Arrepentimiento y perdón

El ‘Purgatorio’ de Viggo Mortensen y Carme Elias

Una obra difícil y larga, más allá del 'thriller' psicológico que aparenta

Ariel Dorfman ha escrito una obra difícil de pelar y plena de ambición, lo cual dice mucho de su formación intelectual pero no tanto sobre su capacidad de comunicarla. Se inspira en la tragedia clásica sin decirlo; recurre a sus influencias freudianas para enmendar el purgatorio cristiano y la reencarnación budista; y todo ello se orienta a una reflexión sobre el perdón, el arrepentimiento, la reconciliación, cosas todas tan difíciles. Al final recurre al elemento manido de siempre, el amor. Son cien minutos densos, que bordean el tedio en su último tramo y que se despeñan en la impotencia de encontrar un final verosímil y una propuesta válida individual y socialmente.

Purgatorio es una alegoría que bajo un manto truculento de crimen pasional sólo busca responder a una primera pregunta ¿Es posible el arrepentimiento completo en cuestiones vitales para las que el culpable se cree sobrado de razones y justificaciones, ha construido coartadas potentes y verosímiles, ha retorcido su memoria hasta recordar exactamente lo que le conviene y olvidar del todo lo que le perturba? Incluso, ¿es bueno, es necesario, es imprescindible arrepentirse del mal que se ha causado aún en nombre de lo más sagrado, el Amor, el Honor, la Causa, la Patria, la Justicia?

Una primera pregunta a la que responde planteando una segunda pregunta aún más inquietante: ¿Es posible el perdón completo de tu peor enemigo, de quien ha destruido tu vida, a quien odias a muerte, cuya sola presencia te subleva, de cuyo arrepentimiento dudas y en cuya imagen sigues viendo presente desprecio y odio?

Conociendo la historia personal de Dorfman y el impacto que en él tuvieron los procesos revolucionarios, los golpes militares y la represión brutal que asoló de dolor el Cono Sur americano en las décadas finales del pasado siglo, creemos que esa reflexión tiene un contenido eminentemente político y social aunque se presente disfrazada de crónica negra, de suceso individual, de acceso de locura. Pero ya sabemos que las peores locuras son las colectivas y que han sido muy numerosas en el pasado reciente.

Este trasfondo no aparece, porque Dorfman no ha querido hacer una segunda parte de su ‘La muerte y la doncella’. Y porque el director no ha querido o podido complicar la representación. Pero al no aparecer, lo deja todo en un guión tecno-criminal-espiritista, un thriller psicológico o mejor, psicoanalizado en un más allá irreal, fórmula ya habitual en el cine y las series televisivas.

La apuesta por dos actores cinematográficos muy conocidos -sobre todo él- debe ser presagio del éxito al que parece destinado este estreno. Viggo Mortensen es bilingüe, pero como actor cotizado en el mundo anglo no puede desconocer el problema de los diferentes acentos. El suyo no sólo es exageradamente argentino sino que va empeorando a medida que avanza la obra para terminar en caricaturesco. No haber corregido este problema es quizás el principal error del director de la obra. Otros menos graves nos parece que afectan a la pobre escenografía y al discreto vestuario.

Carme Elias equilibra el desajuste dialectal y quizás esté más convincente y mejor desdoblada en sus dos personajes. Resiste peor que Mortensen el desafío de actuar a dos metros del público, pero tiene a su favor un gesto menos hierático y un rostro más corriente. Los famosos de la pantalla tienen tanta fotogenia y carisma que salvo contadas excepciones terminan siempre haciendo de sí mismo y devorando los personajes. Mortensen comienza de forma extraordinaria y su primera media hora en el escenario es de altísimp nivel. En el resto de su actuación, no es que no sea superior al 90% de los actores de nuestras tablas, es que se esclerotiza un tanto y a medida que se le congela el rostro se echa más y más de menos que no hable en un español plano, el que saben usar tan bien muchos actores catalanes. Nos han encantado los actores argentinos de Tolcachir en sus obras bonaerenses, pero no se puede interpretar La vida es sueño con acento catalán ni Historias de una escalera en andaluz cerrado. Y si se apela a que la obra puede evocar Sudamérica, entonces había que haberle puesto a su pareja el mismo deje.

Ariel Dorfman era consejero cultural de Salvador Allende cuando tuvo lugar el golpe de Pinochet en Chile en 1973. Sus libros en inglés y en castellano han sido traducidos a cuarenta idiomas y sus piezas de teatro montadas en cien países. Otras dos obras suyas se representan actualmente en España: ‘El Otro Lado’, con Charo López, estrenada en el Teatro Fernán Gómez de Madrid, y la ya citada ‘La muerte y la doncella’, con Emilio Gutiérrez Caba, que está de gira por nuestras tierras.

