Según comenta Luis Salvador en El Confidencial, Letizia Superstar acaba de hundir la Copa del Rey, que se celebra tradicionalmente en la bahía de Palma durante la primera semana de agosto. Una flota de un centenar de barcos de una docena de países, a pique por el gesto de una mujer bravía.

El Confidencial comenta, que embarazada pero no embarcada, es su lema, y ha prohibido además a Felipe de Borbón -futuro Jefe de Estado de las Españas- que participe en esa competición de gafas de sol y bermudas. La periodista asturiana está en estado y es el Estado, eviten preguntar quién no lleva los pantalones en ese matrimonio. Su rechazo a gestar junto al Mediterráneo rehabilita irónicamente a los nativos de la isla, porque haber nacido bajo el insolente clima mallorquín es la razón de nuestras carencias embarazosas. A diario nacen en el planeta medio millón de niños, pero éste va a ser algo especial. Y como siempre hay una trastienda, la princesa no tiene un problema con los nasciturus, sino con algún maloliente pez gordo local cuya proximidad la incomoda sobremanera.

Según El Confidencial, ya en su visita oficial a Baleares el pasado mayo -la primera que hizo la pareja inmediatamente después de comunicar el anhelado embarazo que tenía al país en vilo-, Letizia demostró que no ha arrinconado en un armario su personalidad. Los hoteleros, que criticaron despiadadamente a la izquierda, tuvieron que satisfacer su ansia inquisitiva pues, como buena profesional de los medios, no acepta sin comentarios la versión oficial sobre un asunto. Tampoco se privaba de exteriorizar su descontento cuando un comensal la incomodaba, o de poner en su sitio a quienes pretendían un acceso privilegiado a su rango. De domesticada, nada de nada. De hecho, suspendía habitualmente su asistencia a los actos en que iba a jugar un papel meramente decorativo. Si no podía expresar su opinión, no se encontraba a gusto.

Felipe de Borbón ha tomado parte en la inmensa mayoría de ediciones de la Copa del Rey. Desde hace unos años se alineaba en la tripulación del CAM -menuda faena para la caja valenciana-, patroneado por Fernando León. La Zarzuela ha disfrazado la prohibición como un regalo del Príncipe a su esposa, para que puedan pasar más tiempo juntos en vísperas del natalicio. Es una excusa realmente extraña, que se debilita al considerar el añadido de que la pareja no pasará el verano íntegro en Mallorca, sino que ya planea estancias en Asturias.

El confidencial opina que Letizia es muy dueña. Sin embargo, y a efectos puramente inmobiliarios, los Príncipes de Asturias disfrutan en Mallorca del palacete de Son Vent -las Infantas Cristina y Elena disponen de sendas residencias adyacentes-, cuyo precio de mercado se expresaría en varios cientos de millones de pesetas. Por supuesto, se trata de una ofrenda gratuita de los mallorquines, que ahora ven como Catherine Zeta-Jones y Letizia Orti-Zeta, intentan arrancar a sus respectivas parejas de Baleares.