Una cueva trivial en la mágica Salamanca

Emilio Gutiérrez Caba embute a Ruiz de Alarcón entre colegas de ayer y de hoy

Una cueva trivial en la mágica Salamanca
La cueva de Salamanca - Teatro de la Comedia

Sobre una excelente comedia del Siglo de Oro del mismo título, aderezada con escenas de otras dos piezas de la época y ambientada en los ensayos de una compañía teatral en nuestros días, Emilio Gutiérrez Caba ha contado con buenos apoyos para este ambicioso debut como dramaturgo en el que se queda a medio camino. Mejor hubiera sido una buena versión del original sin aderezos. Ruiz de Alarcón escribió en verso reflexiones de altura que aquí quedan sepultadas en sal gruesa.

‘La cueva de Salamanca’ de Juan Ruiz de Alarcón tiene 976 versos y 14 personajes, con argumento y texto que no necesitan de aderezos ni enmiendas, con elementos esotéricos inusuales en su época y versificación sencilla e inteligible sin la afectación del culteranismo. Se desarrolla en la ya entonces famosa cueva de Salamanca, enclave legendario en el que, según la tradición del imaginario popular de Castilla, impartía clase el Diablo. Muchos escritores españoles, principalmente en el Renacimiento y el Barroco, trataron el tema, pero la pieza más famosa fue el entremés de Miguel de Cervantes del mismo título. Alarcón, que estudió en Salamanca, se inspira en ello, pero cambia casi todo. Enrico, su personaje principal, es claramente una alusión a Henrrico Martín o Heinrich Martin, cosmógrafo del rey de España, intérprete de la Santa Inquisición, impresor e ingeniero hidráulico. En su comedia se hace notar la inclinación que el escritor siempre sintió por la magia y las ciencias ocultas, tema difícil de abordar con el estricto código de su tiempo, por lo que la cueva de Salamanca ya no un antro de poderes malignos sino refugio de un sabio bondadoso que defiende el que la magia sea una ciencia lícita, aunque al final acepte las tesis católicas ortodoxas. Así, construye una comedia de puro entretenimiento que bajo una trama de capa y espada y enamoramientos mantiene una interesante enjundia

Juan Ruiz de Alarcón es un resumen del melting pot que era la España imperial del siglo XVI. Nacido en México hacia 1580, su abuelo materno era judío y su abuelo paterno era un sacerdote hijo de una esclava mora. A pesar de ello o por ello, su familia estaba bien relacionada con la nobleza castellana y antes de cumplir los 30 se vino a la Universidad de Salamanca donde aprendería derecho civil y profundizaría en el derecho canónico. Retornó a Nueva España por cuatro años. A su vuelta a Madrid enlazó una tras otra la escritura y el éxito de sus comedias lo que le ganó la enemistad e inquina de Lope de Vega,​ Luis Vélez de Guevara, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo y otros prohombres, ridiculizándolo por su físico —era jorobado— y por su origen americano. Entabló una ventajosa amistad con el yerno del poderoso conde-duque de Olivares, Ramiro Núñez de Guzmán, a cuya sombra creció aún más como poeta. Desde 1625 había servido en el Consejo de Indias, su posición económica es buena y reconoce una hija habida con Ana de Cervantes hacia 1620. En 1639 enfermó, el 1 de agosto dictó su testamento y murió tres mañanas después, siendo enterrado en la parroquia de San Sebastián.

Emilio Gutiérrez Caba ha ideado una dramaturgia partiendo de las vicisitudes reales enfrentadas por este montaje y su mucha experiencia en las tablas para presentarnos a un director y unos actores en busca de una obra que les permita salir de la precariedad de una profesión que ha hecho de la queja permanente su bandera gremial. Ensayan otras dos piezas -«La Fénix de Salamanca» y «Obligados y ofendidos y Gorrón de Salamanca»- buscando una que presentar al concurso del octavo centenario de la Universidad de Salamanca, pero ambas solo aluden a la ciudad de pasada. El célebre entremés de Cervantes no pasa de trece páginas y les parece imposible de defender en una época en la que las obras tienen que durar noventa minutos. Por fin dan con la comedia de Alarcón y eso salva su proyecto y remata la complicada propuesta, que encantará a la peña teatrera en sus alusiones actuales y decepcionará a quien busque un trabajo serio.

En 2014 y con 71 años, Gutiérrez debutó como director con La mujer de negro y lo hizo con notable (ver nuestra reseña de entonces). Pero esta vez ha caído en esa arrogancia tan frecuente y tan insensata de enmendar a los clásicos, ‘actualizarlos’ caprichosamente, usar y tirar a quienes sabían mucho más. Y así se ha sumado a ese infierno de malas versiones empedrado de buenas intenciones.

Se trata de una triple coproducción pero queda pobretona en el Teatro de la Comedia. La escenografía del grafitero apodado Suso33 y Alfonso Barajas fracasa en engarzar este teatro dentro del teatro, la iluminación desconcierta con continuos fundidos, la música es unas cuantas escuetas ráfagas con sabor de época, y el magnífico vestuario del armario de la CNTC no resalta. El director escoge la fácil y nefasta vía graciosa que consiste en exagerar con tonillos y tics lo que debería ser suave ironía. Con ello arrastra al elenco a una declamación impostada, errática entre el hablar actual y el decir de entonces. Daniel Ortiz sobrevive a la dicotomía jóveno actual/viejo sabio, pero José Manuel Seda se estrella entre el actorcillo de teleserie Dani y el galán rufianesco Don Diego. Eva Marciel es una aristócrata que no lo parece, Juan Carlos Castillejo se pierde entre papeles antagónicos, Chema Pizarro se ahorca en ese horrible ‘pesquisidor’ y sus muecas histéricas: esa escena es lamentable. María Besant es la más suelta en todas sus intervenciones y gustó mucho en ese teniente con frenillo.

Hace poco La Abadía celebró sus dos décadas con una ejemplar producción de tres entremeses de Cervantes entre los que figura el de este título (ver nuestra reseña de entonces). Esta «La cueva de Salamanca» se estrenó en mayo en Salamanca y ha pasado por Valladolid y el festival de teatro clásico de Cáceres, adelantado de un verano de festivales que va dar a la pieza mucho oxígeno y  esos ‘bolos’ tan absurdamente denostados como si los actores tuvieran trienios. Ayer en el estreno en Madrid, la Comedia no estaba a rebosar como acostumbra y los aplausos de los muchos invitados fueron solo correctos.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Versión: 6
Dirección: 6
Interpretación: 7
Escenografía: 5
Producción: 5
Programa de mano: 6
Documentación a los medios: n/h

Teatro de la Comedia
‘La cueva de Salamanca’
dirección y dramaturgia de Emilio Gutiérrez Caba
Del 7 al 17 de junio de 2018

Reparto
Eva Marciel – doña Mencía, Charo y doña Clara
María Besant – Leonor, Almudena, Lucía y teniente
Daniel Ortiz – director y Enrico
Juan Carlos Castillejo – Lucas, Andrés, marqués y don Luis
Chema Pizarro – Alfredo, Solano, Zamudio y pesquisidor
José Manuel Seda – Dani, Crispinillo y don Diego.

Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico / Euroscena / Universidad de Salamanca.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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