Rodrigo García y la túrmix generacional

Mantiene su inconfundible estilo pero da signos de querer al fin evolucionar

Rodrigo García y la túrmix generacional
Rodrigo García - Teatros del Canal

Volvió el provocador Rodrigo García y volverá los próximos años dentro de un contrato estupendo con los Teatros del Canal y otras seis instituciones extranjeras. Está vez le toca con ‘Evel Knievel contra Macbeth na terra do finado Humberto’, una pieza semejante a las más de 35 anteriores; sus pocos pero fieles seguidores debaten si representa avance, estancamiento o retroceso.
 
Digamos claramente nuestra opinión: es algo mejor que las tres anteriores que hemos visto, pero García sigue a sus casi 55 años anclado en la inmadurez adolescente que caracteriza a su teatro, en la mezcolanza de ingredientes de aluvión, en proponer una sucesión de ocurrencias sobre la marcha que carece de profundidad y lleva a ninguna parte. Para el llamado aún teatro de García y otros intentos actuales y anteriores de prescindir de cualquier sentido lógico en pos de una supuesta creatividad libre, habría que acuñar un nuevo término. No es teatro, es mero espectáculo premeditadamente carente de significado, y se basa en entretener sorprendiendo con efectos especiales, derivas alucinatorias, situaciones delirantes y una mezcla infernal de ingredientes en una pulpa apenas digerible repleta de tropezones en amplia paleta de colores y sabores que van de la situación desternillante a la escena vomitiva. Una simulación posmoderna de los Hermanos Marx en ácido lisérgico.
 
En palabras del autor desde la aldea de Ligüeria, perteneciente a la Parroquia de Sellón (Concejo de Piloña) en Asturias, donde al parecer se ha instalado: ‘Este proyecto despegó la noche que se me antojó situarlo en la tierra del finado Humberto, haciendo referencia a Brasil, concretamente a la región de Bahía. Hasta ese momento, no tenía pistas sólidas ni para empezar a escribir ni para acometer los ensayos. Para no escribir en el aire -como tantas veces me complace hacerlo-, en este caso busqué la tierra firme (y el mar): la cultura afro-brasileña. Y la compañía de Glauber Rocha. Grotescas interpretaciones, sonido directo aberrante, descuidados encuadres, horrible vestuario, repeticiones de tomas sin fin donde se escucha al director dar indicaciones fuera de sí, rostros verdaderos en su belleza y en su fealdad, ausencia de decorados, luz, la que hay, ni el menor rastro de un raccord, sin noticias de una trama fácilmente comprensible, aunque para Glauber existiera, un esperpéntico empleo de la música… hacen en su conjunto esa verdad épica, arrolladora, que es su cine’.

No necesitaba a Rocha más que como coartada. Con San Agustín y sus retahílas de lo que le gusta y no le gusta, con un chaval que es un acierto, que se llama Gabriel Ferreira Caldas, que toca un instrumento mitad xilofón mitad algoritmo realmente cautivador, con los presocráticos y trozos de la película maldita que Orson Welles hizo y protagonizó sobre el Mackbett de Shakespeare, sin actrices y con recitadoras saltimbanquis, sin diálogos y con inmensas parrafadas y con una pantalla dominando el escenario, escupiendo interminables pesadillas de un viaje de ácido, Rodrigo García avanza en un argumento que consiste en que Orson Welles es el tirano de Bahía, aquel motorista suicida norteamericano llamado Evel Knievel se viene contra él, un pequeño y simpático dragón hace cabriolas, y dos esforzadas actrices declaman, van y vienen, se desnudan y se visten, recitan y contemplan hasta que todo termina, afortunadamente sin que lleguemos a la extenuación, incluso agradecidos a García por no dejarnos K.O. técnico.

Los incondicionales comenzaron con risotadas y se fueron agotando. Los aplausos no fueron apoteósicos. Los tres actores salieron dos veces a saludar y después la gente se fue levantando lentamente de sus butacas, diríamos que pensando que pensar. El autor, director y esencógrafo ha sabido representar las angustias inanes de su generación, su confusión mental, su resistencia a madurar. Pero ya no pueden esperar más. Quizás en los montes asturianos consiga este argentino que no sabemos si después de toda una vida se considera algo o mucho español, dar el paso. Sería bueno. Debería darlo.

Mientras, retrocedamos hasta sus anteriores propuestas intentando siempre comprender sus propósitos:

–‘Muerte y reencarnación en un cowboy’ de 2010 (ver nuestra reseña de entonces)
–‘Gólgota picnic’ de 2011 (ver nuestra reseña de entonces)
–‘4’ de 2017 (ver nuestra reseña de entonces).

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Texto: 5
Dirección: 7
Interpretación: 8
Escenografía: 5
Producción: 7
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: 5

Teatros del Canal
Sala Verde
RODRIGO GARCÍA. Evel Knievel contra Macbeth na terra do finado Humberto
29/05/2018 – 02/06/2018
Duración: 1h 30min.

Texto, espacio escénico, dirección: Rodrigo García
Con: Núria Lloansi, Inge Van Bruystegem y un niño
Producción: Humain trop humain — CDN de Montpellier
Coproducción: Bonlieu Scène nationale (Annecy), Teatro Nacional Cervantes de Buenos Aires
y Teatros del Canal
Producción delegada (a partir del 1 de enero 2018): La Carnicería Teatro.

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA
Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

Lo más leído