La corte gay del faraón marusón

Saldrán entonando el pegadizo estribillo de este espectacular montaje

La corte gay del faraón marusón
La corte de faraón - Teatros del Canal

Emilio Sagi, el más reconocido director de escena español especializado en ópera y zarzuela, ha convertido esta ‘opereta bíblica’ de hace un siglo, parodia humorística de la Aida de Verdi, revista ‘sicalíptica’ y picantuela de señoras salidas y señores impotentes, en un espectáculo repleto de guiños gay, de hombretones que no lo son y de diversión con plumas alrededor de un personaje secundario elevado a protagonista, la cupletista y bailarina babilónica Sul, escrito para voz de soprano pero reinventado con un tenor que hace un papelón travestido como aquellos que gustaban tanto al inicio de la Transición. El poder rosa capitalino y la parroquia de clases medias de los Teatros del Canal se aliaron para hacer del estreno un éxitazo espectacular. Esta ‘La corte de faraón’ es un gran montaje escénico, con música la justa y pasable, con orquesta y coro en directo y hasta con cuerpo de baile, una producción lujosa y un despliegue brillante para aparcar reticencias y pasar eso que llaman un buen rato.

La obra narra las aventuras y desventuras del israelita José, el hijo de Jacob, que es vendido como esclavo al general egipcio Putifar, aquejado de una severa disfunción eréctil que su esposa, Lota, no afronta precisamente con resignación. Es una muy especial zarzuela arrevistada y vodevilesca en un acto y cinco cuadros, que en el tercero de ellos incluye el cuplé «Son las mujeres de Babilonia», uno de los números más famosos de todo nuestro repertorio patrio. El tenor Enrique Viana, ataviado de vedette con bata de cola, arrastró a casi todo el público a cantar el cómico estribillo de la pieza: ‘Ay ba, ay ba, ay babilonio qué mareo… ¡Ay, Ba!, ¡Ay, Ba!, Ay, vámonos pronto a Judea!, ¡Ay, Ba! … ¡Ay, Ba! … ¡Ay, vámonos allá!’. Parece mentira que cosa tan cursilona funcionara en estos duros tiempos para la lírica, pero así es y nos apostamos que si van no dejarán de participar en la pantomima.

El sólido fundamento de esta corte faraónica es una excelente puesta en escena, de alto nivel técnico y artístico. La escenografía de Daniel Bianco es rutilante, como de musical de Broadway, con creativo juego de telones y paneles, y fantasioso despliegue de esa iconografía egipcia del tiempo de los faraones que todos llevamos dentro. Llueve oro, llega Lota navegando por el Nilo para ser entregada a Putifar, desfilan esfinges, bailan exclavos y todo funciona con una gran coreografía, convincentes figurines y trabajada iluminación.

En medio de tal parafernalia, la música acompaña con sus fáciles introducciones de opereta, sus remedos de bel canto y bonitas y abundantes participaciones del coro. Carlos Cuesta dirige una orquesta patrocinada por una importante marcas de bodegas y viñedos, destacable iniciativa nacida en Tomelloso, que cumple en su cometido sin relumbre ni desmayo. Entre las voces, ninguna destaca especialmente ni para bien ni para mal, si bien Jorge Rodríguez Norton como José y Axier Sánchez como Putifar sufrieron algunas dificultades en determinados pasajes, que no estamos seguros si se debieron al uso de un sistema invisible de megafonía. Sandra Ferrández canta una discreta Lota e Inés Ballesteros una aceptable Raquel.

El caso es que aunque el valenciano Vicente Lleó Balbastre Torrent ya tuvo un enorme éxito, con más de 700 representaciones, en 1910 cuando estrenó La corte de Faraón, no hubiera podido imaginarse este remake ya entrado el siglo XXI, una coproducción entre el Teatro Arriaga de Bilbao y el Teatro Campoamor de Oviedo, que visita Madrid a los dos años de su estreno para ofrecer tras este domingo cuatro representaciones seguidas a partir de mañana.

Noventa minutos de relajo, de despendole para los que lo busquen, de ecos nostálgicos de la revista y el cabaret, del cuplé y el travestismo clásico. Espectáculo de fuste sobre una página menor de la lírica autóctona. A menudo no se entiende lo que dicen los cantantes y casi nunca al coro, por lo que no sobrarían subtítulos o incluir el libreto en el programa de mano (aparte de que una vez más volvamos a constatar una deficiencia extendida entre nuestros cantantes). Enrique Viana fue ovacionado como los toreros en tarde triunfal, aunque su faena nos pareciera un tanto exagerada. ¡Ay Ba!

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 7
Libreto: 6
Partitura: 6
Dirección musical: 6
Dirección artística: 8
Voces: 6
Interpretación: 6
Escenografía: 8
Orquesta: 6
Realización: 8
Producción: 8
Programa de mano: 7
Documentación a los medios: 6

Teatros del Canal
‘La corte de Faraón’
Libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, y música de Vicente Lleó
Estrenada en Madrid en el Teatro Eslava el 21 de enero de 1910
Nueva producción del Teatro Arriaga en coproducción con el Teatro Campoamor de Oviedo
Del 4 al 9 de mayo

Director musical: Carlos Cuesta
Director de escena: Emilio Sagi
Coreógrafa: Nuria Castejón
Escenógrafo: Daniel Bianco
Figurinista: Gabriela Salaverri
Diseñador Iluminación: Eduardo Bravo
Ayte. Dirección: Javier Ulacia

Elenco: Sandra Ferrández (Lota), Itxaro Mentxaka (La Reina), Inés Ballesteros (Raquel), Sol Maguna (Ra), Enrique Viana (Sul), Gemma Martínez (Sel), Maribel Salas (Ta), Manel Esteve (El Gran Faraón), Jorge Rodríguez Norton (José), Axier Sánchez (Putifar), Josema Díaz (Gran Sacerdote), Alberto Núñez (Selhá), Aritza  Rodríguez (Seti).

Orquesta Sinfónica Verum
Coro de la Comunidad de Madrid. Director: Félix Redondo.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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