En el empalagoso corazón del bosque

Alonso de Santos resucita un cuentecito infantil sin mayor interés ni misterio

En el empalagoso corazón del bosque
En el oscuro corazón del bosque - Naves del Español

Si a menudo reprochamos recurrir a lo escabroso y a las malas pasiones para atraer al público, deberemos hoy protestar del buenismo meloso, del abuso sensibilero. José Luis Alonso de Santos, que surfeó con mucha suerte la primera ola de la Transición hace cuatro décadas, desempolva una pieza menor aprovechando que Juan Carlos de la Fuente sigue al frente de los teatros municipales madrileños. Un reestreno que confirma los males intrínsecos de la obra y añade algunos nuevos.

‘En el oscuro corazón del bosque’ se estreno en Sevilla en 2009 y aunque fue un fiasco total, al año siguiente recibió el Premio Teresa de Ávila, aunque es mayor su cercanía a la bondad franciscana que al misticismo castellano. Una pareja entrada en años, que en realidad son gatos con absoluta apariencia y comportamiento humanos salvo algún ocasional remilgo, se despide con nostalgia del caserón donde han vivido mientras dos jóvenes ultiman la mudanza del mobiliario de los antiguos dueños. A la pareja mayor la visita el gato de la casa vecina antes de que inicien nuevo rumbo, y de los dos jóvenes currantes, uno es chica en vez de chico y habrá enamoramiento. Una trama sencilla, de teatro tradicional, cocinada con uso y abuso de pasajes musicales de La flauta mágica de Mozart y literarios de las Meditaciones de Marco Aurelio.

Alonso de Santos a sus 74 años es uno de los personajes más importantes del teatro español, ha escrito cuarenta obras de las que ha estrenado 23, ha ganado un montón de premios, ha sido director de la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid y de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, y preside actualmente la Academia de las Artes Escénicas de España. Aparte de todo ello, parece persona sensible y modesta, y va por la vida sonriendo siempre, si es que eso significa algo y lo mismo para todos. Es decir, que no va a tener malas críticas. Y sin embargo, siendo bienintencionada su pieza, siendo aceptables su trama y texto, debemos decir que nos pareció infantil, aún más cursi y ñoña de lo que puede aceptar hoy una niña de diez años, y no digamos un niño, que siempre son más brutotes.

Alonso de Santos explica muy bien la intención con que la escribió y el propósito que hoy le lleva a reponerla: ‘Amor y Humor son los dos pilares de nuestra obra, el Tiempo y el Espacio se convierten también en protagonistas entre la añoranza del pasado y la esperanza del futuro. He querido dirigir yo mismo esta obra mía, ligado, sin duda, a mi vivencia vital en este momento. A veces los autores escribimos «desde fuera», y en otras dejamos brotar «como confesión» sobre el escenario los misterios que nos atenazan y las contradicciones que nos ahogan’. Si es sincera su reflexión, estamos ante un hombre sencillo. Si es ardid de oficio, estarñiamos ante un simulador de los que siempre han poblado el teatro dificultando distinguir el escaso trigo de la mucha paja.

Sea o no una sinceridad bienintencionada, su dirección exagera el aspecto infantiloide. Nada que objetar a la escenografía -una más de las muchas aceptables- pero mucho que disentir de la dirección de actores: están realmente caricaturizados. Manolo Galiana es un muestrario de tics tradicionales para el papel de viejete simpático; Luisa Martín es una tontuna, sobre todo en sus ruidillos gatunos; Marta Guerras hace de redicha insoportable y Mariano Escudillo de muchachote tontorrón en una parejita más antigua que los balcones de palo; finalmente, lo de Pedro Miguel Martínez como supuesto gato azul rebasa la cursilería general del planteamiento. Probablemente no es culpa de los actores, que hacen lo que el director quiere e impone.

El enésimo compadreo a que está sometida nuestra escena nos aporta un cuentecillo que si bien no es tóxico, dañino o contaminante, produce un efluvio sentimentaloide de lo más triste (aunque sea disculpable). En el estreno, repleto de amigos y colegas, tampoco brillaron fuegos artificiales. Incluso a las personas sensibles, sentimentales y con gran inclinación espiritual y trascendente, el rebasar ciertos límites nos produce desasosiego, como si nos calumniaran aviesamente.

De Alonso de Santos en 2009 pudimos ver en infausta velada ‘La cena de los generales’ (ver nuestra reseña de entonces), y en 2012 la divertida comedia musical historicista ‘Los conserjes de San Felipe (Cádiz 1812)’, (ver nuestra reseña de entonces), dentro de una prolífica aunque desigual trayectoria que nos hizo saltarnos su último estreno. Estamos ante un autor teatral mimado, en un país donde tan difícil es ganarse la vida como autor de cualquier cosa, sobre todo de tipo intelectual. Ha tenido mucha, mucha suerte y es probable que se le merezca. Pero no podemos aplaudir el presente eslabón de su carrera.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 5
Texto, 5
Dirección, 5
Escenografía, 6
Interpretación, 6
Iluminación, 6
Producción, 6
Documentación para los medios, 5
Programa de mano, 7

Las Naves del Matadero
EN EL OSCURO CORAZÓN DEL BOSQUE
Autor y director José Luis Alonso de Santos
Del 10 de marzo al 17 de abril de 2016

REPARTO por orden de intervención
GATA Luisa Martín
GATO Manuel Galiana
CARA DE ÁNGEL Marta Guerras
CARA TRISTE Mariano Estudillo
Con la colaboración especial de Pedro Miguel Martínez como GATO AZUL

EQUIPO ARTISTICO
Escenografía – Llorenç Corbella
Iluminación – Felipe Ramos
Vestuario – Lorenzo Caprile
Espacio Sonoro – Mariano Marín
Ayte. de dirección – Yiyo Alonso
Ayte. escenografía y vestuario – Marta Leiva
Asesoramiento circo – Carampa
Una producción del Teatro Español

Sala
Naves del Español – Sala Max Aub
Horario
De martes a sábado a las 20.30h y domingos a las 19.30h.
Precio
Entradas 20€. Martes, miércoles y jueves 25% de dto. (1 de abril noche de los teatros 15€).

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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