Una tarde con Forsythe

El Teatro Real se abre a la danza con una notable presencia de la Compañía Nacional

Una tarde con Forsythe
Una noche con Forsythe - CND - Teatro Real

Fue una gran velada de danza intemporal, de dos siglos de recorrido musical, de captación de uno de los momentos más importantes del género, cuando en las últimas décadas del siglo XX el ballet clásico se transmuta en lo que llamamos danza contemporánea. Adecuada demostración para una compañía que quiere compaginar zapatillas de punta con tatuajes. La Compañía Nacional de Danza ofreció un programa sobresaliente y notablemente puesto en escena.

William Forsythe nació en 1949, creó su primera coreografía en 1976, entre 1983 y 2004 fue director del Ballet de Fráncfort -al que convirtió en referencia mundial-, y en 2005 creó su propia compañía, The Forsythe Company, con la que sigue trabajando y ha estrenado el año pasado ‘Blake Works I’ en París.

Estuvo en este Teatro Real en 2002 con ‘The Loss of Small Detail’, la que califica de su obra fundamental. Considerado uno de los más importantes coreógrafos de nuestros días. Ha reorientado el ballet clásico hacia un arte de movimiento dinámico con lo que hace frente a los desafíos del siglo XXI para no quedarse anquilosado. Como innovador y rupturista escandalizó en su tiempo pero hoy está completamente asimilado y se ha convertido en un clásico en tan sólo tres décadas. Con nuevos códigos desestructura la danza clásica, rompe las reglas habituales y transforma el espacio. Al reto que sus movimientos innovadores supusieron para los bailarines une novedosos recursos escenográficos y luminosos.

La relación entre la CND y el coreógrafo norteamericano tiene ya una larga trayectoria que se traduce en la puesta en escena de nueve de sus creaciones por la compañía española. Para la preparación y supervisión del espectáculo Forsythe no ha venido in person a Madrid, delegando en sus inspectores/repetidores de la Fundación Forsythe: Noah Gelber para ‘The Vertiginous Thrill of Exactitude’, Agnés Noltenius y Maurice Causey para ‘Artifact Suite’, y Ana Catalina Román en ‘Enemy in the Figure’.

El programa comenzó con una pieza de 13 minutos de duración, The Vertiginous Thrill of Exactitude (La vertiginosa emoción de la exactitud), estrenada hace dos décadas en Frankfurt y ya interpretada por la CND el año pasado en Barcelona. Ilustra el movimiento final de la novena sinfonía de Schubert, y se instala en la estética del ballet clásico, con tutú y zapatillas de punta, en un paso a cinco de técnica clásica en su estado más puro, destilada en su forma más brillante y fluida según Roslyn Sulcas, que opina que se trata de un homenaje afectuoso a Petipa y Balanchine, en cuanto a sus códigos, sus estructuras compositivas (solos intercalados en medio de pasos a dos, pasos a tres y movimientos de grupo), su precisión y su vibrante trabajo de allegro. Se encarna de forma natural en la tradición, introduciendo con sutileza, especialmente en el vestuario, los gérmenes de una concepción actualizada que va a mostrarse en todo su esplendor en la pieza siguiente.

Artifact Suite, es una versión condensada de su ballet Artifact, y ha cumplido una década larga. Basado en las tres secciones del ballet original de 1984 -su primer trabajo de larga duración, de difícil programación (en Londres en 2012 y el pasado marzo en Boston)-, el trabajo, con el transcurso del tiempo, ha adquirido vida propia como una obra abstracta que destila los principios y protocolos del ballet clásico para convertirlos en un hipnótico evento teatral. Abre con un glorioso doble pas de deux, enmarcado por 30 bailarines del cuerpo de baile, con la Chacona de Bach, Partita No.2 para solo de violín en do menor. Surgiendo inesperadamente de las filas simétricas de bailarines que se alinean a los lados y la parte trasera del escenario, dos parejas ejecutan una danza de impresionante belleza, llena de extensiones off-balance e inesperados desplazamientos de peso.

Estos dramáticos pas de deux, elaboran y amplían de modo extraordinario las posiciones y planos formales del ballet; pero esta tradición –y nuestras expectativas –son abruptamente alteradas al bajarse repentinamente el telón en mitad de la escena, solo para elevarse de nuevo sobre una renovada visión de la belleza.

La segunda sección de Artifact Suite ese basa en una sucesión de lo que fueron improvisaciones de Eva Crossman-Hecht, pianista titular del Frankfurt Ballet para el que compuso las músicas de varias de sus coreografías y que murió a los 59 años de edad en 1989 tras una larga enfermedad, cuyas repetitivas líneas sonoras y su extraordinario minimalismo en tonos graves sirven para que Forsythe haga del cuerpo de baile una máquina de precisión que desafía los límites alcanzables por 30 bailarines al unísono.

Al ir en segundo lugar de la programación se pierde la histórica sorpresa en su momento que supuso el acceso del público mientras los bailarines estaban ya en escena, como si estuvieran ensayando o hubiera ya comenzado la representación.

