Todo abierto y todo oculto. Así es el escenario que se presenta a los espectadores nada más poner un pie en la Sala Roja de los Teatros de El Canal, para presenciar el nuevo espectáculo de la compañía de danza belga ‘Peeping Tom’. Un amplio salón con sillones cubiertos por sábanas, rodeado de altísimas cortinas rojas que ocultan quién sabe qué, y tapizado con un suelo de losetas blancas y negras, que evoca, de inmediato, esos territorios oníricos, o más bien pesadillescos que creó David Lynch en su famosísima serie ‘Twin Peaks’. Estamos en un lugar fantasma, poblado por personajes fantasmales que, quizás, habitaron alguna vez este enorme caserón, palacio o teatro, o viven únicamente en la mente de los que pisan ahora ese lugar.
Así comienza ‘For Rent’ “Se alquila”), la nueva pieza (se estrenó el año pasado), de ‘Peeping Tom’, la compañía dirigida por la argentina Gabriela Carrizo y el belga Frank Chartier, que en diez años de existencia se ha convertido en un nombre de culto entre los amantes de la danza moderna y de algo más. Porque en la pieza, lo que menos se hace es bailar, los intérpretes realizan una actuación multidisciplinar, ante los ojos siempre atónitos de los espectadores.
La pieza descansa sobre siete (seis en realidad) intérpretes colosales, ya conocidos, cinco de ellos, de los espectadores madrileños que pudieron ver, en mayo de 2010, su pieza ‘Rue Vandenbranden’. Nos referimos a los extraordinarios bailarines coreanos, Hun-Mok-Yun y SeolJin-Kim, al británico, Jos Baker y a la excelente Marie Gyselbrecht, que da vida al personaje más enigmático de a pieza, además de a la mezzosoprano Euridike de Beul, acompañada de un esposo ficticio, que es padre de Euridike en la vida real, Leo de Beul, del 75 años. El séptimo artista, el cantante Simon Versnel, por su parte, tampoco es un jovencito pues ha cumplido los 65.
Entre todos construyen, con el apoyo menor de otros nueve integrantes de la compañía, este relato misterioso en el que unos personajes, aparentemente reales, conviven con los fantasmas asidos al viejo espacio, en el momento álgido de sus vidas. La indescriptible ‘Madame’, la dama joven envuelta en un traje de indescifrable época, con peinado de cuadro antiguo, que irrumpe en escena, y su criado, fabuloso bailarín-contorsionista cuyo cuerpo parece tan inmaterial como toda la atmósfera que se recrea en el escenario, nos sitúan con su extraño diálogo en inglés, de inmediato en la historia. ¿Qué historia? La de unos personajes reales que proyectan sus anhelos en sueños, y unos personajes de sueño que parecen haber quedado anclados en el edificio.
La cantante de ópera y el esforzado esposo, el hijo inesperadamente reaparecido, el maduro intérprete de melodías al piano, que morirá en escena. Toda una metáfora de la creación, el misterio de los anhelos incumplidos e incluso de los cumplidos, destinados a quedar ‘congelados’ en el cerebro de los artistas como un film que se repite para siempre.
La representación tiene momentos excelsos. Como cuando ‘Madame’ se deja arrebatar por la pasión por su criado, y mantiene una impresionante relación carnal con su doble, la sombra que se despega de él, más libre y dispuesta a satisfacer los deseos de la dama. En un momento dado, ambos saltan, abrazados, al sillón que preside la sala, pero en un instante, el amante, la sombra, se esfuma ante nuestros ojos. La danza aquí tiene un punto salvaje, casi brutal. Los bailarines no se apoyan sobre la planta del pie sino sobre el empeine, pisan el suelo, casi milagrosamente, con los muslos y la pantorrilla. Los dos bailarines asiáticos, consiguen desintegrarse casi, descomponen huesos y músculos en un trabajo de contorsionismo casi circense, y la pareja de bailarines occidentales les dan una réplica memorable, especialmente ‘Madame’ en su atormentado y un poco cómico personaje.
No todo es perfecto en este montaje, (coproducción de varios teatros y organismos europeos), de una compañía que en diez años de existencia no ha dejado de asombrar al mundo. ‘For Rent’ tiene momentos algo repetitivos, y excesivamente lentos. Se echa en falta un poco más de baile, y la historia no tiene tampoco la hondura humana de “ReuVandenbranden” (ver nuestra reseña de entonces), uno de los grandes éxitos de los directores de Peeping Tom, Gabriela Carrizo y Franck Chartier. Aquí, según ellos mismos, han querido recrear la fugacidad de la obra de arte, y explorar los espacios de misterio que subyacen en toda vida humana. A la vista de los aplausos que cosechó la obra el sábado, 17 de noviembre, en la Sala Roja de los teatros de El Canal, podría decirse que lo consiguen. Aunque no todos los espectadores quedamos satisfechos.
FESTIVAL MADRID EN DANZA
Teatros del Canal
‘For Rent’
Peeping Tom
16., 17 y 18 de noviembre de 2012
Estreno en la Comunidad de Madrid
Duración: 1 hora y 20 minutos sin intermedio
Concepto y dirección: Gabriela Carrizo, Franck Chartier
Coreografía y creación: Jos Baker, Eurudike De Beul, Leo De Beul, Marie Gyselbrecht, Hun-Mok Jung, SeolJin Kim,
Simon Versnel
Asistente de dirección: Diane Fourdrignier
Vestuario: Diane Fourdrignier y HyoJung Jang
Luces: Ralf Nonn
Sonido: Raphaëlle Latini, Juan Carlos Tolosa, Eurudike De Beul & Yannick Willox
Escenografía – diseño: Peeping Tom, Amber Vandenhoeck y Frederik Liekens
Escenografía – construcción: KVS-atelier –
Producción: Peeping Tom & KVS
Coproducción: Théâtre de l’Archipel (Perpiñán), El Canal Centre d’Arts Escèniques Salt (Girona), Cankarjev Dom (Liubliana), La Filature (Mulhouse), Le Rive Gauche (Saint-Etienne-du-Rouvray), Guimarães European Cultural
Capital 2012, Hellerau European Center for the Arts (Dresde), Festival Internacional Madrid en Danza 2012, Festival de Marseille 2012. Venta: Frans Brood Productions. Con el apoyo de: las Autoridades Flamencas.