Acastos, dinos, para qué sirve el teatro

Un diálogo clásico -muy esquemático- sobre el valor y la finalidad del arte

Acastos, dinos, para qué sirve el teatro
Acastos. ¿Para qué sirve el teatro? - CDN

Sin duda que titulado así, en vez del original ‘Arte y Eros. Un diálogo sobre el Arte’, -el primero de los dos diálogos platónicos que Iris Murdoch publicó para la escena en 1986- gana pegada, aunque de teatro se hable poco en esta puesta en escena correcta, muy, muy platónica, tan teórica como alejada de la pedrestre realidad: un coloquio en el que seis filósofos que vienen de una representación teatral debaten sobre el hecho artístico, su función y su necesidad.

La pieza se desarrolla en Atenas entre los siglos IV-V a.d.C., y entonces Platón tendría unos veinte años, Sócrates unos sesenta, y Acastos -‘un joven serio’-, Callistos -‘un joven bello’-, Mantias -‘un político enamorado de Callistos’- y Dexímenes -‘un hombre cínico’- eran personajes de ficción. La primera representación de la pieza se realizó al parecer en el National Theatre Platform Performance en febrero de 1980, antes pues de que se editara.

Por alguna razón, Ernesto Caballero ha representado a todos los personajes como jóvenes de parecida edad -tres hombres y tres mujeres, con lo cual se pierde todo el ambiente de seguidores masculinos alrededor del maestro Sócrates; no es grave, pero resta credibilidad siempre necesaria en un texto filosófico escrito a la antigua usanza y manejando antiguas ideas -demasiado esquemáticas ante la mayor complejidad del debate actual sobre el hecho artístico-, así como alejándose del propósito inicial de debatir el papel fundamental o secundario de Eros y lo erótico en el arte, al final una más de las muchas hipótesis barajadas.

Reducir a aquellos dos gigantes -Sócrates y Platón- (por no hablar de la carencia suprema del original, la falta de Aristóteles) a tamaño tan terreno, les hace perder altura y a nosotros la necesaria distancia. Y es que hoy día no hablamos, no podemos hablar, del Arte como si fuera una única entelequia, pues son infinitas las clasificaciones y diferencias internas en un concepto tan general en un mundo tan complejo como el nuestro. ¿El arte es simple diversión o profunda aportación? Hay de todo en la viña del señor gracias a las musas, que ya no existen pero que haberlas, haylas. Está claro que el arte con mayúscula nos aporta y nos debe aportar un valor añadido sobre nosotros mismos y la vida, una nueva faceta o al menos un destello especial del prisma de la verdad, un retazo reflexivo, una sipnasis nueva o poco practicada. Y por eso la visión de Acastos sobre la trascedencia del acto creador triunfa sobre la hostilidad pueril -quizás hoy debamos hablar de populismo cerril- de Platón, o la politización a lo ‘realismo socialista’ de Mantias. Javier Gomá, que ha asesorado a Caballero por los vericuetos filosóficos, lo resume así: ‘Uno propone una definición: arte es imitación idealizada de la Naturaleza, capaz de suscitar emociones. Otro añade que debe conectarse con la verdad. Un tercero pone énfasis en su misión educativa. El cuarto insiste en que es pura invención y mentira y que en eso reside su belleza’. Y Sócrates modera con suavidad las inflexiones de la conversación hasta que inciitado a intervenir, un joven Platón, que había permanecido hosco y silencioso, levanta su voz para pronunciar su exaltada condena del arte. No debemos amar el espectáculo del arte sino el espectáculo de la verdad. Al final, la reunión se disuelve entre bromas como debía ocurrir en nuestros ‘muros’ y tertulias sobre cosas mucho menos importantes -la política, por ejemplo- y tan poquito ocurre.

Con una duración apurada al límite correcto, la puesta en escena imita un pequeño patio de piedra con una fuentecilla alrededor de la que los seis personajes hablan sin más, vestidos de calle y tan campantes. Hay un vídeo en el tramo final pero los espectadores de las esquinas no pudiomos verlo. Algo más de tramoya imaginativa hubiera sido de agradecer. Una producción bien económica, en la que todo descanda en el elenco, sobre todo en Sócrates y Platón, personajes en los que para nuestro humilde gusto ha faltado cierta prestancia, un escalón cualitativo sobre los cuatro secundarios; que están correctos, gustándonos más ellas, especialmente Tábata Cerezo como ese juicioso Acastos, que ellos, de los que Óscar Allo hace un Dexímenes ‘pelín locuelo’ con camiseta a rayas nada favorecedera. El director del CDN hace bien en utilizar el trabajo del laboratorio del Centro en la programación. Como director de la pieza está correcto aunque nos preguntamos a la vista del texto original y del resultado final para qué ha necesitado un asesor.

