‘Last work’, de Naharin y la Batsheva

La compañía israelí arrasa en Madrid en Danza

'Last work', de Naharin y la Batsheva
Last work - Teatros del Canal

Esta compañía israelí irrumpió en el festival Madrid en Danza como una energía grandiosa y liberadora cuya sola presencia salva la edición de este año, apenas reseñable. La propuesta de su director artístico desde hace 25 años, Ohad Naharin (1952), estrenada en Tel-Aviv en junio de 2015, es inenarrable, una subyugante plegaria de espiritualidad corpórea, una sucesión interminable de sorpresas, un desafío mental apenas penetrable por vía racional. Cincuenta minutos de ceremonia sagrada seguidos de quince de catarsis explosiva. Dejará huella.

En nuestra modesta opinión, Ohad Naharin, el equipo artísitico y los 18 bailarines de esta compañía nos ofrecieron el espectáculo de danza más impactante de los últimos años, y quizás también de los más difíciles de comentar. Toda la documentación que se nos ofece a los medios por parte de la organización del festival, es esta frase: ‘En Last Work, Naharin y los bailarines de Batsheva exploran la movilidad del cuerpo como la más humana, estimulante expresión de las artes escénicas, y sintetiza el espectro infinito de las emociones y el sentimiento en la actuación’. ¿?

Y es que poco se puede decir y también nos faltan las palabras precisas para articular una narración coherente sobre este ‘Último trabajo’ de Naharin, montado sobre una banda sonora excepcional, sorprendente en todo momento, alejado de tópicos coreográficos, y rutilante en la expresión de movimientos ora elementales ora alambicados, nunca bruscos ni tensos, en cortas tandas repetitivas, en infinito despliegue expresivo. ‘La danza es una escucha del cuerpo’ decía Naharin en 2015, entrevistado por Isabel Cuesta en El País en una de las escasas referencias a la Batsheva en la prensa española.

Esta coreografía es un canto al cuerpo humano, a su equilibrada estética, a sus inifintas capacidades de expresión, a su intrínseca belleza, además de un despliegue de creatividad inconmensurable en la sucesión infinita de combinaciones y propuestas. Lo particular en Naharin parece basarse en una sólida formación espiritual, en el conocimiento de las técnicas corporales de diversas tradiciones espirituales, del sufismo al zen, en su hincapie en que cada movimiento es expresión de sentimiento y no mera pulsión física.

Hace años inventó una técnica en la que lo peor parece el nombre, ‘Gaga’. Buscaba una manera de utilizar mejor el cuerpo y el nombre adoptado no tiene ningún significado, fue una ocurrencia. «Este lenguaje de movimiento – porque no lo llamo ni estilo ni técnica – infiere una escucha de las sensaciones del cuerpo. Ayuda al bailarín a atender mejor a sus limitaciones como también a su potencial para ir más allá de su capacidad física», explicaba a Isabel Cuesta en 2015, quien intentaba explicarlo: se manifiesta, por ejemplo, en cambios extremos de nivel de un plié (termino francés que denomina una flexión de rodillas) profundo a una elevación que termina en un giro explosivo y en un cambio de dirección mientras que el torso hace un arco, la pelvis una ondulación y las manos algún gesto que parece tener una narrativa interna. Todo el organismo parece estar en un estado extremo y a pesar de la arquitectura exagerada de las extremidades, existe también una voluptuosidad que se conoce de danzas latinoamericanas como la salsa, con esa sinuosidad en las caderas. ¿Lo conseguía?

La luz y la música completan una experiencia casi hipnótica en este ‘Last work’, con diseño excepcional tanto de luces por parte de Avi Yona Bueno (Bambi), como de banda sonora por Maxim Warratt sobre una música original de Grischa Lichtenberger, un joven músico electrónico alemán que construye esculturas sonoras mezclando y arreglando grabaciones de campo y sonidos cotidianos, -y que grabó en 2011 con el sello español Semántica Records-, más añadidos variados, como el rapero Sagat, el grupo tecno de ácido duro MPIA3 y otros rupturismos.

El vestuario es de Eri Nakamura, esposa de Naharin -tienen una hija-, y bailarina de la compañía: eficaz, adecuado, buscando sencillez práctica y estética, una especie de ‘casual’ para la danza escénica. Nakamura estuvo en el Ballet de Víctor Ullate entre 2003 y 2007.

La Batsheva sufrió protestas pro-palestinas y amenazas en París en enero de este año y el pasado septiembre, respondiendo al llamamiento de  la organización internacional BDS -Boicot, Desinversión, Sanciones-, Brian Eno retiró una música suya que se había incluido en ‘Three’, la pieza que representaron en la ciudad.