Las dos partes de Artifact Suite ofrecen una magnífica evolución coreográfica apoyada en la musical que marcan el violín de Bach y el piano de Crosmann-Hecht. Son 45 minutos de un salto en el tiempo que va a prepararnos para la segunda parte de la velada. La primera parte fue estrenada el pasado día 22 en Santander y la segunda se estrenaba ahora. Marcan uno de los momentos más exigentes que ha vivido la CND en la ya larga etapa actual con su actual director José Carlos Martínez y hay que decir que supone un pequeño hito para su plantilla al completo. Gran trabajo de Mar Aquiló en esa exigente Mujer de barro que dirige los difíciles despliegues del colectivo. Buen trabajo de las dos parejas protagonistas.

Y tras el descanso, llegó Enemy in the Figure (de difícil traducción, quizás algo parecida a Enemigo aparente), ya estrenada por la CND en 2001 en la etapa de Nacho Duato. Una auténtica maravilla que conserva todo su poder innovador y toda su magia coreográfica casi tres décadas después de su creación. Una coreografía rupturista en la que los once bailarines actúan casi todo el tiempo desconectados del resto. Una escenografía de enorme creatividad en la que los movimientos por el escenario de un foco de luz proyectado de mil formas diferentes contra una mampara irregular situada de forma oblicua en el escenario, que permite evolucionar por delante y detrás de la misma.

El juego de sombras crea efectos mágicos e inspiradores que dotan a la música de Thom Willems de ampliado impacto sobrecogedor, ruidos cotidianos de nuestro entorno tecnológico con ritmos primitivos hipnóticos. Enemy In The Figure es para Roslyn Sulcas un poema oscuro e intrigante acerca de la visión y de la percepción, de la forma y del caos. La luz, tan esencial en la coreografía como los pasos, se filtra a través del escenario en ráfagas fugaces, ampliando y contrayendo el espacio, bañando a los bailarines en resplandor o penumbra alternantes. Con un vestuario tan extraño como sugerente, los bailarines irrumpen y desaparecen como erupciones del
inconsciente. Piernas y brazos desarrollan formas angulosas e inconexas, una geometría compulsiva que genera cadenas infinitas de movimiento. El trabajo de los once bailarines necesita pericia y fortaleza y la prueba se pasa con notable.

En un universo que alterna la calma y la exaltación, Enemy In The Figure presenta un poema de misterio y urgencia, aislamiento y conexión, lo mecánico y lo humano, describe Roslyn Sulcas lo que en todo caso es un fascinante espectáculo de 29 minutos que consigue belleza exultante de una amalgama de fragores y frenesíes que en otros tiempos serían juzgados de espantosos y hoy son síntesis de las contradicciones de nuestra época.

En definitiva, un programa muy bien planteado, que avanza de menos a más de forma segura y decidida, que relata el sendero por el que el ballet clásico ha llegado a la danza contemporánea, y lo hace de forma natural y sencilla, como si aquí no hubiera pasado nada.

La CDN consigue el éxito de la temporada. Demuestra consolidación aunque preocupa lo escaso de sus aportaciones en las últimas temporadas. Una noche con Forsythe iniciará su gira el 6 de mayo en Murcia.

Aproximación al espectáculo (valoración del 1 al 10)
Interés: 8
Ejecución: 8
Producción: 8
Programas de mano: 9

TEATRO REAL
Compañía Nacional de Danza
Una noche con Forsythe: The Vertiginous Thrill of Exactitude (1996), Artifact Suite (1984-2004) y Enemy in the Figure
Días 27, 29 (a las 17.00 y a las 21.30) y 30 de abril de 2017

The Vertiginous Thrill of Exactitude
Coreografía: William Forsythe
Música: Franz Schubert
Diseño de vestuario: Stephen Galloway
Diseño de luces y escenografía: William Forsythe
Repetidor/puesta en escena: Noah Gelber
Estrenado por el Ballet de Frankfurt el 20 de enero de 1996.
Estreno por la Compañía Nacional de Danza el 4 de marzo de 2016 en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona.

Artifact Suite
Coreografía: William ForsytheMúsica:
Parte I: J.S. Bach: Chacona, Partita nº.2 BWV 1004 en Do menor, interpretada por Nathan Milstein.
Parte II: Eva Crossman-Hecht, interpretada por Margot Kazimirska.
Escenografía, diseño de luces y diseño de vestuario: William Forsythe
Repetidores/puesta en escena: Agnes Noltenius, Maurice Causey
Estrenado por el Scottish National Ballet el 15 de septiembre en 2004.
Estrenado por la Compañía Nacional de Danza el 22 de abril de 2017 en Palacio de Festivales
de Cantabria, Santander.

Enemy in the Figure
Coreografía: William Forsythe
Música: Thom Willems
Escenografía, diseño de luces y diseño de vestuario: William Forsythe
Repetidora/puesta en escena: Ana Catalina Román
Estrenado por el Ballet de Frankfurt el 13 de mayo de 1989.
Estrenado por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro Real de Madrid, el 18 de mayo de 2001.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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