Paseo sin principio ni final con Ignasi Aballí

Desafío conceptual en el Museo Reina Sofía

Paseo sin principio ni final con Ignasi Aballí
Ignasi Aballí. sin principio / sin final - Museo Reina Sofía

Una exposición que parece impenetrable pero que es muy accesible siempre que se acuda relajado. Una propuesta que molesta en su sencilla presentación, pero que pronto entretiene y hasta interesa. Por supuesto que no es Arte, entendido como se suele. Es arte conceptual, un movimiento artístico que tiene ya medio siglo y ha fagocitado casi todo el panorama artístico actual, un enfoque en el que la conceptualización de la obra es más importante que el objeto o su representación tangible. Las ideas que genera es lo importante. Y para ello Ignasi Aballí se vale de pocos y austeros elementos formales: ‘Sin principio / sin final’ es una muestra antológica de su obra específicamente planeada para los amplios espacios cedidos por el Museo Reina Sofía.

La obra de arte es pintar las paredes de las salas en diez tonos diferentes de blanco. Es exponer los carteles que acompañan a las exposiciones advirtiendo de no tocar los objetos exhibidos o de que existen cámaras de seguridad filmando a los visitantes. Es jugar con parejas de palabras opuestas, acumular palabras por criterios a descubrir, enmarcar índices de libros cuyo título no conocemos, retratar páginas deformadas, presentar paradoja tras paradoja muy seriamente para que no te dé la risa. ¿Se hacen una idea?

Probablemente, no. Hay que verlo y luego intentar contarlo. La obra de Ignasi tiene un punto de ironía sobre el arte de hoy, lo que nos hacen entender por arte, y los mecanismos de mercadotecnia en que se basa todo el tinglado cultural de nuestros días. O mejor dicho, no sólo sobre el arte sino sobre la sociedad entera que hemos construido y la existencia que llevamos. Dando vueltas a la relación entre texto e imagen, entre los nombres que las asignamos y las cosas a las que representan, opone contrarios y presenta dicotomías. Presencia y ausencia. Desaparición, transparencia, invisibilidad e ilegibilidad.

La necesidad de clasificar y ordenar le domina. Colecciona, inventaría y dispone meticulosamente recortes de titulares de periódicos para realizar agrupaciones basadas en muy variados criterios cuyo descubrimiento produce un punto de complicidad gratificante. Dicen que cuestiona con sutileza la misma existencia del museo que le alberga. Y con ello la de su arte y la de él mismo, la del público que acuda y la de quien intente entenderle.

A modo de espejo de su propio título, la antológica de Aballí se distribuye en una docena de salas y espacios de la tercera planta del edificio Sabatini del Museo Reina Sofía en un recorrido que no tiene ni una sucesión cronológica ni un itinerario establecidos. Tampoco posee un acceso y una salida determinados. Forman un entramado que reúne y entrecruza las diferentes facetas de su forma de trabajar, y los diversos campos y temáticas que ha venido abordando en su trayectoria.

En una de las salas, por ejemplo, las paredes blancas del museo aparecen salpicadas a cierta altura por marcas de zapatos de personas que se han apoyado de espaldas (el público también podrá dejar las suyas propias durante la visita): es su obra Gente. En Tomar medidas (2010), los aparatos de medición son los protagonistas. En Entre líneas (2011), el espacio vacío e ilegible de los textos. En otras series, como Listados, Mapamundi o Inventarios, realizadas entre 1998 y 2015, la repetición insistente de motivos a primera vista aparentemente iguales lleva a la aparición posterior de la diferencia. En Hojas, datada en
1979 y la obra más antigua de la exposición, un entramado de hojas de árbol  retroiluminado y sometido al efecto del tiempo, no sólo juega con la dicotomía entre la transparencia y la opacidad, sino que construido en formas cuadradas niega su origen. Papel Moneda (2010) es una serie realizada con restos de billetes de
euro triturados. Vitrinas CMYK (2011) es una sucesión de “contenedores sin contenido”. Clasificados (2008) nos abruma con la enorme variedad de denominaciones que puede tener un color.

Igual que Diez Blancos (2015) consiste en aplicarlos a los muros de las diferentes salas, en Un paisaje posible (2015) utiliza los ventanales de la galería de la planta donde expone para sembrar palabras en una propuesta de poesía visual que podría plantear múltiples asociaciones semánticas en un laberinto infinito.

Se exponen también los propios archivos del artista de recortes de textos e imágenes de periódicos, libros, fotografías y maquetas de las obras que ha venido realizando a lo largo de su carrera. No hay catálogo al uso, sustituido por un Libro de Artista diseñado por Ignasi Aballí, sin texto alguno y de más de 300 páginas, al que acompaña una larga conversación del creador con el comisario de la muestra y subdirector del Museo, João Fernandes.

Todo son guiños novedosos en el recorrido pero no hay novedades aparentes. Cuando parece ya exhausto, el arte conceptual resulta todavía rupturista y provocador para la mayoría de nosotros. Cuando le dieron el pasado año el premio Miró, el jurado considero: ‘Su obra desarrollada a lo largo de 30 años en diversos medios, es conocida por su poderosa sutileza y su predilección por la recuperación y reactivación de los elementos más invisibles e ignorados de nuestro entorno’.

Calificación de la Exposición (del 1 al 10)
Interés: 6
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: n/e
Explicación al visitante: 6
Documentación a los medios: 7

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Edificio Sabatini
Ignasi Aballí. sin principio / sin final
Del 28 octubre, 2015 al 14 marzo, 2016
ORGANIZACIÓN: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
COMISARIADO: João Fernandes
COORDINACIÓN: Gemma Bayón
ACTIVIDADES RELACIONADAS: Encuentro con Ignasi Aballí en conversación con João
Fernandes. 28 de octubre, 2015. 19,00 h.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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