Mientras Juan Ignacio Duato Barcia se aproxima a cumplir los 60, se nota la maduración serena de su larga carrera como coreógrafo. Su última producción es menos nerviosa, está mejor contada, y descubre el poder de la lentitud donde antes había vorágine. Para que pudiéramos apreciarlo, este segundo programa de la visita del Staatsballett Berlin al Teatro Real incluía también ‘White Darkness’ de 2001, una de las coreografías más famosas de su carrera, y un ambicioso referente de otro coreógrafo europeo actual. ‘Static Time’ ganaba la partida en ambos casos.
La compañía de danza alemana que dirige Nacho Duato desde el pasado año ya nos ofreció un primer programa clásico con La bella durmiente (ver nuestra reseña). Ayer vimos este segundo programa contemporáneo en forma de emparedado, con la última coreografía de su director en primer lugar y otra suya de hace 25 años en último término -Static Time y White Darkness, respectivamente-, y entre ambas, como relleno sabroso, ‘And the Sky on that Cloudy Old Day’, de Marco Goecke, un prestigioso coreógrafo alemán que dirige el Stuttgart Ballett desde 2005.
‘Static Time’ fue estrenada en Berlín el pasado mes de mayo. Tiene un formato ambicioso de media hora para el que Duato ha seleccionado tres gloriosos frasgmentos clásicos procedentes del quinteto de flauta KV 581 de Mozart, la Sonata opus 19 de Rajmáninov y el cuarteto de cuerda D 87 de Schubert, engarzados con irrupciones de música incidental compuesta por Pedro Alcalde y Sergio Caballero.
La descripción oficial de la pieza es que ‘dos bailarines exploran los temas de la memoria, las despedidas, los reencuentros y la eternidad, que en algún momento ocupan la existencia del ser humano’. Duato ha añadido estos días: «Son como fotografías, casi en blanco y negro. Me he arriesgado a hacer imágenes con menos movimientos. El público tiene que contemplar esos cuadros y los movimientos de escenografía y no tanto a los bailarines. Esa es la novedad».
Y así es: un tempus estático que puede a veces recordar los vídeos de Bill Viola. Una pareja de hombres, su amistad o su amor sometido a los vaivenes de otras influencias, mujeres, otro hombre, el grupo. La escenografía de Jaffar Chalabi se basa en una gigantesca escultura móvil que evoluciona lentamente al fondo del escenario, un ‘chillida’ mutante, con un corazón acogedor aunque sus aristas resulten siempre amenazantes. La narración, -a través del movimiento de la pareja protagonista y de otras tres que irrumpen en toda clase de combinaciones-, es de absoluta coherencia, sin distorsiones ni saltos, y probablemente de lo mejor que nunca ha hecho Duato. La música ha sido ensamblada con exquisito gusto, y el espectáculo es de una elegancia sobria, una lentitud poética y un equilibrio interno destacables.
A continuación era el turno de Marco Goecke, que firma también la escenografía y el vestuario de su ‘And the Sky on that Cloudy Old Day’, basada en ‘Guide to Strange Places’ del compositor americano John Adams, quien a su vez se inspiró en el pequeño libro de viajes “Guide noir de la Provence mystérieuse“, que describía lugares especiales de esa región francesa. Se nos presenta con estas palabras: ‘Con la misma curiosidad del viajero, el coreógrafo alemán adentra a los bailarines en recorridos desconocidos e inusuales, reflejando las impresiones y sentimientos que éstos les provocan, “lugares en los que a veces se reúnen con el miedo, pero también con la curiosidad“, en palabras de Goecke’.
La coreografía es sobre todo una aceleración de movimientos repetitivos de variadas partes de la anatomía corporal que puede retrotraer a Tiempos modernos de Charles Chaplin parodiando el trabajo en las cadenas de montaje. La pieza fue estrenada por el Staatsballett Berlin en 2012. A pesar de la vorágine de movimientos vertiginosos o precisamente por ello, la pieza va perdiendo interés hasta llegar a la monotonía.
La composición de John Adams fue un encargo conjunto de las radios holandesa y británica estrenada en 2001, llena de meandros y recovecos, de nerviosa hiperactividad, de bramar de trombones y tronar de cuatro percusionistas. En el capítulo de la vestimenta, Goecke coloca a las damas unos extraños accesorios sobre el pecho (especie de mochilas cuadradas y negras), receptáculos cuyo significado se nos resiste. Y en un momento dado recubre a la metáfora de grandes abanicos para dotar de alas figuradas a los danzantes. Ni la música ni la coreografía consiguieron motivarnos; ni interesarnos a partir de cierto momento.
La tercera entrega del programa nos llevó de nuevo a Duato. Estrenada en 2001 por la Compañía Nacional de Danza, White Darkness, está concebida como un réquiem a la muerte de su hermana, y quiere mostrar el drama de los jóvenes atrapados por las drogas, un viaje a la profunda oscuridad destructora y una reflexión sobre sus efectos en el individuo y la sociedad. Su soporte musical está formado por pasajes de tres piezas de Karl Jenkins, las Variaciones Adiemus, el Cuarteto de cuerda núm. 2 y el Passacaclia para orquesta de cuerda.
Es una de sus coreografías que más difusión y éxitos han cosechado, y la repuso en 2008 la CND en el Teatro de la Zarzuela (ver nuestra reseña de entonces). Queriendo ser ‘una reflexión abierta sobre el mundo de las drogas y el efecto que éstas pueden ejercer en nuestro comportamiento social, en nuestra capacidad de comunicación con los demás y en definitiva en nuestras vidas, una invitación a la reflexión’, mantiene su vigencia aunque no podría adivinarse su trasfondo si no tte lo cuentan.
En las tres piezas, el cuerpo de baile desplegó una gran perfección técnica y los primeros bailarines y bailarinas se mostaron inspirados. La música vino enlatada, desairando al propio director que había presumido unos días antes del directo orquestal con La bella durmiente. Las tres piezas insisitieron en atmósferas oscuras, siendo la segunda la más oprimente. Las tres piezas compartían escenografías casi inexistentes -al margen de la escultura móvil de la primera- y figurines escuetos. Nacho Duato -que saludó tímidamente ante la insistencia vehemente del público- se mostró en línea ascendente y la velada, merecedora de un notable alto. El lleno fue completo, el público más juvenil y de una elegancia más desenfadada que de costumbre, el ambiente de suma atención y los aplausos finales de gran énfasis y satisfacción. Como preveíamos, el programa contemporáneo fue más interesante que el clásico.
Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Coreografías: 8
Ejecución: 8
Escenografía: 7
Producción: 8
Programa de mano: 4
Documentación a los medios: n/h
Teatro Real
Staatsballett Berlin
Director, Nacho Duato
8 y 9 de septiembre de 2015
Static Time
Coreógrafo: Nacho Duato
Música: Mozart, Schuberty Rajmáninov,
Escenógrafo: Jaffar Chalabi
Figurinista: Angelina Atlagić
Iluminador: Brad Fields
And the Sky on that Cloudy Old Day
Coreógrafo, escenógrafo y figurinista: Marco Goecke
Música: John Adams
Iluminador: Brad Fields
White Darkness
Coreógrafo: Nacho Duato
Música: Karl Jenkins
Escenógrafo: Jaffar Chalabi
Figurinista: Lourdes Frías
Iluminador: Joop Caboort.