La espiritualidad neotradicional que marca el conjunto de la pieza estalla en su última parte en una vitalidad juvenil desbordada en ritmos frenéticos de la cultura suburbana, que no responde exactamente a la etiqueta musical ‘trance’ sino más bien al significado de la palabra en nuestro idioma. Los tonos sobrios de la vestimenta y el escenario, dejan paso a símbolos como el ondear de una bandera blanca, el tableteo de una metralleta y el manejo de una gigantesca carraca que pueden suponer la aproximación al mundo real desarrollando la original abstracción conceptual, que para nosotros resultó muy superior a este añadido un tanto impostado. No para el público, -juvenil y forofo en su mayoría-, que pareció entrar en algunos sectores en ese trance propiamente dicho y se volcó en admiración completa al finalizar el espectáculo.

Mijail Baryshnikov dijo en un momento de entusiasmo que la Batsheva Dance Company eran «the best dancers in the world». Sin embargo, su naturalidad y aparente esponteneidad no gusta mucho en los ambientes más ortodoxos, y desde el ballet clásico se les ve como lo haría un detallista pintor figurativo que tarda un año en terminar un bodegón, frente a ese par de brochazos aparentemente aleatorios y capciososos que cuelgan en el museo contemporáneo de su ciudad sobre una firma millonaria. La crítica de New York Times habla de ‘asombrosa evocación de estados de placer, dolor y locura’ y de ‘una especie de animalidad -puro estar en el cuerpo- a través de sus movimientos’.

Por nuestra parte, silencio ya. Estamos seguros de que recordaremos mucho tiempo ‘Last work’, esta coreografía de Ohad Naharin, bailada por el Batsheva Dance Company en estreno en España. Durante toda la pieza una joven con vestido azul largo corre sin moverse del sitio con un paso ligero, milimétrico, incansable y exacta todo el tiempo.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 9
Coreografía: 8
Músicas: 8
Baile: 8
Escenografía: 8
Iluminación: 9
Vestuario: 7
Producción: 9

Festival Madrid en Danza 2016
Teatros del Canal – Sala Roja
Last work, de Ohad Naharin
Batsheva Dance Company
Estreno en España
Duración de 65 minutos
23 y 24 de noviembre de 2016

Bailarines temporada 2016/17:    
William Barry, Yael Ben Ezer, Matan Cohen, Omri Drumlevich , Bret Easterling, Hsin-Yi Hsiang, Rani Lebzelter , Eri Nakamura, Ori Moshe Ofri, Rachael Osborne , Nitzan Ressler, Ian Robinson, Meir Schraiber, Maayan Sheinfeld , Yoni Simon, Zina (Natalya) Zinchenko, Adi Zlatin

FICHA ARTÍSTICA      
Diseño de luces – Avi Yona Bueno (Bambi)
Diseño y edición de la banda sonora – Maxim Warratt
Música original – Grischa Lichtenberger
Diseño de escenario – Zohar Shoef
Diseño de vestuario – Eri Nakamura
Asistentes de Ohad Naharin y Maxim Warratt – Ariel Cohen, Guy Shomroni
Otras músicas:     Few Mysteries Solved in a Year of Contact – Sagat, Club Life – Hysterics, Crusty Juice – MPIA3, Volume VIP – Monkey, Tantrum – Luminox

Co-producido por el Festival Montpellier Danse 2015 y el Hellerau-European Center for the Arts de Dresde. Con apoyo de Batsheva New Works Fund y la Dalia and Eli Hurwitz Foundation; con fondos especiales provenientes de la American Friends of Batsheva.

BATSHEVA DANCE COMPANY    
Director artístico:     Ohad Naharin
Dirección ejecutiva:     Dina Aldor
Co-director artístico:     Adi Salant
Manager de la Compañía: Yaniv Nagar
Director de ensayos:     Luc Jacobs

Giras internacionales:    
Director:         Iris Bovshover
Productor:         Naomi Friend
Director técnico:     Roni Cohen
Luces:             Yitzhak Assulin
Fotógrafo:         Gadi Dagon
Sonido:         Dudi Bell
Técnico:         Aliaksei Prezhyn
Vestuario:         Liron Etzion
Masajista:         Adva Geva

Batsheva Dance Company es representada en España por Mediart Producciones, S.L.

– TALLER GAGA / NAHARIN
Impartido por Bret Easterling
Nivel: Abierto al público en general, a cualquier edad, sin necesidad de experiencia previa.
Nº Plazas: 30. Entrada gratuita. Las 30 primeras solicitudes recibieron la confirmación correspondiente vía email antes del 22 de noviembre de 2016.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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