La canonización definitiva de Luis de Morales

El Prado abre la temporada rindiendo homenaje al pintor que llamaron Divino

La canonización definitiva de Luis de Morales
Divino Morales - Museo del Prado

Pocas veces es tan meridiana la sensación de que una exposición, más allá de lo mucho que la celebren los medios y del éxito de público, es especial e importante, y va a elevar a un artista al panteón de los grandes. El extremeño Luis de Morales (aprox. 1510-1586) será consagrado gracias a este excepcional acontecimiento cultural como nuestro gran pintor renacentista, digno de encabezar la cronología de esa dinastía autóctona en la que figuran El Greco, Velázquez y Goya.

Era sabido que Morales es uno de los maestros más significativos y originales del Renacimiento español, pero su apodo de divino era tan popular como ignorada su obra, la mayor parte en una penumbra incierta. El Prado le sacó de la oscuridad en una exposición de hace 98 años, la única celebrada hasta el momento. Sirvió para postular un Renacimiento autóctono con impronta propia y su originalidad quedó desde entonces en el imaginario colectivo. Ahora se le coloca con pleno derecho en las coordenadas artísticas del siglo XXI y se completa un aggiornamento crítico que pronto -el tiempo en este asunto trascurre en décadas- le traerá un reconocimiento nacional e internacional que le ha sido negado durante cuatro siglos.

Un pintor personalísimo que disfrutó de la gloria en vida, que fue relegado al final de sus días, y finalmente ninguneado y hasta censurado a partir del siglo XVII hasta su rescate de finales del XIX y su absoluta consagración hoy, con una exposición en la que se aparece como una luminaria original, de una actualidad increíble y un sabor especialísimo más allá de la religiosidad de sus temas, de su estricto cristianismo nunca tentado de toques paganos; pero que saboreado con los ojos laicos de la sociedad odierna adquiere una humanidad emocionante, paradigmática de dolores y ternuras universales representadas a través de un cristo sufriente y agonizante, ese hombre dios sobre el que descansa nuestra civilización, su familia, sus seguidores y perseguidores, un conjunto de imágenes poderosas que no dejarán al visitante indiferente.

La muestra despliega las composiciones más representativas y conocidas del artista en su doble faceta de maestro de retablos y creador de tablas devocionales. A las 19 obras propias seleccionadas, incluyendo dos recientes donaciones de Plácido Arango, El Calvario y La Resurrección, se unen 35 procedentes de otros museos, coleccionistas privados e instituciones religiosas, como la Virgen del pajarito de la parroquia de San Agustín de Madrid, la Virgen con el Niño y san Juanito de la Catedral Nueva de Salamanca, o el Ecce Homo del Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa, recientemente restaurado. Se incluye una escultura de Alonso Berruguete, procedente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, vinculada estrechamente a la temática pasionista de Morales.
 
Están sus temas favoritos, los favoritos de sus clientes: la Virgen con el Niño como la popular Virgen de la leche del Museo del Prado; Cristo coronado de espinas como el Cristo, Varón de Dolores del Minneapolis Institute of Arts; y Cristo atado a la columna, cargando con la cruz o muerto ya, en brazos de su Madre, como La Piedad del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.   

Luis de Morales nació en 1510 o 1511 y murió probablemente en 1586, tal vez en Alcántara (Cáceres), donde se sabe que residía en 1585. Desconocemos su lugar de nacimiento, pero vivió y pintó en Extremadura. Durante más de cincuenta años fue el pintor más prolífico e importante de esa extensa región, donde realizó numerosos retablos y cuadros de altar, ampliando su producción a Portugal, especialmente a Évora y Elvas, ciudades cercanas a Badajoz. En esta ciudad se estableció en 1539, después de haber trabajado en Plasencia. Alcanzó temprana fama gracias a sus pequeñas tablas de temática religiosa. Con una marcada vocación comercial, Morales adaptó a la clientela de la época un producto artístico y devocional de factura muy cuidada que enlazaba con las tradiciones flamencas de finales del siglo XV y principios del XVI, matizadas por elementos y modelos italianizantes, sencillas en su composición, de gran eficacia visual y fuerte carga emocional.  

“Fue cognominado el Divino, así porque todo lo que pintó fueron cosas sagradas, como porque hizo cabezas de Cristo con tan gran primor, y sutileza en los cabellos, que al más curioso en el arte ocasiona a querer soplarlos para que se muevan, porque parece que tienen la misma sutileza que los naturales”, explicaba el tratadista Antonio Palomino al que se debe su primera recuperación.

Son cuatro las secciones de la exposición. En Iconos perdurables están las creaciones  más conocidas del pintor, obras de tamaños bastante reducidos con figuras de busto o medio cuerpo representadas sobre fondos negros y destacadas por una iluminación contrastada que las aproxima al espectador. Pensadas para oratorios y capillas privadas, son composiciones que recogen la compleja filiación artística de Luis de Morales, su vinculación con la pintura italiana y con algunos artistas flamencos y del norte de Europa.    

