Encuentro con Soledad Lorenzo

Una selección de su colección particular en el Museo Reina Sofía

Encuentro con Soledad Lorenzo
'Punto de encuentro' - Museo Reina Sofía

Fue uno de los más reputados galeristas españoles del cambio de siglo. Ya de retirada, ha donado su colección de casi 400 piezas de artistas de nuestra época al Museo Reina Sofía. Dos exposiciones consecutivas y diferentes van a celebrarlo.’Punto de encuentro’ es la primera: de Tapiès a Pérez Villalta pasando por Uslé y Badiola.

‘Punto de encuentro’ remite al nexo en torno a formulaciones espaciales y geométricas (pero no sólo). La segunda expòsición, ‘Cuestiones personales’, abrirá sus puertas en diciembre próximo, y centrará sus contenidos en la recuperación del lenguaje figurativo y las metamorfosis de la representación en las últimas décadas del siglo XX.

Vayamos con la que esta misma mañana ha sido presentada a los medios. ‘Punto de encuentro’ consta de 58 obras de 15 artistas, todos ellos españoles. La muestra arranca con la presencia de dos líneas tradicionalmente concebidas como opuestas pero en interesante diálogo: la del trabajo en torno a la materia de Antoni Tàpies y la de la construcción de un lenguaje universal a través de la geometría por parte de Pablo Palazuelo, que con una docena de obras es el más presente de todos los presentes. A continuación, Soledad Sevilla pone de relieve la idea de secuencia geométrica, de variaciones sobre la línea como grado cero de la pintura, tal y como muestra en la tercera sala del recorrido la serie Belmont (1980), aunque nos resulte la mejor obra de la muestra su otra aportación (‘Quizás más tarde, 2006). Junto a ella aparece también Ángeles Marco –una de las partícipes en la renovación de la escultura española-, que se adentra en el ámbito de la instalación artística con influencias del constructivismo.

El siguiente ámbito está ocupado por el Grupo Vasco, surgido en los años ochenta de espaldas al drama de su tierra, en el que frente al neoexpresionismo hegemónico aparece una cierta tendencia artística que reivindica el racionalismo como parte de una tradición local, nos explican los comisarios de la exposición. Soledad Lorenzo apoyó muy directamente al grupo que, desde el País Vasco, renovó el panorama escultórico de nuestro país, con profundos estudios sobre el espacio y la puesta en escena de Txomin Badiola y Pello Irazu, un camino continuado por una generación más joven, con Sergio Prego, Jon Mikel Euba y Ana Laura Aláez, quienes abordan desde distintos medios el concepto de la percepción por parte del espectador. 
 
El contrapunto a esta preeminencia de la abstracción lo ofrecen a continuación otros dos artistas de generaciones muy diferentes, con obras que destilan ciertos intereses comunes en relación con el análisis del espacio, sea éste físico o simbólico, como en el caso de Guillermo Pérez Villalta -sus cuatro aportaciones no están entre su obra más valorada- y Jerónimo Elespe. En la obra de ambos se aprecia un intercambio continuo de referencias clásicas y contemporáneas. Con las obras de Íñigo Manglano-Ovalle y Perejaume, la exposición introduce de nuevo un elemento relacionado con lo constructivo desde el punto de vista de la escenificación, respectivamente, en la obra de naturaleza arquitectónica y el paisaje. Por último, la exposición muestra una cierta internacionalización a través de Juan Uslé y Adrià Julià.  Uslé, definidor de una geometría atemperada en la que, a pesar de las dimensiones reducidas de algunos de sus cuadros, sigue presente la monumentalidad de algunos de los pintores de la generación anterior, y Julià, con el que aparecen nuevos medios como la fotografía y el vídeo y a aspectos más relacionados con el arte conceptual.

Las dos exposiciones consecutivas permitirán trazar vínculos y contrastes que muestran de qué modo la Colección Soledad Lorenzo permite ser leída atendiendo tanto a aspectos generacionales y cronológicos, como a otros de carácter más discursivo. A pesar de que la principal actividad de Soledad Lorenzo no ha sido la del coleccionismo sino la de la representación de artistas a través de su galería, su caso es destacado y peculiar dentro de ese ámbito. A lo largo del tiempo, su espacio fue acumulando un conjunto de obras de arte que, por afinidad o por contraste, acaban creando una serie de relatos entrelazados que dan testimonio de un momento importante del arte español y de su relación con el panorama internacional. 

Soledad Lorenzo inauguró su espacio galerístico en 1986 y tras 26 años de actividad, anunció su cierre en 2012. En 2014 cedió su colección al Reina Sofía. El depósito, que ha pasado a formar parte de los fondos del Museo, está compuesto por 392 piezas de 89 artistas, la mayoría de ellos españoles -pero también artistas del ámbito internacional, especialmente estadounidense- y pertenecientes a diferentes generaciones, cuyas prácticas abarcan diversas disciplinas de la creación artística actual. Aunque predomina la pintura y el dibujo, figuran también esculturas, fotografías, grabados, obras audiovisuales e instalaciones. Ayer presentando la exposición cumplía 80 años de edad, y elegante y suntuosamente vestida, inmóvil de pie frente a las cámaras, aparecía como la mejor pieza de su colección.

Aproximación a la exposición (del 1 al 10)
Interés: 6
Despliegue: 6
Comisariado: 6
Catálogo: n/h
Documentación a los medios: 8
Folleto: 8

 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Colección Soledad Lorenzo: Punto de encuentro 
26 septiembre 2017 – 27 noviembre 2017     
COMISARIOS:  Manuel Borja-Villel y Salvador Nadales
COORDINACIÓN: Natalia Jiménez
Edificio Sabatini. 4ª planta.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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