Seis años después de la sorpresa que supuso ‘La casa de Bernarda Alba’ de Lorca representada por un grupo de gitanas sevillanas, vuelven con ‘Fuenteovejuna’ de Lope de Vega. Lo que entonces fue frescura renovadora ahora es academicismo populista. Lo que entonces fascinó, ahora casi aburre a pesar de una breve duración que siempre se agradece. Una puesta en escena que se va desgastando hasta apagarse, una versión que sólo aporta pintoresquismo de zoológico, paternalismo del espectador posmoderno hacia supuestos vestigios de lo ya inexistente.
Tras el enorme éxito que supuso aquella representación lorquiana a cargo de un grupo de mujeres analfabetas de un poblado marginal sevillano, la dramaturga Pepa Gamboa ha estado años cavilando en como repetir la jugada hasta que finalmente se ha decidido por uno de nuestros más conspicuos clásicos, no sólo universalmente representado sino también incorporado al imaginario colectivo español desde hace siglos. Acomete la tarea en colaboración con Antonio Álamo y ambos sacrifican texto y trama original a la exhibición sensacionalista de este grupo de mujeres que deambulan desordenadamente en escena e interpretan sus personajes con torpeza exagerada, rebuscada y exhibicionista.
Aú siendo uno de los textos más conocidos del teatro clásico, apenas es reconocible en la versión que comentamos, reducida la escenografía a un sembrado de trapos y ropa vieja, ininteligibles muchos de los parlamentos, sometido todo al simple hazmereir que se supone que tiene que producir este tosco conjunto femenino de arrabales en el público culto del centro de la ciudad.
Pintoresquismo: sublimación de un primitivismo idealizado que ensalza la sencillez de los modos tradicionales amenazados por la irrupción de la modernidad. Si la estética del montaje en un principio atrae con sus aires exóticos y sus referencias conceptuales a mercadillo marginal, a inmigración, a inframundo, si el impacto del aspecto y el hablar de las gitanas subyuga a primera vista, si el enfoque metateatral parece conveniente en las primeras escenas, poco a poco el esquema original a base de repetirse se hace estático, y lo que comenzó con aspiraciones innovadoras termina naufragando en un sopor insoportable.
Lo que en la primera media hora salvan el diseño del espacio escénico, el vestuario y sobre todo la iluminación y los cantos, no puede mantener el pulso en la segunda, cuando se insiste en una desafortunada veta portuguesa que termina con ‘Grândola, Vila Morena’ después de haberse iniciado con músicas de Astor Piazzola en una banda sonora realmente atrevida. Muy manido ya el uso de micrófono de pié en escena. Lo más destacable, los efectos coloristas de la inmensa trapería bajo el juego de los focos.
Hablaríamos de las ocho protagonistas si la compañia y el teatro hubieran tenido el detalle de especificar los personajes que interpretan cada una. Pero como se han apuntado a la moda colectivista que tanto nos disgusta hablando de elencos teatrales, diremos que colectivamente apenas nos merecen el aprobado haciendo de sí mismas y recitando como párvulas. El malvado comendador y único actor del montaje es sin duda David Montero y elige o le eligen una caracterización desagradable de chuloputas barriobajero.
Quizás segundas partes nunca son buenas si son repetitivas. Aquella puesta en escena en 2010 de la mejor obra de Lorca fue impactante y no en vano titulábamos nuestra reseña de entonces ‘Terremoto en casa de la Bernarda’. Hubo un gran Fuenteovejuna en 2009 en los Teatros del Canal de la compañìa Rakatá con dirección de Laurence Boswell y así lo consignamos entonces.
El caso es que TNT (Territorio de Nuevos Tiempos), con un meritorio historial de dos décadas, esta vez nos ha defraudado. El montaje se puede ver pero machaca el original sin ofrecer a cambio más que tipismo avejentado. Las gitanas del barrio de ‘El Vacíe’ -el grupo ha sido renovado casi a la mitad- se enfrentan a una obra en la que no encajan tan fácilmente como en la anterior. Su potencia coral no consigue imponerse salvo como anécdota. En el estreno de ayer fueron muy celebradas sus ocurrencias, sus dejes, su exotismo rebuscado. Pero este Lope agitanado tiene tintes fallidos.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 6
Versión,6
Dirección, 6
Escenografía y vestuario, 6
Interpretación, 6
Música, 5
Producción, 5
Documentación para los medios, 5
Programa de mano, 6
Teatro Español
Fuenteovejuna
De Lope de Vega
Del 20 al 29 de enero de 2017
Intérpretes: Rocío Montero Maya, Lole Del Campo Díaz, Carina Rámirez Montero, Sandra Rámirez Montero, Ana Jímenez, Pilar Ramírez, Rocío Rivasflores, Beatriz Ortega Chamorro y David Montero
Dirección Pepa Gamboa
Dramaturgia Antonio Álamo
Ayudante de dirección Joaquín Galán
Asesoramiento Artístico Pedro G. Romero
Diseño de espacio escénico Antonio Marín
Vestuario Maite Álvarez
Iluminación Alejandro Conesa
Sonido Emilio Morales
Fotografías Félix Vázquez
Una producción de TNT, con dirección de Ricardo Iniesta.