La Fundación Mapfre en su continuada atención a la fotografía como arte de nuestra época, nos trae ahora una retrospectiva de Paz Errázuriz (Santiago de Chile, 1944), la primera de esta fotógrafa chilena, representante de su país en la última Bienal de Venecia. Un impresionante muestrario de personajes marginales de los que consigue que posen con naturalidad y sin carga emocional añadida. Es la inocencia de unos pobres seres hermanos nuestros que ni siquiera saben qué es una foto, a los que nunca les han hecho una foto, a los que nadie les ha pedido una foto antes.
La exposición incluye diferentes series de la fotógrafa chilena organizadas en espacios titulados doctamente. En Agentes y espacios del devenir social encontramos a los sin techo de Santiago, gente que vive a la intemperie, duerme en el suelo y malvive en la indigencia, enfrentados a una pequeña incursión en las clases adineradas de los buenos barrios, de Las Condes o La Dehesa. En Las edades de la vida (y la muerte) niñez y vejez aparecen, pero esta última golpea con un muestrario de desnudeces de ancianos y ancianas realmente impresionante. Salas de baile populares dedicadas al tango e imágenes de la iconografía de tumbas y nichos de un cementerio completan el recorrido.
Luego llega Reclusión, producto de repetidas visitas al hospital psiquiátrico Philippe Pinel de la localidad de Putaendo, a doscientos kilómetros de Santiago, con las series El infarto del alma (1992-1994) y Antesala de un desnudo (1999), esta última una pavorosa incursión en las duchas de la institución.
Aunque en Mujeres de Chile (1992) retrata vidas diversas, -una maestra rural, una chinchorrera (recolectora de carbón), una mujer buzo y demás-, Paz Errázuriz prestará especial atención a las prostitutas de lo más bajo de la escala social, y en la sección El sexo, instrumento de supervivencia llegan sus retratos de travestis de burdeles de Santiago y Talca. En La manzana de Adán se centra en un grupo marginal, una familia sui géneris que se vio diezmada por el SIDA, la precariedad económica y la persecución policial, y que retrata en diversos momentos de la vida cotidiana, en la calle, en los preparativos de su trabajo nocturno y posando como espantosas y conmovedoras odaliscas. De otros burdeles de Curanilahue y Valparaíso se seleccionan escenas patéticas de las mujeres y los clientes, amplio despliegue que se completa con una selección de Muñecas, Frontera Chile-Perú, 2014, la única serie en color, realizada en un prostíbulo perdido del norte de Chile.
Este muestrario de dolor anónimo y asumido, de repaso de situaciones desgraciadas, se completa con invidentes, supervivientes de etnias casi extinguidas, boxeadores fracasados, un circo humilde, un forzado de la lucha libre y su familia. Paz Errázuriz ha elegido fotografiar el lado más triste de la sociedad. Dice y así parece que lo hizo con delicadeza, con respeto y estima a este desfile de seres desgraciados que nunca llegaron a saber que serían objeto de exhibición en lugares lejanos, que sus dolores y dramas desfilarían ante ojos curiosos y despertarían por unos momentos pena, piedad, conmiseración y hasta alguna lágrima furtiva antes de volver a las diarias ocupaciones.
Mientras escribimos aún nos sentimos revueltos e interrogados por lo que hemos visto. Sabíamos de todo ello y de mucho más pero cada atisbo siempre duele. Duele aunque contenga lecciones de entereza como las de estos ancianos y ancianas posando desnudos con dignidad increíble y convirtiendo sus cuerpos maltrechos por la edad en bandera de ánimo para reconsiderar las pequeñas adversidades que nunca faltan en la vida privilegiada de cualquier ciudadano de clase media de cualquier ciudad europea.
Calificación de la Exposición (del 1 al 10)
Interés: 7
Despliegue: 7
Comisariado: 7
Catálogo: 8
Explicación al visitante: 8
Documentación a los medios: 8
FUNDACIÓN MAPFRE
paz errázuriz
DEL 16 DE DICIEMBRE 2015 AL 28 DE FEBRERO DE 2016
Comisario: Juan Vicente Aliaga.