Mortensen y Dorfman parecen amigos, y el actor ha entendido la obra: ‘Hay gente que respeto muchísimo, son tan inteligentes, los escuchas en una conversación o en un debate, en el que te explican con una claridad impresionante sus razones para no poder perdonar un acto de otro, o de otra nación, o de otra sociedad. Hay gente que dice: “Hay cosas que no se pueden perdonar”… No lo sé… yo creo que esta obra dice que todo se puede y se debe perdonar. Si uno quiere estar bien, básicamente’. Lástima que luego en lamentables declaraciones públicas se haya olvidado de que precisamente lo más importante en la obra que protagoniza es el a-rre-pen-ti-mien-to.

Carme Elias, a la que vimos hace un año protagonizando un Prometeo femenino, ha centrado su personaje en el drama personal y femenino, aunque parece saber mejor lo que aquí se ventila: ‘Me leí la obra una vez, dos veces y a la tercera estaba completamente removida por dentro. Para mí todos esos conceptos van de la mano, es decir, eres responsable de los actos que cometes; si no reconoces tu propia culpa, difícilmente puedes arrepentirte de ella; y si no te arrepientes de ella, difícilmente puedes perdonarte a ti misma, que es muy importante para poder perdonar al otro. Si no puedes perdonarte a ti misma, o al otro, no hay redención posible. Creo que son unos eslabones que hay que ir alcanzando. Hay personas que nacen con una sabiduría innata y lo ven claramente en la vida diaria’.

La sipnosis oficial de la obra dice: ‘Un hombre y una mujer en una habitación. ¿Es un asilo de locos, una penitenciaría, un reformatorio? Ella quiere escaparse y él está ahí, dice, para ayudarle. Poco a poco nos vamos dando cuenta de que ambos residen en el más allá, donde las almas deben hacer penitencia para poder descansar o retornar a otra encarnación humana. Y también, poco a poco, descubriremos que ambos, la mujer que debe purgar su pasado, y el hombre que es su supuesto terapeuta, tienen secretos, que esconden sus verdaderas intenciones, del otro; del espectador y, a menudo, de sí mismos. Hasta que, muy gradualmente, nos damos cuenta de la identidad de esta pareja, nos damos cuenta de aquello que perpetraron cuando estaban vivos, nos damos cuenta de su identidad concreta, mítica y terrible, nos damos cuenta de que estamos ante una gran historia de amor’.

Pero ya decimos que ésta es solamente una de las pieles de esta cebolla. Y que puede y debe leerse también en clave de Videla y los desaparecidos argentinos, en clave de Brigadas Rojas, de FRAP, de GRAPO, y de guerrilla urbana europea de los 70-80, en clave de la causa palestina y algunas otras que por ahí subsisten, y especialmente aquí y ahora en clave de ETA. El arrepentimiento individual y colectivo, en asuntos comunes o políticos, debe ser incondicional y previo al perdón. Y el perdón debe ser absoluto y completo para que su potente efecto reparador cauterice las heridas. Puede y debe haber amor por medio, pero las palabras necesarias son coraje y valor por un lado, compasión y empatía por el otro. Así salen las personas y las sociedades de sus purgatorios, así avanza la humanidad.

‘Purgatorio’ es un trabajo serio; ha sufrido un largo proceso de elaboración y aún puede mejorar: doblar la anécdota con la categoría, conectar con la dimensión social, reducir enormemente el tercer acto, suprimir lirismos, complicar el escenario, despejar el doble juego de jueces y acusados, médicos y pacientes. Y quizás exponer el triple aspecto: criminales, víctimas y verdugos somos en alguna medida, todos.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 8
Texto: 7
Dirección: 6
Interpretación: 7
Escenografía: 6
Realización: 6
Producción: 6

MATADERO – NAVES DEL ESPAÑOL- SALA 2
Del 4 de noviembre al 18 de diciembre
PURGATORIO
De: Ariel Dorfman
Dirección: Josep Maria Mestres

 

Reparto
HOMBRE Viggo Mortensen
MUJER Carme Elias

Equipo artístico
Dirección de escena Josep Maria Mestres
Escenografía Clara Notari
Iluminación Ignasi Camprodon (aai)
Vestuario Rosa García Andújar
Una producción del TEATROESPAÑOL

TEATROESPAÑOL
www.teatroespanol.es
Paseo de la Chopera 14
Entradas 22 €. Martes y miércoles 16 €
De martes a sábados a las 20.30 horas. Domingos a las 19 horas

 

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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