En Del dulce pintar. En torno a la Virgen y el Niño se presenta su aportación al tema de la infancia de Cristo, la representación de «La Virgen y el Niño» en torno a la Virgen gitana (también conocida como Virgen peregrina o Virgen del sombrerete), donde María luce un vistoso tocado de ancha ala, y la llamada Virgen del huso, un tipo de representación en la que el Niño sostiene ese instrumento de devanar como trasunto de la cruz, así como una cuidada selección de variantes de estos dos asuntos. Como contrapunto se incluyen tres obras maestras de la producción de gran formato de Morales. 
 
Luego llega Pintura para muy cerca. Imágenes de Pasión y Redención. La sociedad de la época convirtió la Pasión de Cristo en uno de los motivos fundamentales de reflexión y emulación. Las tablas de Cristo doliente, realizadas en formatos de pequeñas dimensiones, con fondos en un intenso color negro entornan al Ecce Homo de cuerpo entero del Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa, y a la escultura de Alonso de Berruguete ya citada. En Narraciones complejas: los retablos, se recuperan obras de notable calidad de una producción abundante pero diezmada por los conflictos con Portugal en el siglo XVII, la Guerra de la Independencia y la Guerra Civil. Se presentan también en esta sección, atendiendo a su temática, los dos únicos dibujos atribuidos al artista: Lamentación ante Cristo muerto y Noli me tangere, ambos del Museu Nacional de Arte Antiga de Lisboa. 

San Juan de Ribera y la espiritualidad de la Contrarreforma finalmente, está dedicada a este prelado del que Morales llegó a ser considerado pintor de cámara. La obra fundamental de esta sección final es el retablo con El juicio del ama de san Juan de Ribera, del Real Colegio Seminario de Corpus Christi de Valencia – Museo del Patriarca.    

El catálogo es de enorme interés pues incluye fichas extensas de todas las obras expuestas en el Prado, aunque no todas ellas estarán presentes en las otras dos sedes de la exposición, redactadas por un total de diecinueve historiadores del arte que aportan su propia visión sobre las obras y el pintor en una secuencia temática desde el nacimiento de la Virgen a la Pasión y muerte de Cristo. La publicación también incluye un texto que reconstruye la vida y carrera artística de Morales, escrito por Leticia Ruiz, comisaria de la muestra; un ensayo del profesor Felipe Pereda  centrado en la iconografía y la espiritualidad de algunas de las obras más conocidas del pintor; y un tercero dedicado a la técnica y los materiales utilizados por Morales.   

Tras su exhibición en el Museo del Prado, la exposición se presentará en el Museo de Bellas Artes de Bilbao (9 febrero – 16 mayo 2016) y en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (16 junio – 25 septiembre 2016).

¿Qué podemos e incluso debemos añadir a lo dicho? Pues que en estos tiempos no es poca cosa la colaboración Bilbao-Barcelona-Madrid y que el director del Museo Nacional de Arte de Cataluña expresara su orgullo por formar parte del proyecto y su alegría porque vaya a haber más proyectos conjuntos. Que el Prado venía preparando sigilosamente el acontecimiento reforzando sus fondos de Morales con diez adquisiciones en las últimas dos décadas. Que las vírgenes de Morales son todas la misma, un angelical rostro femenino que nunca sabremos si correspondía a alguien concreto. Que las tumefacciones del rostro de sus cristos son sobrecogedoras, como lo son los labios morados del agonizante. Y que pintó a veces las pestañas más misteriosas que se puedan pintar. Búsquenlas.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 9
Despliegue: 8
Comisariado: 9
Catálogo: 9
Documentación a los medios: 8
Programa de mano: 8

          
MUSEO DEL PRADO – Sala C. Edificio Jerónimos
El Divino Morales
Del 1 de octubre de 2015 al 10 de enero de 2016
Organizada por: Museo de Bellas Artes de Bilbao/Museu Nacional d’Art de Catalunya/Museo Nacional del Prado 
Comisaria: Leticia Ruiz, jefe del Departamento de Pintura Española del Renacimiento del Museo del Prado 
Con el patrocinio de: Fundación BBVA

La tarifa única de entrada al Museo es de 14 euros (reducida o gratuita, conforme a las condiciones habituales ya establecidas) y permite la visita a la colección permanente, la exposición “El Divino Morales” y a las exposiciones temporales coincidentes con su calendario de apertura.
 
De lunes a sábado de 18.00 a 20.00 horas, y domingos y festivos de 17.00 a 19.00 horas, todos los visitantes que quieran acceder a la exposición podrán beneficiarse de una reducción en el precio de la entrada individual que les corresponda, así los visitantes con tarifa general adquirirán una entrada reducida por importe de 7 euros y los colectivos con derecho a entrada reducida podrán adquirir la entrada con una reducción del 50%, es decir, a un precio de 3,50 euros. 

El horario de visita a la exposición será de lunes a sábado, de 10.00 a 20.00h, y domingos o festivos, de 10.00 a 19.00h.
 
Además del habitual ciclo de conferencias, se han programado itinerarios didácticos en la sala de exposición, un curso monográfico y un concierto extraordinario: La voz de los poetas, de Amancio Prada.  Programa completo de actividades en www.museodelprado.es
 

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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