Puede que Platón fundará la filosofía occidental y Alfred North Whitehead (1929) diría que ‘la caracterización general más segura de la tradición filosófica europea es que consiste en una serie de notas a pie de página de Platón’. Sin embargo, Karl Popper le criticó por ser el precursor ideológico de los totalitarismos y cada época ha interpretado con sus propios valores su obra, tal y como la de Aristóteles sin ir más lejos, que algunos no situaríamos ni un escalón por debajo. Lo cierto es que su primigenia pasión por el arte se tornó en odio, ‘el que se tiene a lo que uno ama demasiado pero está obligado a renunciar’, opina Gomá. Creía que el arte es contrario a justicia y a la verdad y ordenó la abrupta expulsión de los poetas en su República. Quizás, -a nivel teórico general únicamente, por supuesto-, tenía razón, mejor dicho, una parte de la razón.

Dame Jean Iris Murdoch (Dublín, 1919) publicó unas cuarenta obras, y algunas de sus novelas son conocidas y estuvieron de moda entre la intelectualidad de los 80’s y 90’s. Ahora está casi olvidada. Falleció a los 79 años, en 1999, tras progresivo agravamiento de su mal de Alzheimer. La obra deja entrever unas preferencias filosóficas por el justo medio entre el idealismo platónico derrotado y el materialismo rampante vencedor; en el siglo pasado, ya veremos que pasa en este. La editorial italiana Aracne editó en español enn diciembre pasado el libro con el título de ‘Acastos. Dos diálogos platónicos’, y traducción de Margarita Mauri Álvarez. Ahora se nos ofrece en traducción de Ana Riera, de cuyas aportaciones nada se informa, y cuyas diferencias no estamos capacitados para juzgar. El texto suena bien.

Se entiende el efecto buscado de enfrentar una pieza de filósofos sesudos en la grecia clásica con un grupo juvenil y desenfadado de ayer por la tarde en el bar de copas. Ropa ‘hipercasual’ con piedras centenarias. Quizás haya que valorarlo más de lo que lo hacemos; quizás resulte un poco simple. El público de este jueves era juvenil a tope y salió satisfecho tras setenta minutos de discusión sobre el sexo de los ángeles. Ojalá, filosofar, divagar, dialogar y todo eso vuelva a estar de moda.

Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 7
Dirección, 6
Puesta en escena, 6
Interpretación, 6’5
Producción, 6
Programa de mano, 8
Información a los medios, 6

Teatro María Guerrero
Sala de la Princesa
Acastos. ¿Para qué sirve el teatro?
Coloquio dramático de Iris Murdoch
Dirección de Ernesto Caballero
Un trabajo de investigación dramatúrgica del laboratorio Rivas Cherif
4 a 15 de abril de 2018

Reparto (por orden alfabético)
Dexímenes      Óscar Allo
Callistos      Ricard Balada
Acastos      Tábata Cerezo
Sócrates      Carmen Gutiérrez
Mantias      Andrea Hermoso
Platón       Pablo Quijano
                                                             
Equipo artístico 
Traducción    –   Ana Riera
Escenografía, vestuario e iluminación – Juan Sebastián Domínguez 
Música y espacio sonoro  –  Luis Miguel Cobo
Asesor   –   Javier Gomá
Ayudante de dirección –   Nanda Abella
Fotos    –    marcosGpunto
 
Producción Centro Dramático Nacional
Horario: Martes, viernes y sábado, a las 18:30 h; Miércoles y jueves, a las 12:00 y 18:30 h; Domingos, a las 17:30 h
Duración aprox.: 1 hora 10 min
Encuentros con el equipo artístico: jueves 5 y 12 de abril, a las 17:30h en la Sala de la Princesa, con la participación de Javier Gomá y Ernesto Caballero.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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