe ser el polémico coche oficial, sino ese señor que va dentro, sentado en el asiento de atrás, de día, de noche, laborables, sábados, domingos y fiestas de guardar. Parodiando a Curchill, nunca nadie, trabajando tanto, había hecho tan poco.

 

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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