¿Cuántos modelos de construcciones de juguete habrán existido desde que los padres comenzaron a regalarlos a sus hijos allá por el siglo XIX? ¿en cuántos estilos, en qué materiales de la madera al plástico, con qué propuestas y variantes? El Círculo de Bellas Artes propone ‘Juguetes de construcción. Escuela de la arquitectura moderna’, una muestra en base a la colección del escultor Juan Bordes, que contra lo que pudiera esperarse no es nada lúdica ni nostálgica y sí muy adusta y analítica.
Bordes comenzó hace veinte años esta colección con el propósito de reunir el mayor número de ejemplos que reproduzcan la diversidad de sistemas que hay en la historia de los juguetes de construcción. Diversidad de sistemas sin importar si tuvieron o no éxito, si crearon marcas famosas. Hoy cuenta con alrededor de 500 piezas y es de las más completas que existen. Más que hablar de construcciones de juguete o juguetes de construcción, él prefiere decir ‘objetos provocadores de experiencias que han sido capaces de modelar vocaciones de grandes arquitectos o de construir espectadores sensibles y perceptivos a los problemas de la arquitectura, la ingeniería y el urbanismo’.
La exposición no tiene vocación didáctica y aspira más a atraer arquitectos que a curiosos añorantes en busca del modelo con el que jugaron de niños: ‘La nostalgia es mala compañera de la objetividad, y al escribir sobre los juguetes y su historia siempre está al acecho el recuerdo idealizado que desvirtúa el mundo de nuestra infancia. Por eso, esta exposición, sin ocultar la pasión y la admiración que siento, pretende ser una taxonomía distante y analítica de un material altamente sensible, pues la objetividad nos deja ver ante todo su extraordinaria importancia educativa y experimental’.
Les costará encontrar un mecano o un lego y no encontrarán aquel cubo de plástico lleno de piezas de madera de colores ni aquella caja que le trajeron los reyes majos donde puentes, torres y almenas venían colocadas en distribución perfecta. Esta es una colección seria y sólo hay creaciones originales y no copias espurias como eran las construcciones de juguete españolas. ‘Recoge una selección de ejemplares de mi colección sin disponerlos como un relato cronológico, pues las cajas de construcciones se analizan y ordenan a través de tres apartados (firmitas, utilitas y venustas), que son los conceptos en los que Vitruvio compendió la arquitectura, precedidos de una introducción sobre antecedentes y principios. Con esa estructura se resume la teoría arquitectónica que contienen estos juegos’, explica. Firmeza, utilidad y belleza.
El despliegue es una sucesión austera y homogénea de modelos, con someras explicaciones técnicas, que viene a centrarse en analizar la influencia de los juguetes de construcción en la historia moderna de la arquitectura, sin concesión alguna a otras dimensiones menos técnicas. Los sucesivos modelos se presentan como objetos que han sido capaces de modelar vocaciones de grandes arquitectos o de construir espectadores sensibles y perceptivos a los problemas de la arquitectura, la ingeniería y el urbanismo. No hay cronologías ni índices onomástico, no hay una breve historia, parecería que el coleccionista/comisario buscara a propósito dificultar el acceso a la misma. Igualmente el catálogo carece de facilidades consultivas: tres artículos algo farragosos y una sucesión de ilustraciones sin más articulación que la dividir el material expuesto entre construcciones apilables y construcciones conectables, como su propio nombre indica, las que se superponen y las que se enganchan entre sí.
Los juguetes de construcción comenzaron a fabricarse al parecer a finales del siglo XVIII y se utilizaron para enseñar matemáticas, geometría y dibujo, para visualizar operaciones abstractas. Los fabricantes advirtieron sus posibilidades como juguetes divertidos a la par que instructivos, y comenzaron a producir variantes en madera y cartón, y posteriormente en piedra, metal y plástico. Fue el pedagogo alemán Frederich Froebel (1782–1852) quien introdujo estos juegos en su elaborado programa docente de los kindergarten, los jardines de infancia, en la medida en que ayudaban a explorar en profundidad el razonamiento espacial, el pensamiento analítico y el diseño creativo. Existiría, en opinión del educador suizo Heinrich Pestalozzi (1746-1827), una cierta pulsión infantil por la construcción, por la imitación de edificios con materiales cotidianos. De ahí la fascinación especial, en los niños, hacia los juegos de construcción. Y además son uno de los pocos juguetes sin contenido sexista, apto para ambos sexos aunque siempre preferido por el género masculino y un tanto marginado por el femenino.
Siendo muy respetable el afán científico y académico de esta iniciativa, se echa de menos una vertiente más divulgadora y un enfoque más accesible. Ni siquiera se comenta el número de construcciones de juguete expuestas. Son unas 200 y tal como se presentan son más un sesudo tratado de estructuras que un repaso a la vida y milagros de un juguete que en la actualidad se ha liberado de su esencia arquitectónica para convertirse en constructor de todo tipo de escenas reales y fantásticas, históricas y futuribles, ese universo que lideran Lego, Playmobil y otras marcas que ofrecen cientos de variantes y miles de objetos cotidianos desde grandes locomotoras a diminutos calcetines siempre en piezas de plástico interconectables y combinables.
Valoración de la Exposición (del 1 al 10)
Interés: 5
Despliegue: 6
Comisariado: 6
Catálogo: 7
Explicación al visitante: n/v
Documentación a los medios: 6
Círculo de Bellas Artes
Sala Picasso
‘Juguetes de construcción. Escuela de la arquitectura moderna’.
Del 18 de febrero al 15 de mayo de 2016
Comisariado, Juan Bordes
Colabora, Acciona
Precio, 4€. 3€ con Carné Joven
Martes a domingos
11:00 > 14:00
17:00 > 21:00
Lunes cerrado.